ESPECTáCULOS
Pasión y política, con el sello de Giuseppe Verdi
El bajo mexicano Rosendo Flores destaca la importancia y la vigencia de la ópera “Simón Boccanegra”, del autor italiano, que mañana abrirá la temporada lírica del teatro Colón.
› Por Diego Fischerman
La historia de Simón Boccanegra, como la de otras óperas de Verdi, fue, para su autor, una manera de hacer política. Encargada en Venecia en 1855, estrenada con un fracaso estrepitoso en 1857 y revisada en 1881, esta obra es una de las más logradas de su carrera y allí se mezcla, con maestría, el drama privado con las luchas fratricidas. Hay una hija desaparecida, identidades ocultas y amores contrariados pero, sobre todo, están las conspiraciones y las reflexiones verdianas acerca del buen (o el mal) gobierno. Representada en el Teatro Colón por última vez en 1995, mañana subirá a escena nuevamente, abriendo la temporada lírica de este año. Entre los atractivos están las actuaciones de Víctor Torres, el notable barítono argentino que ya ha cantado el papel protagónico en Europa, del bajo mexicano Rosendo Flores, de la soprano italiana Maria Pia Piscitelli y del tenor argentino Gustavo López Manzitti.
“Fiesco es un hombre pasional, de valores morales muy rígidos. Pero no es un monstruo. Es un hombre de su época, absolutamente firme en cuanto a lo que creía y lo que quería”, opina Flores acerca de su personaje, el aristocrático padre de María, la mujer que se casa con el plebeyo Simón -en realidad un ex corsario– y que muere mientras da a luz a Amelia, una de las piezas centrales del drama. “El hace lo que cree que es lo justo, lo que le parece correcto. Si acusa o desdeña a Simón, él se siente limpio. Por eso puede arrojar la primera piedra”, completa el cantante, un especialista en el repertorio del siglo XIX y, en particular, de la ópera italiana. “Tal vez se trate de que me hayan encasillado un poco, pero estos papeles son los que me gusta hacer, este es el repertorio que me gusta cantar y que siento que le va bien a mi garganta. Y yo creo que un cantante tiene que cantar lo que le va mejor, para poder lucir lo que tiene.” En ese sentido, Rosendo Flores diferencia lo que le gusta escuchar de lo que le gusta interpretar. “En casa se escucha de todo, rock, música sinfónica, rancheras. Mis hijos escuchan cada uno cosas distintas, mi mujer también y yo navego un poco entre los gustos de cada uno de ellos. Vivimos en el siglo XXI y hay que impregnarse de todo.”
En un ambiente donde cada vez más los cantantes estrella llegan apenas a un ensayo o dos y en el que la posibilidad de trabajos profundos de interacción musical y teatral son una quimera, Flores opina que “la ópera se ha vuelto, también, un producto de consumo”. Y reflexiona: “Muchas veces falta un poco de comunicación escénica porque no se logra la madurez de los ensayos. Pero si hay la suficiente experiencia por parte de los cantantes eso se puede suplir, puede sobrellevarse. No es distinto de lo que sucede en otras áreas, regidas por el consumismo. Uno lo ve en la música popular. Se toca un mes, dos meses, ya se vendieron los discos que tenían que venderse, ya se hizo lo que tenía que hacerse y basta. Esto ha invadido casi todo y también la ópera. Si uno es responsable y ama este género, quiere que las cosas salgan bien, que el abordaje de un personaje sea más profundo, menos circunstancial, y entonces se elaboran estrategias para que lo que se ve en el escenario no parezca algo montado para satisfacer un contrato y ya. Para que lo que esté en escena sea, verdaderamente, un drama capaz de conmover y hacer pensar. En ese sentido, la ópera tiene una ventaja sobre otras artes de la escena y es que la música es tan descriptiva, tan clara, que uno se deja llevar y gran parte del clima ya está logrado. Hay que pensar que en la época en que estas obras fueron compuestas no existían los recursos técnicos que existen en la actualidad. La música tenía que poder sugerir todo lo que sucedía. Tenía que poder envolver al público en un mundo determinado”.
Simón Boccanegra se presentará, además del estreno, en otras cuatro funciones (el próximo viernes, el domingo, el miércoles 9 y el viernes 11), con dirección musical de Massimo Biscardi –director artístico del Teatro Lírico de Cagliari, Italia–, régie e iluminacióndeConstantinoJuri y las reposiciones de escenografía y vestuario, sobre originales de Paul Wall, a cargo de Claudio Hancycz y Eduardo Caldirola, respectivamente.