La dolorosa realidad argentina convirtió las iniciativas solidarias o de apoyo a causas benéficas en verdaderos motores de la organización de eventos artísticos de toda clase. No resulta difícil sospechar de cierto oportunismo promocional –por no mencionar un potencial lavado de culpas– cuando estos emprendimientos, a veces al nivel de megaeventos, cuentan con poderosos patrocinantes del sector privado, o surgen de fondos estatales de los que algunos funcionarios pretenden sacar provecho como si fueran donaciones de su bolsillo. Estas sospechas tienen suelo menos fértil cuando los espectáculos solidarios parten de organizaciones más modestas, acaso como evidente suma de pequeños esfuerzos. Tal es el caso de la segunda edición del festival Enlace con el Parque, que hoy a partir de las 16 reunirá en el Parque de la Ciudad –Av. Cruz y Escalada– a diez bandas de rock under, a beneficio del comedor infantil Hijos del Corazón (Aristóbulo del Valle 1480). El costo de la entrada es de 3 pesos más un alimento no perecedero, y el evento cuenta con el aval de su primera edición, que reunió más de trescientos kilos de alimentos para caridad.
Los artistas que participarán en el festival –que iba a realizarse el sábado pasado, pero que fue pospuesto por el mal tiempo y por ello perdió en su grilla a Grand Prix y Estelares, con otros compromisos para hoy– son Los Látigos (quienes, posiblemente con un set acústico, tendrán a su cargo el cierre de la serie de conciertos), Martina Vior, Viernes, Telefryzer, Arista, Galileo, Ness, Pulpos, Camerata Soledad y Aislados. Luego de los recitales, a partir de la medianoche, comenzará una fiesta de rock inglés musicalizada por DJ Tracker.
Gonzalo Campos, guitarrista de Los Látigos –quienes están grabando su tercer álbum, que se espera para mayo–, explicó a Página/12 las razones de su participación: “A nosotros mucha gente nos ayudó, así que para nosotros es bueno, siempre que podemos, ayudar. Tocar nos divierte, y no sólo lo hacemos para ganar guita. Decir que no a este tipo de causas es ser medio cagador”. Algo similar piensa Leandro Riccieri, el solista que se presenta bajo el nombre de Viernes: “Es la posibilidad de aportar el famoso granito de arena”, dice, y agrega: “Yo ya participé en eventos de este tipo, en especial cuando se trata de acciones tan directas como este festival, que apunta simplemente a conseguir comida para gente que no la tiene”.
El evento, tanto para el público como para las bandas, tiene también el aliciente de ser una jornada de propuestas artísticas distintas. Opina Campos: “Para conocer una banda hay que verla en vivo. Los videoclips que se ven o las canciones que se escuchan en las radios no son decisiones de uno, sino de los musicalizadores o programadores, que ya eligieron qué va a escuchar la gente. Por eso el valor de un festival de este tipo, a nivel musical, reside en la posibilidad de estar en contacto con artistas que no aparecen en la TV”. Riccieri coincide: “La comunión a nivel artístico es el valor agregado que tiene compartir un escenario, es lo que tiene que pasar. El rock, así como tiene que colaborar con causas solidarias cada vez que puede, también tiene que evitar los espacios fragmentados y las hegemonías de estilos”.
Por otra parte, la realización de Enlace con el Parque consolida el aprovechamiento del espacio del Parque de la Ciudad por parte de la escena rockero-electrónica, cuya experiencia más reciente había sido el exitoso festival multidisciplinario Viva 23, en noviembre último. El parque de diversiones de Villa Soldati, así, se postula como un atractivo escenario en el sur de la Capital para el circuito –acaso floreciente– de conciertos, fiestas y muestras de arte joven.