Por Anna Cuenca *
Desde Las Angeles

Los artistas estadounidenses que osaron expresarse abiertamente contra la guerra en Irak han entrado en colisión con un porcentaje muy alto del público de su país, que apoya la cruzada de George Bush, lo que explicaría con claridad el insólito retiro del mercado televisivo del videoclip “American Life”, de la cantante Madonna. “Madonna es después de todo una mujer de negocios y vio lo que pasó con las Dixie Chicks, cuya crítica al presidente George W. Bush tuvo un gran impacto en las ventas de su disco y sus conciertos”, puntualiza Sherry Bebitch Jeffe, profesora de política y comunicación en la Universidad del Sur de California. “No puedo imaginar –agregó– que Madonna no haya tenido esto en consideración cuando decidió cancelar la difusión de su video”, en el que imágenes de helicópteros y aviones militares lanzando misiles se mezclaban con un hongo de explosión nuclear, rostros de niños musulmanes y la bandera estadounidense. Desde que su líder hizo un comentario duro contra Bush durante un concierto en Londres, las Dixie Chicks, el grupo de country más exitoso de los Estados Unidos, vio cómo las ventas de su disco Home cayeron en más de un 40 por ciento.
“Esto puede influenciar las decisiones de otros artistas”, considera Jeffe. Algo que Madonna tenía sin duda en mente cuando tomó su decisión. Los músicos no son los únicos que se vieron en el ojo del huracán por haberse manifestado contra la guerra. Susan Sarandon vio cómo una organización caritativa cancelaba un evento que debía contar con su presencia porque ésta generaba “divisiones en la comunidad”. Su colega Dustin Hoffman, que habló contra la guerra durante un evento en Berlín, suspendió un discurso pacifista en Los Angeles tras recibir e-mails de protesta y amenazas.
También el actor Martin Sheen, que encarna al presidente de Estados Unidos en la conocida serie de televisión “The West Wing”, fue objeto de una avalancha de cartas en la que televidentes disgustados pidieron a la cadena de NBC que lo despidieran del programa, a raíz de su cerrada postura antibélica. “Antes del inicio de la guerra, Sheen apareció en un anuncio pidiendo que se diese más tiempo a los inspectores y, dado que interpreta al presidente en una popular serie de televisión, tenemos la impresión de que tiene un conocimiento presidencial”, dice Paul Levinson, profesor de Comunicación en la Universidad de Fordham+ en Nueva York. A otro actor, Sean Penn, su oposición a la guerra le costó un papel en una película. “Tras aparecer en un programa hablando contra la guerra, Penn recibió una llamada del productor de ‘Why Men Shouldn’t Marry’, quien quería asegurarse que no continuaría haciendo comentarios políticos”, explicó la portavoz del actor, Mara Buxbaum. Cuando Penn se negó, fue retirado del proyecto, en un episodio que hace recordar las listas negras del macartismo en los ‘50.
“No creo que haya una lista negra formal, pero sí muy probablemente precaución por parte de los ejecutivos de Hollywood antes de utilizar a una estrella en una película multimillonaria cuando existe el peligro de que haya un boicot contra dicha estrella”, afirma Jeffe. “Honestamente, tiene más que ver con los negocios que con la ideología”, agrega.
Por si acaso, el gremio de actores de cine y televisión consideró necesario divulgar un comunicado deplorando “la idea de que las personalidades públicas sufran profesionalmente por tener el valor de expresar sus opiniones”. “El más mínimo signo de listas negras nunca másdebe ser tolerado en este país.” Si hay un país que sabe de las listas negras, está claro, ése es Estados Unidos.

* De la agencia France Presse.