Mié 16.07.2003

ESPECTáCULOS

Una extraña cofradía que sólo espera la herencia

› Por Cecilia Hopkins

Escrita por Héctor Levy-Daniel (autor de Rommer, los últimos crímenes, de 1994 y Memorias de Praga, de 1996), Los insensatos mereció una mención de honor en el concurso internacional de dramaturgia organizado por la Casa del Teatro, en la República Dominicana. La obra se estrena luego de ofrecer algunas funciones aún en pleno desarrollo del montaje (como work in progress). “Creo que no hay un día –reflexionaba el autor antes del estreno– en que uno, por más valiente que sea, no imagine algo que le permita evadirse de la realidad aunque sea por un instante.” Su texto indaga sobre las formas en las que un individuo se entrega a una fantasía que lo obsesiona como para concretar esa evasión. Partiendo de ese eje temático, el autor creó un grupo de personajes que presentan una hipótesis de fuga, apoyados en sentimientos cobardes y mezquinos.
Alrededor de una mesa, los cuatro personajes vestidos de etiqueta celebran una reunión. El brindis ceremonioso que practican encierra un aire a logia o cofradía secreta, aunque muy poco después de iniciado el encuentro se borronea toda suposición de principio idealista, del signo que fuere, en vista de la codicia y la voracidad que manifiestan. Para estos cuatro hermanos, el encierro y la celebración tienen una razón especial: en el cuarto contiguo agoniza una mujer detestada por todos, de la cual sólo esperan heredar sus bienes más redituables. Por una extraña vía llegan mensajes del mundo exterior que hablan de guerras, epidemias y otras novedades que, aunque en algún caso expresan afecto, los personajes se empeñan en desconocer. Unidos en neurótica relación, los hermanos han tomado la casa de la enferma como cuartel general, a la espera del desenlace liberador. Pero los acontecimientos dan un giro imprevisto y la llegada de un quinto personaje los fuerza a diseñar un nuevo plan de venganza.
La situación que plantea el encierro presenta similitudes con el teatro del absurdo, especialmente porque hay personajes que, como Martín (Walter Sánchez), proyectan un comportamiento que linda con lo irracional. Una atmósfera de contornos decididamente extraños tiñe las misteriosas actividades del grupo, apuntalando todos sus dichos, de modo que la obsesión del encierro crea un espacio con sus propias leyes. Porque si bien la realidad del mundo exterior se hace presente en cada enigmático mensaje, los hermanos prefieren ignorarlos apelando a una lógica misteriosa, muy a tono con la propuesta. El quiebre se produce con la llegada de Naná (Silvia Villazur), un personaje que analiza la situación desde una óptica tan racional que pone en crisis el mundo representado hasta el momento, poniendo en peligro la coherencia del relato.

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux