El cantante Sandro, un icono de la música popular de las últimas cuatro décadas de vida argentina, continuaba anoche hospitalizado en terapia intensiva de una clínica porteña, con un cuadro de neumonía en su pulmón izquierdo y un estado general complicado. Sandro está siendo asistido por un respirador artificial, luego de haber sido internado de urgencia el martes por la noche. A horas de que trascendiese su internación en el Barrio Norte porteño, un grupo de mujeres de más de 50 años, miembros del “Club de fans de Sandro”, se reunió en la puerta de su domicilio en Banfield e inició una “cadena de oración” pidiendo por su vida.
Uno de los médicos que lo atienden dijo ayer por la tarde que, tras el primer día de atención especializada, el cantante permanecía en estado “crítico, pero estable”. El médico Juan Antonio Mazzei, que desde hace tiempo sigue la evolución de su enfermedad, contó que en cuadros de este tipo la internación media es de once días y calculó que mañana podría estar en condiciones de salir de la terapia intensiva. Sandro sufrió un cuadro de neumonía aguda en su casa, que estuvo a punto de transformarse en un paro respiratorio, dijeron fuentes de su familia. Los familiares aseveraron que fue por una rápida intervención de su kinesiólogo, que estaba en la casa, que el cantante salvó su vida. El profesional, Iván Guevara, llamó a un servicio de urgencias, que pocos minutos después llegó a la casa con un respirador, que sirvió para que se estabilizara un cuadro grave.
Sandro padece desde hace muchos años problemas pulmonares agudos, pero que bien tratados no deberían poner en peligro su vida. Ayer, para los médicos, tenía “una neumonía crónica en estadio 5, con una situación pulmonar comprometida”. Mazzei, amigo de las estadísticas, evidentemente, dijo al fuerte contingente de medios que siguieron ayer la evolución del paciente en el sanatorio que “el 73 por ciento de pacientes con esta enfermedad salen adelante, en tanto sólo el 23 mueren”. El médico agregó que el cantante estaba de buen ánimo y, ante todo, preocupado por su propia familia.
El hecho de la enfermedad que arrastra, que lo llevó a concretar shows usando respiradores, ha presidido las declaraciones y entrevistas del músico, de 57 abriles, en los últimos años. “A los 13 años me subí a un escenario por primera vez y trabajé como un animal. Sigo, porque un hombre se muere cuando se le acaban las ilusiones. Algunas veces me quedé sin sueños, pero enseguida me los fabriqué. Eso me mantiene vivo y vigente”, se describió a sí mismo en una entrevista reciente. Apodado “El Gitano” y nacido Roberto Sánchez, fue uno de los precursores del rock and roll en la Argentina en los años ‘60 con su grupo Sandro y los de Fuego, en la era en que estaba desvelado por Elvis Presley. En su extensa carrera, grabó 52 discos y vendió 8 millones de copias, de los cuales el de mayor éxito fue Rosa, Rosa, que alcanzó el millón y medio. Protagonizó además 16 películas, actuó en un culebrón puertorriqueño (“Fue sin querer”) y condujo su propio programa de televisión que se llamó “Querido Sandro”.
Tras lanzar en 1963 su primer single, “¿A esto llamas amor?”, también grabó con su grupo rocanrolero “Hay mucha agitación”, cover del hit del estadounidense Jerry Lee Lewis. En 1967 comenzó a cantar como solista y transformó su estilo pasando al género romántico. El cambio fue criticado por el entonces incipiente movimiento de rock argentino, que lo consideró traidor, pero varios años más tarde lo reivindicó. Tal vez el proceso comenzó cuando grabó un tema en Tango 4, un disco de 1990 de Charly García y Pedro Aznar. Años después tuvo su propio tributo rockero, con versiones de sus grandes temas de varios grupos importantes. Desde mediados de los ‘60, Sandro convoca a multitudes de mujeres, que deliran ante sus pronunciados movimientos corporales en escena. En el 2001, a más de 40 años de su debut, convocó a unas 100 mil fanáticas en 34 recitales. Para ellas dice cosas como éstas: “Una mujer, para mí, es una dama. No importa si se trata de la prostituta de acá a la vuelta o de la Madre Teresa. Por eso jamás hablo de mis mujeres”.