ESPECTáCULOS
Después de la cumbia-Marquesi, lo que se viene es el flamenco-Laport
“Soy gitano”, el producto clave de Pol-Ka para el inicio de temporada 2003, será una especie de “Romeo y Julieta” pero de palmas y tablao.
› Por Emanuel Respighi
Traiciones ocultas, amores prohibidos, pasiones extremas y dos familias enfrentadas por el odio y la venganza. Estos son los ingredientes que se entrelazarán en la historia de “Soy gitano”, la nueva realización de Pol-Ka que llegará la pantalla de Canal 13 a partir del próximo 6 de enero, de lunes a viernes a las 21. Centrando las acciones en el hermetismo y los colores característicos de la cultura gitana, el programa contará la conflictiva relación de dos familias de la colectividad distanciadas por una traumática historia de deslealtad amorosa. Sin embargo, será justamente el amor cruzado de las jóvenes generaciones de ambas familias los que traerán nuevamente a escena la rivalidad histórica. Algo así como una versión polkeana y gitana del Romeo y Julieta de Shakespeare.
La parada que se juega “Soy gitano” no es nada fácil: reemplazará a “Son amores”, el programa que obtuvo el mayor rating del año (finaliza el 3 de enero, aunque vuelve en marzo). Para no desentonar, Pol-Ka apuntó a figuras conocidas de su factoría a la hora de buscar protagonistas. Osvaldo Laport, Arnaldo André, Juan Darthés, Luisina Brando, Antonio Grimau, Julieta Díaz, Romina Gaetani, Valentina Bassi, Betiana Blum, Toti Ciliberto, Luis Ziembrosky y Malena Solda comparten el cartel del ciclo que tendrá características mucho más cercanas a la telenovela tradicional que a la tira diaria.
La trama de “Soy gitano” transcurrirá por dos ejes que, aunque se complementan, están bien diferenciados. Por un lado se cuenta la historia que llevó al distanciamiento total de los Amaya y los Heredia. Hace un cuarto de siglo, Jano Amaya (Grimau) perdió al amor de su vida en manos de su mejor amigo, Lázaro Heredia (André), quien finalmente se casó con Amparo (Brando). La traición hizo enfrentar a estas dos familias, cuya rivalidad renace por la atracción amorosa que comienza a darse entre los hijos de Jano y los hermanos de Lázaro. Amador (Laport) y Josemi Heredia (Darthés) se enamorarán perdidamente de Mora Amaya (Díaz), en un conflictivo triángulo amoroso. Paralelamente, el amor prohibido continuará sucediéndose entre otros Heredia y Amaya, aunque condenado a mantenerse en el más absoluto silencio.
El otro eje por el que avanzará la historia se centra en los conflictos internos que se produce dentro del clan Heredia. La tranquilidad familiar se quiebra a partir de que Amador decide independizarse del mando de su hermano Lázaro, que tras la muerte de su padre se convirtió en el jefe de la familia. Pese a que los tres hermanos pactaron no volver a abrir el tablao de su padre, Amador traiciona ese juramento acondicionando el lugar para el baile flamenco. La traición de Amador, nunca perdonada por Lázaro y Josemi, divide a la familia.
La participación de André marca el regreso a la Argentina después de cuatro años del experimentado actor en telenovelas. A tal punto que ésta será la tercera vez que André interpretará a un gitano. “En Puerto Rico –cuenta André– hice de un gitano de carromato, de circo. En ‘Amor gitano’, con Luisa Kuliok, era un gitano más de época, cargado de romanticismo y dolor. En cambio, este es un gitano más moderno, más contemporáneo, casi imperceptible por su vestimenta. El vestuario es normal, sólo tengo algunos detalles gitanos como chalecos, chalinas y joyas.”
Otro que vuelve –en este caso a las huestes de Pol–Ka– es Laport, tras el fallido paso de este año por Telefé con “Franco Buenaventura”. Para el actor, la atracción de la telenovela girará en torno de la magia de la cultura gitana, muy diferente a la que vive el país por estos días. “La cultura gitana descansa sobre ciertos valores que lamentablemente los argentinos hemos perdido: el respeto al prójimo, el valor de la tradición, el lazo filial”, dice. Por su parte, Grimau define al proyecto como “la vuelta de la TV al teleteatro clásico, con muchos romances y sin hacer un forzado foco en la realidad, como últimamente viene sucediendo en la ficción argentina”.