Sáb 24.05.2003

ESPECTáCULOS  › UNA ENTREVISTA TELEVISIVA A FRANCIS FORD COPPOLA

“Una experiencia horrible”

El famoso cineasta define así la filmación de “El padrino”, en una entrevista que la señal Film&Arts emite mañana, a partir de las 18.

› Por Emanuel Respighi

El cineasta Francis Ford Coppola es uno de los pocos directores de cine cuyo nombre eclipsa a los de los actores de sus films. Una parte predominante de su popularidad se debe a su participación como guionista y director de las tres partes de El padrino, una de las “películas–con-secuela” más exitosas de la historia del cine. Sin embargo, pocos saben que la concreción de la primera fue un milagro, ya que el proyecto de Paramount de realizar un film sobre una familia de gangsters había sido rechazado por varios directores. Llegó a manos de Coppola, casi por descarte. “Me ofrecieron hacer El padrino porque en un principio el libro no era un best-seller y varios directores la habían rechazado. Todos lo veían como una película de gangsters, que en esa época no eran exitosas. Entonces pensaron en un director joven para ver qué podía hacer. Creo que hasta los productores pensaron que yo era italiano”, ironiza el cineasta en la entrevista que Film&Arts exhibe mañana, a las 18. Los más jugoso del programa es que cuenta docenas de detalles que se esconden detrás de la legendaria trilogía. “Me llamaron por la misma razón por la que contratan a directores jóvenes para la TV: para poder mandarlos todo el tiempo y decirles qué deben hacer. Acepté, simplemente, porque estaba quebrado económicamente”, cuenta, por ejemplo.
Así fue que sin grandes expectativas, en 1969 Coppola comenzó a escribir y luego reescribir el guión de El padrino, basado en la novela homónima escrita por Mario Puzo. El primer incidente entre el director y la Paramount se produjo en la elección del actor que debía interpretar a Vito Corleone, el líder de la famiglia. Coppola estaba convencido de que el actor ideal para interpretar al personaje protagónico era Marlon Brando, cuyo prestigio estaba por entonces en bancarrota. El estudio, por su parte, no quería saber nada con el actor de modales, al menos, extravagantes. Pero el director logró imponer su elección a través de un método poco ortodoxo. “Me tiré en el piso y simulé un ataque de epilepsia. Les pregunté qué querían de mí, ya que les había dicho que era la persona que mejor encajaba en el papel y me lo habían rechazado categóricamente”, recuerda Coppola, entre risas.
El ingreso de Brando al elenco fue aceptado, pero con algunos requisitos. “Los productores –enumera el cineasta– me pusieron tres condiciones sobre Brando: debía hacer una prueba de video, debía firmar un acuerdo en el que prometiera comportarse correctamente y si no lo hacía les debía pagar el dinero invertido, y por último debía hacerlo gratis”. Aunque la dureza de las condiciones parecía clausurarle definitivamente las puertas, Coppola llamó a Brando y le dijo que le interesaba que formase parte de El padrino, aunque omitió contarle algunos “detalles”. “Obviamente, no le comuniqué que debía hacerlo gratis y que debía hacer una prueba de video antes. Sólo le dije que quería que tuviera una prueba de maquillaje al día siguiente”, reconoce.
Luego de haber realizado y grabado la falsa prueba de maquillaje, Coppola fue al estudio para convencer al presidente de Paramount de que Brando era el Vito Corleone que imaginaba al escribir. “Le llevé el video al presidente. Cuando le dije lo que le mostraría, me dijo: ‘no, ya te dije que no quiero saber nada con ese loco’. Pero vio el video unos minutos y con la boca abierta exclamó: ‘es increíble’”, describe el director de La conversación, Apocalipse now, La ley de la calle, Bram Stocker’s Drácula, entre muchas otras películas.
A pesar de haberle servido como carta de presentación en la industria, el rodaje de El padrino no le resultó un placer. Más bien fue una experiencia traumática, según confiesa. “El padrino fue una experiencia horrible para mí. Por eso cuando entro a un restaurant y tocan la música del film me vuelvo loco. Recuerdo irme a dormir mientras filmábamos la película y transpirar las sábanas del temor que tenía de perder mi trabajo. No les gustaba Pacino, no les gustaba Brando. Si hasta cuandorodábamos la segunda mitad del film pensé que me despedirían. Por suerte todo cambió en el mismo momento en que se estrenó”.

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