Roberto Benigni está tropezando en su vida artística, como si sus últimos pasos cinematográficos no fuesen más que gags y bloopers . En los Estados Unidos, donde en la década del 80 fue casi una figura de culto, en buena medida gracias a su trabajo junto a Jim Jarmusch y en los ‘90 llegó al estrellato de masas, gracias a La vida es bella, le bajaron el pulgar. Esta sensación quedó materializada con la crítica unánime y lapidaria que recibió su nueva película, Pinocho, que también está fracasando con el público. El film del actor y director italiano será estrenado próximamente en la Argentina, pero no llega con los mejores augurios.
En Estados Unidos, después de las malas críticas, el público recibió la película con frialdad. El día del estreno se recaudaron apenas 290.000 dólares en 1195 salas, es decir, 243 dólares por cada cine donde se programó. Cifras poco esperanzadoras, sobre todo si se considera que el film está nominado al Oscar, lo que siempre es un buen atributo para su comercialización. En Italia, evidentemente no opinan lo mismo: allí fue un éxito absoluto. Tuvo, hasta la semana pasada, ingresos de más de 25 millones de euros. Los italianos todavía no entienden por qué está fracasando en los Estados Unidos, y tampoco faltan los que especulan que el éxito del polémico film La vida es bella (donde proponía una muy peculiar mirada sobre el Holocausto) no fue una plataforma a la masividad sino todo lo contrario, porque hasta los cinéfilos abandonaron al bueno de Benigni. Tampoco tuvo demasiada suerte: debió competir con colosos del calibre de Las dos torres, secuela de El señor de los anillos, o Atrápame si puedes, de Spielberg, con Leonardo DiCaprio y Tom Hanks.
Hasta ahora, después de la exclusión del film de Benigni de la nominación a los Golden Globe, las malas noticias se han sucedido. Del New York Times al New York Observer, el New York Daily News y Los Angeles Times, las críticas han sido feroces, como la del Baltimore Sun, firmada por Jay Boyar, que mortifica a película y actores, exaltando, por contraste, el Pinocho de Disney de 1940. “La idea de Benigni de volver al cuento original de 1883 es interesante –escribe el crítico–, pero es la única idea decente del film. La historia fundamental no se aleja demasiado de la que conocíamos por Disney.” Pero sobre todo, subraya el periódico, la peor idea “es el Benigni cincuentón que interpreta a la marioneta”. “Es difícil aceptar ver en las carnes de un niño a un hombre de 50 años que no hace nada por esconder su calvicie y su estatura, y es también duro aceptar que sea una marioneta. No hay nada que se asemeje a una marioneta en la apariencia o en el modo en que Benigni se mueve.”
Kevin Thomas, de Los Angeles Times fue más allá, después de haber criticado el carácter “naif” de Benigni: “Cuando dirigió La voce della luna, Federico Fellini imaginó hacer un Pinocho con Benigni y, con su estilo visionario, seductor y a menudo profundo, hubiese podido realizarlo. Creo que habría sido mejor si Benigni hubiera dejado que la idea muriese con el Maestro”.