ESPECTáCULOS
› EL CANAL INFINITO ESTRENA ESTA NOCHE “ARGENTINA: SANTUARIO NAZI”
La historia de la ruta de ratas
El programa, que produjo y conduce el periodista Román Lejtman, presenta una investigación de cómo fue que docenas de nazis eligieron la Argentina para huir de la justicia internacional.
› Por Emanuel Respighi
La llegada a la Argentina de docenas de nazis que intentaban evadir la justicia internacional configura uno de los capítulos más oscuros de la historia argentina. Según un informe publicado en 1999 por la Comisión para el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en Argentina (Ceana), al menos 180 criminales de guerra obtuvieron refugio y protección en el país durante las décadas del 40 y el 50. Erich Priebke, Josef Menguele y Adolf Eichmann fueron algunos de los nazis tristemente famosos que vivieron aquí. ¿Cómo llegaron a la Argentina? ¿Quiénes ayudaron a que su acceso se concretase en el más absoluto secreto? ¿Qué intereses estaban en juego para que la Argentina fuese un país favorito de los criminales? ¿De qué modo se organizó la fuga? Estos son algunos de los interrogantes a los que el especial Argentina: santuario nazi intenta encontrar respuestas, a partir de un amplio trabajo de investigación. El programa, realizado y conducido por el periodista Román Lejtman, se estrena hoy a las 22, por Infinito (se repite el jueves en el mismo horario).
Contando con los testimonios de Daniel Reisfeld (ex representante de la DAIA en Bariloche) y Charles Papiernik (sobreviviente de Auschwitz), el hilo conductor del documental se basa en las investigaciones realizadas por los periodistas argentinos Uki Goñi (El Vaticano y los nazis, La autentica Odessa) y Jorge Camarasa (Nazis en Argentina, Odessa al sur), quienes participan del programa. El ciclo, que indaga el por entonces secreto vínculo que unía al régimen nazi con el gobierno de Juan Domingo Perón, está dividido en tres ejes temáticos: El escape, Los nazis y Perón y La vida del Dr. Muerte.
Muchos criminales de guerra, según el documental, llegaron aquí bajo la triple protección del gobierno de Perón, el Vaticano y la Cruz Roja Internacional. “Perón fue una de las principales figuras en el escape de los nazis hacia Sudamérica. Los papeles importantes del ocultamiento los llevaron Perón, la Iglesia Católica y los servicios de inteligencia. Todos tenían intereses de ocultar nazis fuera de Europa después de la guerra”, subraya Goñi. En la misma línea, Camarasa sostiene que “la gran responsabilidad de Perón, más que en la llegada de los jerarcas, está en la cobertura que les da dentro del aparato del Estado. Varios criminales de guerra y nazis fugitivos se incorporaron a ministerios y fuerzas de seguridad. Y hasta se les dieron casas del Estado para que vivan”.
La idea de convertir al país en un santuario nazi se habría acordado a mediados de los ‘40, cuando el gobierno argentino envió un emisario al Vaticano para ofrecer su amplio territorio. “En 1946 –afirma Goñi– el cardenal argentino Caggiano viajó al Vaticano ofreciendo, en nombre del gobierno de Perón, a la Argentina como refugio de criminales de guerra. De ahí que los primeros que llegaron, según los registros, son belgas, franceses y croatas, que eran católicos.” “El papel del Vaticano –apunta Camarasa– es muy importante, en la medida en que fue el organizador y el padrino de las redes de fuga más efectivas. La red del Vaticano funcionaba por medio de monasterios, donde se ponía a los fugitivos en una suerte de riel que terminaba en el puerto de Génova.”
La mayoría de los jerarcas nazis llegaron al país a través del camino conocido como la ruta de las ratas, que comenzaba en la frontera alemana-suiza, continuaba por los puertos de Génova y Barcelona, hasta culminar en algún punto de la costa argentina. Según Goñi, Perón les otorgó refugio en el país porque “consideraba que los juicios de Nuremberg eran una de las más terribles infamias de la historia. Consideraba que su deber era rescatar la mayor cantidad posible de oficiales nazis de la justicia aliada”. Pese a que otros países también acogieron nazis, Goñi opina que ninguno lo hizo con la indiscreción argentina. “EE.UU. reclutó a científicos y técnicos nazis, pero no hay evidencias de criminales de guerra reunidos en la Casa Blanca con el presidente Truman. Aquí, en cambio, está documentado que criminales de guerra –franceses, belgas, croatas y alemanes– estuvieron reunidos con Perón en la Casa Rosada con el propósito de armar una red de escape. Creo que la escoria la trajeron aquí”, afirma.