ESPECTáCULOS
Ahora, las series premium podrán verse con el abono básico del cable
Una buena para quienes no pagan HBO: la señal Warner comenzará a emitir “Six feet under” y “La mente de un hombre casado”.
› Por Emanuel Respighi
En materia televisiva, como en muchas otras, pertenecer tiene sus privilegios. Los abonados a las señales premium de televisión por cable disfrutan de varias ventajas respecto de los abonados del servicio básico. Una de esas ventajas es ver antes que nadie los últimos (aunque no siempre buenos) estrenos cinematográficos de Hollywood, o disfrutar de series televisivas de una calidad superior a la media. Para alegría de la gran mayoría, el próximo domingo la señal Warner comenzará a atenuar la distancia que separa a unos de otros, a partir de la reposición para todos los abonados al cable de la primera temporada de dos de las cuatro series vedettes de HBO, una de las mejores del mercado. La irónica “Six feet under”, que indaga el mundo de una peculiar familia dueña de una funeraria, se sumará a la pantalla de Warner el próximo domingo, a las 21.30. Por otra parte, “The mind of the married man” se podrá seguir a partir del mes próximo.
La grata novedad de que las series se emitirán por primera vez en un canal básico de cable está acompañada, además, por un elemento que puede jugar tanto a favor como en contra de los programas: ambas se repondrán en castellano y no en el inglés original. Para los puristas de las series eso puede ser un pecado. Para muchos otros un detalle. En inglés o en castellano, hay un dato ineludible: la fuerza de los brillantes guiones y actuaciones en los que se apoyan ambas. No por nada la primera temporada de “Six feet under” se alzó con siete premios Emmy y dos Globos de Oro.
“Six feet under”, que en el país ya lleva dos temporadas estrenadas, es una serie creada, producida, escrita y dirigida por Alan Ball, quien se encargó de escribir el guión de la multipremiada Belleza americana. Continuando con el manifiesto crítico del way of life estadounidense presente en la película dirigida por Sam Mendes, Ball volvió en “Six feet under” (“Seis pies bajo tierra”) a centrar su aguda mirada en una familia en la que la máscara de la apariencia se derrumba a partir de la muerte de uno de sus integrantes.
“Six feet under” cuenta los conflictos de los Fischer, una disfuncional familia dueña de una funeraria de Los Angeles. Tragicómica y mordaz, la serie avanza a partir de la muerte del patriarca de la familia, quien es embestido por un colectivo cuando conducía su carroza funeraria último modelo. La pérdida no hace más que agitar las convenciones familiares, llevando a que cada uno de los Fischer dé rienda suelta a sus conflictos internos. El mayor de los hijos, Nate, que sólo estaba de paso por Los Angeles, se enfrenta nuevamente al dilema que hace años lo llevó a abandonar a su familia: vivir de los muertos o armar su propia vida.
David, el hijo correcto, esconde una relación homosexual con un policía afroamericano que pretende formalizar. Claire, la hermana adolescente, decide enfrentar los problemas lógicos de la edad, entre los que no faltan el sexo y las drogas duras. Finalmente, Ruth, la viuda de apariencia moralista, en pleno velorio les confiesa a sus hijos que durante años tuvo una relación extramatrimonial con su estilista, a quien conoció en misa. Toda esta ensalada neurótica enmarcada en la actividad diaria de la funeraria.
Por su parte, “The mind of the married man” (“La mente de un hombre casado”, cuya segunda temporada se puede ver los sábados a las 23 por HBO) cuenta la supervivencia de Micky, un treintañero casado y con hijos, en el mundo sexual del nuevo milenio. A partir de una mirada masculina pero no machista de la vida y las mujeres, la serie indaga en la incapacidad de Micky para resolver una disputa que lo atormenta a diario: ser fiel o no a su mujer. Acompañado y aconsejado por dos amigos bien distintos –uno eternamente monógamo, otro polígamo orgulloso–, Micky hace todos sus esfuerzos para no engañar a su esposa, pero muchas veces la tentación es más fuerte. Así, la sensualidad de su secretaria Missy lo pondrá en apuros en un conflicto permanente entre el placer y el deber. En ese plan, su mujer encuentra en su computadora personal fotos pornográficas con las que Micky suele masturbarse para evitar engañarla.