El hombre se muestra extrañado de que lo llamen para una entrevista. “Hice notas chiquitas, más que nada sobre algún partido, pero es raro que me llamen para algo fuera del deporte. Trabajo en cable, en el 13 no salgo en cámara, no voy a reuniones faranduleras...” Esa es una de las razones para buscar a Alejandro Fabbri: en un medio propenso al exceso y la figuración, el periodista de TyC (“Estudio fútbol”, “Código F” y “Lo mejor fútbol”) y “Fútbol de Primera” suele ser ejemplo de mesura, a veces contrastando con las explosiones verbales del relator Walter Nelson. “Hay una generación que creció con la ‘farándula’ muy cerca, pero en realidad fue la Argentina que se farandulizó. Algunos creen que el periodista deportivo es un artista, o que el periodismo es sólo la TV. Para mí el periodismo por excelencia es el escrito, pero no me quejo”, reconoce.
–¿Y usted, por qué empezó? ¿Era muy futbolero de chico?
–Crecí yendo a la cancha de Platense con mi papá. No tenía un fanatismo desmesurado, iba a ver a Platense y a Ferro, que era de mi barrio. Primero estudié Economía, me pasé a Filosofía y Letras pero en la dictadura era imposible estudiar y trabajar. En 1978 me recibí en el Círculo Deportivo y ya colaboraba en Radio Antártida y Del Pueblo... siempre había una puerta que se abría. Después hice periodismo gráfico, Clarín, El Gráfico, La Voz. En 1989 arranqué con “Fútbol de Primera” en el 9. Hice de todo e inclusive alguna vez relaté, pero no tengo voz para relatar, y no me gusta.
–Vivió la explosión del fútbol televisado.
–En 1989 eran Araujo y Macaya, Horacio de Bonis en el campo, Juan Carlos Mena primero y Walter Nelson después hacían otro partido... eran tres partidos, a lo mejor había imágenes de otras canchas. Para mí fue un desarrollo lógico, arrancar con un partido de Primera C, un entrenamiento en la B e ir creciendo, hice campo de juego, reeemplacé a Macaya y Araujo en cámara, viajé a los mundiales... La época del supuesto “Primer Mundo” argentino me permitió ir a los Mundiales de Estados Unidos y Francia, y a los Sub-20 de Qatar y Malasia.
–¿Creció demasiado el negocio alrededor del fútbol?
–El fútbol parece una máquina de producir dinero que no tiene fin... un amigo mío dice que primero va a desaparecer la Argentina y después el fútbol. Lo que a mí me da lástima es no haber tenido esta posibilidad de ver tantos partidos en los ‘70, porque los jugadores y la calidad de espectáculos que había era superior. Lo que creció es lo que hay alrededor: se privilegia eso y no el juego. Aunque sucede en todo, me parece que pasa en la música, el cine, hay un bajón cultural grande.
–Usted tiene en TyC lo mejor de ambos mundos: trabaja la actualidad en un noticiero y un programa semanal, y es la cara de un programa que intenta contar la historia.
–Trabajé en lugares con historia, estudié mucho sobre fútbol. Y es una lástima que no haya material. El máximo goleador de la historia, Arsenio Erico, no está registrado en imágenes. No es culpa de nadie, pero uno se encuentra con que no puede respaldar con imágenes lo que sabe que sucedió. Los Matadores de San Lorenzo, el Boca bicampeón, el Independiente copero, el bicampeonato de River después de 18 años... no hay nada.
–Eso refuerza la incredulidad del pibe de hoy sobre el pasado.
–Yo soy fan de los Beatles, y la música está registrada, no se pierde. Hay poco de historia del fútbol, esfuerzos individuales. Es bárbaro que tipos como Soriano, Fontanarrosa, Sasturain, escriban sobre fútbol, que le faltaba a la literatura argentina, y el fútbol... hay quien dice que el fútbol es demasiado importante para dejarlo en manos de los periodistas deportivos. Pero fíjese: Luis Majul, Alfredo Leuco, Eduardo van der Kooy, Nelson Castro, una larga lista de periodistas que se dedican a la política, empezaron con el deporte. El fútbol permite hacer comentario, crónica, síntesis, reportaje, necrológica, actos de violencia, cantos de tribuna, de todo.