ESPECTáCULOS
› SE EDITO “NYC MAN”, UNA COMPILACION DOBLE DE LOU REED
Mister Nueva York, según él mismo
Contiene 31 canciones de toda su carrera e incluye cinco grabadas con Velvet Underground. El criterio de selección y ubicación corrió por cuenta del mismísimo Lou, toda una rareza.
› Por Roque Casciero
Lou Reed se mira al espejo y ¿qué ve? Un hombre de 61 años, viejo animal del rocanrol que ahora se toma su tiempo para que cada zarpazo que da sea definitivo. Detrás de cada una de sus arrugas, hay una historia: Velvet Underground, Andy Warhol y la Nueva York de fines de los ‘60; excesos de drogas, de alcohol, de mal carácter, de ego. Momentos únicos e irrepetibles en los que la inspiración dicta ese verso o esa combinación de acordes casi perfectos; conciertos afiebrados en los que simula inyectarse en escena y otros solemnes en los que expone su dolor en público: una forma de hacer canciones que influyó desde David Bowie hasta los Strokes. Es que Lou Reed, como decía un viejo anuncio publicitario, ha transitado un largo camino. Atravesó el fuego sin consumirse, intentó virajes extraños con suerte diversa y dictó buena parte de las reglas del rocanrol de los últimos treinta y cinco años, sólo para renegar de ellas cuando se aburrió de seguirlas. Reed se mira al espejo en NYC Man-The Ultimate Lou Reed Collection, una compilación doble con treinta y un temas de toda su carrera que acaba de ser publicada en la Argentina: es el propio cantante, compositor y guitarrista quien se encargó de la selección. Ahora, ¿qué ve Reed cuando se ve?
“A la hora de dar forma a una recopilación de grandes éxitos, normalmente el artista suele ser la última persona en dar su opinión”, escribe el “hombre de Nueva York” en el librillo interno del CD. “Muchas veces, las compañías esperan a que éste haya fallecido para que no interrumpa el proyecto, pero en este caso decidieron ponerse en contacto conmigo para que los ayudara a seleccionar las canciones, a elegir el orden de los temas en el disco y a buscar a las personas más adecuadas para dar forma al álbum. El resultado es un disco del que todos nos sentimos realmente orgullosos.” El cantante prefirió no apostar al orden cronológico, que suele dar buenos resultados cuando se bucea en los archivos, sino a lo que él sintió como un equilibrio lógico entre las canciones. El sonido fue debidamente pulido y “empatado”, de ahí que se pueda saltar con cierta comodidad por diferentes etapas pasadas, lejanas y no tanto.
No debe haber sido tarea fácil para Reed, un hombre muy orgulloso de toda su obra, tener que escoger sólo algunas páginas para NYC Man. Algunas canciones, como “Walk on the wild side”, parecen haberle sido impuestas por su impacto en el público (ver aparte). Otras –“Pale blue eyes”, “The bells”– siempre se contaron entre sus favoritas. Lo que sí llama la atención es que el álbum haya sido publicitado como el primero que compila temas de Reed como solista y al frente de Velvet Underground, porque apenas si hay cinco canciones con la banda. Y, ya se sabe, lo más jugoso que hizo el cantante fue en ese período que fue desde 1966 hasta 1971. Está “Sweet Jane”, todo un himno para los lounáticos, con sus tres acordes básicos e insuperables. Está “I’m waiting for the man”, un cortometraje en blanco y negro en el que el protagonista se mete en Harlem a comprar drogas. Está “Rock’n’roll”, con un chico –el propio Reed– a quien escuchar música por radio le salva la vida. Y está “Pale blue eyes”, la mejor canción de amor que compuso, que cierra el álbum con su delicada belleza y que prueba que no todo es oscuridad en el universo Reed. De otros temas de ese período, en cambio, el músico echó mano a versiones discutibles: ¿no son mejores las originales de “Heroin” y de “I’ll be your mirror” que las que grabó en los discos Live in Italy y Perfect Night, respectivamente? De lo que sí no hay dudas es de que “White light/white heat” sonaba mucho más salvaje con John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker (la primera encarnación VU, al menos en discos) que en la extractada del álbum Rock and roll animal
De todos modos, NYC Man funciona bien en varios sentidos. Para los fans es un resumen potable, mejor que cualquier otra de las incontables compilaciones anteriores, que suena mucho mejor que buena parte de los discos originales y que trae una versión inédita de “Who am I?”. Para los no iniciados es una puerta de acceso adecuada a un autor, músico y cantante esencial en la historia del rock. Aquí se puede caminar con él por el lado salvaje y vicioso de Nueva York, sumirse en historias de amor que terminan con las venas cortadas o en una felicidad cercana a lo extático, perderse en melodías de pop perfecto, y entender por qué se lo considera –al mismo tiempo– el padrino del punk y un literato del rock.