Desde hace medio siglo, cuando se habla de cine sueco se piensa en Ingmar Bergman. Pero más allá de la sombra enorme del venerable maestro (que promete una nueva película para el próximo Festival de Cannes), hay otro cine en el país del director de Fanny y Alexander. Eso al menos es lo que viene a probar el ciclo “Encuentro con el nuevo cine sueco”, que comienza hoy en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, organizado con la colaboración del Swedish Institut y la embajada de Suecia. La muestra estará integrada por seis films inéditos en la Argentina e incluye títulos de directores ya consagrados, como Bille August y Jan Troell, y de cineastas promisorios, como Geir Hanssteen Jörgensen, Joel Bergvall y Simon Sandquist. El ciclo también exhibirá tres largometrajes ya estrenados en la Argentina, pero que son cruciales para comprender el auge del nuevo cine sueco, capitaneado por Lukas Moodysson, el director de Descubriendo el amor y Todos juntos.
Una serie de cortometrajes completa este amplio panorama, que comienza hoy y mañana con La nueva tierra (2000), de Geir Hanssteen Jörgensen. En un campo de refugiados en Skåne, en el sur de Suecia, un chico somalí de 15 años traba amistad con un iraní de 40. Con la amenaza de la deportación colgando sobre sus cabezas, deciden tomar el destino en sus propias manos y lanzarse juntos a un viaje de descubrimiento por el verano sueco. Los guionistas Peter Birro y Lukas Moodysson proponen un reflejo crítico y cómico de su país a través de los ojos sorprendidos de dos inmigrantes. El domingo 6 va Tan blanca como la nieve (2000), de Jan Troell, la historia real de Elsa Andersson, la primera mujer aviadora de su país, una aventurera que desafió todos los convencionalismos sociales y sexuales de su época (los primeros años ‘20) y que no se privó –entre otros placeres– de ser la paracaidista estrella de un circo ambulante. Film inédito en la Argentina.
El lunes 7 el ciclo prosigue con Una canción para Martín (2001), de Bille August. El director escandinavo dos veces ganador de la Palma de Oro del Festival de Cannes (con Pelle el conquistador y Con las mejores intenciones) propone aquí la historia de un amor alimentado por la música y capaz de sobreponerse a todos los obstáculos. El martes 8 se exhibe Invisible (2002), de Joel Bergvall y Simon Sandquist: “Mezclando convenciones del melodrama y el cine de terror, el film propone una fábula provocativa acerca de los adolescentes marginados de la sociedad sueca”, la definió The Village Voice. El miércoles 9 va Eva y Adam - Cuatro aniversarios y un fiasco (2001), de Catti Edfeldt, y el jueves 10, Dinamita (2001), de Colin Nutley, las dos también inéditas en el país. Las reposiciones comienzan el viernes 11 con Descubriendo el amor (1998), de Lukas Moodysson, un retrato sensible y sincero de los infinitos padecimientos de la adolescencia. El sábado 12 y el domingo 13 va Todos juntos (2000), también de Lukas Moodysson, el retrato de una comuna libertaria en los años ‘70. El ciclo concluye el lunes 14 con Nada es imposible(1999), de Daniel Lind Lagerlöf, retrato de una camarilla de hombres rudos pero queribles –en este caso convictos con ambiciones teatrales– dispuestos a vencer prejuicios propios y ajenos para encontrar la dignidad perdida arriba de un escenario. Otro film clave del nuevo cine sueco.