Sáb 24.05.2003

ESPECTáCULOS  › LOS SUSODICHOS PRESENTAN SU ESPECTACULO “TOTAL”

“Elegimos mostrar el caos”

El grupo de teatro, que acaba de cumplir diez años, se anima a su primer espectáculo sin la guía de su directora, y amiga, Nora Moseinco. “Esta puesta es un homenaje a la libertad”, definen.

› Por Silvina Friera

El delirio en todas sus variantes, el desparpajo y una ironía punzante para exhibir lo absurda que es la vida, desde el corazón de acciones tan cotidianas como reconocibles, son los códigos del universo creativo de los Susodichos, grupo de teatro que cumple 10 años y que acaba de estrenar Total en el Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034, viernes y sábados a las 23). Aunque es el cuarto montaje después de De cómo ni se habla de lo sucedido (1994), Cosas de varios (1996) y Marea, que fue vista por más de 15.000 espectadores (un suceso que no figura en las estadísticas teatrales), Ezequiel Díaz, Lucas Mirvois, Lucila Mangone, Azul Lombardía, Federico Vaintraub y Cecilia Monteagudo saben que el desafío de esta creación colectiva tiene un sabor especial: es la primera vez que salen a la cancha sin la dirección de Nora Moseinco, maestra del grupo, directora de las anteriores puestas y amiga de estos jóvenes que formó y vio crecer. “Hace mucho que no creábamos una obra y nuestras vidas estuvieron teñidas de sensaciones muy tensas. Estamos más heridos, más felices, pero con menos prejuicios. Cuando empezamos a trabajar nos enfrentamos con el tema de la libertad y los límites de lo que podíamos y queríamos hacer. La premisa no era hablar de la libertad sino ser libres trabajando”, cuenta Lombardía a Página/12.
Los fans que “los Suso” fueron acumulando en estos años podrán nuevamente “intoxicarse” con el humor descabellado y la frescura que transmiten en cada puesta, aunque ya los actores no se zambullan a la pileta de la escenografía de Marea. En el recuerdo quedan los antológicos sketches de los soldaditos que disparan una metralleta imaginaria o la muchacha de capelina y anteojos años ‘50 que entabla un diálogo con un morocho, tan seductor como ella, pero el galán habla con un acento que suena a doblaje de serie televisiva y canta como Sandro. El grupo coincide que Total es un homenaje a la libertad, una búsqueda de lo onírico y lo musical que, tamizados por un estilo que consiste en hacer creer a los espectadores que no están actuando, expone a través de diferentes cuadros la mirada humorística que los Suso tienen sobre lo real y lo deseado, sobre lo caótico y convulsionado que resulta, con harto frecuencia, vivir en un mundo contradictorio por donde se lo mire. “Son personajes que, a pesar de los temores, certezas y dudas, nunca dejan de ser libres, incluso en circunstancias en que la libertad misma parece oprimirlos”, dice Ezequiel Díaz, a cargo de la dirección.
“Hay personas de fácil identificación, vínculos familiares, de pareja, situaciones íntimas”, enumera Díaz. “Muchas veces las escenas funcionan como si en los miles de edificios que hay en la ciudad, alguien pusiera el foco de luz sólo en un departamento, y entonces observa diez minutos de la vida de esas personas, sin necesidad de que el relato tenga un cierre. Se muestra un momento fugaz y nimio de la persona.” Alguna vez los calificaron como “sacados de la escena” por la confrontación desfachatada con la que un puñado de adolescentes –por entonces entre 15 y 17 años– atacaban las convenciones teatrales, plagadas de ritos y solemnidades. “En el verano estábamos en una fábrica abandonada, sin agua y sin luz, ensayando felices en Rincón y México”, recuerda Lombardía, con ensayos de cinco horas diarias, de lunes a viernes. Lucas Mirvois señala que en esa fábrica que les prestaron, “sucucho sucio, oscuro y húmedo” se nutrieron nuevamente del concepto de teatro independiente. En Total hay canciones (que tal vez se editen en CD) y coreografías. “Por más que cantemos o bailemos, nunca dejamos de hacerlo desde lo actoral”, señala Mangone.
“Privilegiamos mostrar el caos, que la desprolijidad sirva para contar, que no haya que tapar para que la historia transcurra”, sugiere Díaz sobre el concepto de puesta. El espacio es al mismo tiempo despojado y maleable, vacío y lleno de objetos, que dan la impresión de microambientes “que se suceden unos al lado de otros”. Si la vida es arbitraria, azarosa eimprevisible, apunta Díaz, el grupo se inspira en el mundo cotidiano, para arribar a lo teatral desde otro lugar, con un lenguaje sustentado en el juego y la improvisación. Los Suso nunca tomaron al grupo como un hobbie; son profesionales, entrenados en acrobacia, contact improvisation, danza, canto y actuación. Los estados de ánimo, los deseos y frustraciones subyacen y estallan en Total, nombre que para Vaintraub, a diferencia de otros montajes, no tuvo una búsqueda tan intelectual. “Fue decantando entre los títulos que manejábamos y, cuando nos decidimos, nos pareció perfecto”, acota Vaintraub. “Es una palabra que decimos todo el tiempo y es fácil de promocionar, del estilo de liquidación total”, bromea Díaz.

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