Jue 03.04.2003

ESPECTáCULOS

Una porno argentina debuta en las grandes ligas

Por primera vez, la señal Venus emitirá un film producido aquí. Se trata de “Secuestro exxxpress”, una experiencia cruda y bizarra.

Una humilde casa del Gran Buenos Aires le sirve de guarida a un grupo de secuestradores no muy profesionales. Dos jóvenes colegialas asustadas son mantenidas en cautiverio por la banda, a la espera de que el hermano empresario de una de ellas consiga la millonaria suma de dinero pedida por el rescate. Las chicas, vestidas con minifaldas que dejan ver algo más que su ropa interior, tiemblan. En la ardua espera, los secuestradores comienzan a observar a las colegialas de otra manera. “¿Por qué no jugamos un poco con las chicas?”, pregunta uno, dando comienzo a una orgía a todo ritmo. Al principio, las chicas se resisten. Pero después se entregan al juego sin reparos ni inhibiciones. La bizarra escena forma parte del film pornográfico Secuestro exxxpress, que la señal de cable Venus estrenará en la medianoche del sábado próximo. Probablemente la película no pasará a la historia por su argumento o por su incidencia en la industria pornográfica, pero sí por el hecho de que será la primera producción pornográfica argentina que emitirá la señal para adultos.
Esta película no refleja, ni intenta hacerlo, los secuestros express en Argentina. El videograph, que aparece sobre la pantalla antes del comienzo de la película, suena irónico ante el comienzo de la acción. Las brutales escenas de sexo explícito neutralizan cualquier tipo de confusión del voyeur desprevenido. Secuestro exxxpress cuenta –como si el nudo fuera importante, acaso– el secuestro express sufrido por la hermana menor de un empresario y una de sus compañeras, a la salida del colegio. La película comienza a tomar calor cuando, a la espera del pago del rescate, secuestrados y secuestradas comienzan a conocerse más íntimamente. A partir de allí, claro está, el secuestro queda en segundo plano y el sexo se convierte en protagonista.
Dirigida por Víctor Maytland, un prolífico cineasta argentino de películas para adultos, Secuestro... combina el sexo en su más crudo sentido con una de las prácticas delictivas que más repercusión tuvo en el país en los últimos tiempos. El intento, asegura el director, se debe a la pretensión de comenzar a darle argumentos interesantes a los films pornográficos. “La idea fue hacer una película porno que tuviera algo más que sexo, sexo y sexo. Por eso trasladé el sexo al tema de los secuestros. Y creo que está bien trabajado: hay autosecuestros, bandas paralelas, policías implicados. Pero sin la intención de hacer apología. Tampoco intento hacer una película de denuncia, porque la gente que ve una porno no quiere eso”, le explica a Página/12, que en su haber ya lleva 25 películas porno, entre las que se encuentran Las torturas pinjas, Los pinjapiedras, Los porno Simpsons y Susy, Humberto y Gladiolo, entre otras.
A diferencia de las porno estadounidenses, en Secuestro... no hay mansiones, parques arbolados ni autos lujosos. Ni siquiera rubias infartantes o gimnastas bien dotados. Más bien todo lo contrario: las escenas transcurren en barrios marginales y construcciones endebles; a lo sumo, un hotel transitorio que no supera las tres estrellas hace de paisaje. Las porno stars también dejan mucho que desear, tanto por su belleza física como por la manera en que interpretan el oficio frente a las cámaras. A tal punto que la flacidez de los miembros masculinos es una constante difícil de digerir. Sobretodo si se está en presencia de una película pornográfica.
Así y todo, la atmósfera casera que Secuestro exxxpress logra transmitir es, a la vez, un elemento que juega a favor de la película. Los clishés fantasiosos del género son acompañados por un color y un lenguaje argentino (la palabra “puta” se repite infinidad de veces) que la hace más realista. “¿Si lo hace Caetano en ‘Tumberos’, por qué no lo puedo hacer yo en una película pornográfica?”, se defiende Maytland. “Es el lenguaje que tenemos y yo trato de hacer películas realistas. Los argentinos, en el momento de hacer el amor, usamos muchas de estas palabras. La gente no dice ‘Oh, my god’ ni ‘shit’. Dice ‘gozá puta’ o ‘¿te gusta?’. En elmomento de excitación, esas palabras suelen sonar como un halago”, subraya.

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