ESPECTáCULOS
San Pedro, entre Pericos, Vicentico y mosquitos
El festival a mitad de camino entre Rosario y la Capital tuvo su obligatorio arranque con bandas locales y empezó a crecer con el ex Cadillac y el reggae nativo. Baladas y cumbia samurai.
› Por Roque Casciero
San Pedro Rock tiene asegurado el primero de los ingredientes esenciales de la receta del buen festival de verano: los mosquitos. No es de extrañar, ya que el Estadio Municipal de esta localidad bonaerense queda a unos pocos kilómetros del río Paraná y de la laguna de San Pedro. Pero los insectos no son más que una molestia con fácil solución (aunque el repelente está carísimo) en un encuentro en el que los ánimos fluyen con la paz de la siesta sampedrina, más allá de la adrenalina de algunos momentos de los shows. Aquí está todo montado como para que el primero de los festivales modelo 03 sea un recuerdo con sabor dulce en la boca de todos los que forman parte de él, desde los organizadores al público y los músicos. Sin embargo, en la primera jornada faltó el calor que sólo puede dar una cancha de fútbol llena de gente con ganas de saltar, poguear, transpirar y disfrutar cada segundo de rock.
Vicentico, la primera de las estrellas que pisó el escenario de San Pedro Rock, tiene que haberlo notado: cuando el atardecer le ponía tonos rosados al cielo, el cantante de los Fabulosos Cadillacs (en proceso de hibernación temporal) enfrentó a poco más de un millar de personas. Del lado de atrás del escenario, las explicaciones sonaban con bastante lógica: que era viernes y que la gente de Buenos Aires y Rosario (San Pedro está en un punto medio entre las dos metrópolis) todavía no llegaba, que el abrasador calor del día mantenía a muchos locales en los clubes y quintas con piletas, que todo el mundo se había ido a la Costa Atlántica... Sin embargo, decían, ya había más de siete mil abonos vendidos para las tres fechas, así que para las jornadas del sábado (al cierre de esta edición tocaban Pappo, Catupecu Machu y Divididos) y del domingo (Totus Toss, La Mississippi, Attaque 77, Bersuit y León Gieco) se esperaba mucho más público.
Todo buen festival debe empezar con un grupo local y San Pedro Rock no fue la excepción: La Cubata tuvo la oportunidad de mostrar un puñado de canciones en el escenario más grande que haya pisado hasta el momento. Después fue el turno de la cumbia samurai de Los Parraleños, que divirtieron con su buen humor a una concurrencia más que distendida. Agrupaxión Skabeche, en cambio, entregó un show con mucho colorido y ska combativo. Vicentico salió a hacer lo suyo con las cartas a las que eligió jugar desde la diáspora Cadillac: canciones que transitan el mid-tempo (con notables excepciones como “Se despierta la ciudad”), con muchos arreglos de percusión (en la que se destaca la presencia de Daniel Buira, ex baterista de Los Piojos y actual líder de La Chilinga) y una banda de una pulcritud notable. Esto no deja de ser un obstáculo cuando el cantante se presenta en festivales, porque se extraña bastante el “tuco” que lograba con Sr. Flavio y compañía. De todos modos, ésta es otra historia y el público y el propio Vicentico tendrán que acostumbrarse, por eso es positivo que su grupo de apoyo adquiera rodaje en todo tipo de escenarios. Con una carrera solista apenas en pañales, no extrañó que los temas más festejados fueran los pocos clásicos de su antigua banda que amontonó hacia el final: “Carnaval toda la vida”, “Demasiada presión” y “Los condenaditos”.
La historia fue bien distinta con Los Pericos. Primero, porque cuando les llegó el turno de salir a escena había más de cuatro mil personas para verlos, pero además porque eligieron mezclar mejor los temas de su nuevo álbum, Desde cero, con esos temas que cualquiera escuchó mil veces y que ciertamente podrían ser descriptos como “festivaleros”. O sea, “Jamaica Reggae”, “Párate y mira”, “Home sweet home”, “Nada que perder”... De los nuevos, brilló la polenta del futuro clásico “Casi nunca lo ves”. Por única vez en la jornada, aparecieron varias banderas y el público sintió que le subía la temperatura corporal de tanto baile y apretuje. Pero todavía faltaba el compacto y excitante show de Babasónicos, que vinieron a refrendar aquí el excelente momento por el que atraviesan en su relación con la gente, pero también en cuanto a vuelo creativo. La imaginativa guitarra de Mariano Roger (vestido con gorro de cowboy, a lo Neil Young), el arsenal sónico que sale de los teclados y programaciones de Diego Tuñón, la máquina de swing que generan el baterista Panza y el bajista Gabo, más el abanico de detalles preciosistas que aporta Diego Rodríguez, configuran una irresistible mescolanza trash en la que conviven rock, metal, pop, dance, spaghetti western, hip hop y baladas deformes. Es cierto que se los disfruta más en ámbitos cerrados, pero escuchar “El playboy”, “Los calientes” y “Rubí” con un “techo” estrellado fue más que placentero.
El comienzo fue auspicioso, pero seguramente San Pedro Rock tendrá mucho más para ofrecer. Los habitantes de esta ciudad mansa ya no hablan del granizo y las heladas que arruinaron la cosecha en los frutales, principal actividad económica de la región, sino que se asombran con la capacidad hotelera colmada y con el volumen que lleva la música al corazón de cada casa. Y algunos se preguntan si León Gieco cerrará este maratón rockero con el ya legendario “Tema de los mosquitos”.