Mié 27.02.2002

ESPECTáCULOS

“Tengo una extraña simpatía por los monstruos, tiranos y locos”

Esta noche en Film & Arts, un documental del ciclo “Perfiles” presenta un exhaustivo recorrido por la vida y obra de Anthony Hopkins.

› Por Emanuel Respighi

“Actuar es tremendamente terapéutico para mí. Pienso que si no hubiese sido actor, no sé si hubiera sido criminal, pero no creo que hubiera sido un buen ser humano. Creo que me hubiera comido a mí mismo. El actuar me salvó de eso. Me ayudó a tocar partes de mi propia personalidad, de mi oscuridad interior.” Esta sombría confesión pertenece a Anthony Hopkins, el actor galés que realizó numerosas obras de teatro y superó los cincuenta protagónicos en cine. Conocido masivamente por la ductilidad que posee para componer a tenebrosos personajes, pocos saben que la vida personal de Hopkins está estrechamente entrelazada con su carrera artística. Para conocer los detalles de dicha conexión e intentar comprender la personalidad del hombre que se oculta detrás de Hannibal Lecter en El silencio de los inocentes, la señal Film & Arts exhibirá esta noche, desde las 21, un documental sobre la vida de Hopkins.
En el marco del ciclo “Perfiles”, la biografía de una hora recorre la vida del actor desde la época en que era un niño agobiado por la soledad en su ciudad natal, Port Talbot, hasta la fama mundial que años más tarde alcanzaría en Estados Unidos. El programa se basa en la entrevista que el periodista David Frost le realizó a Hopkins para la cadena BBC. El testimonio es acompañado por fragmentos de sus películas e imágenes exclusivas del actor visitando lugares en los que se crió.
Hijo del panadero de la ciudad, la infancia de Hopkins no fue como la de cualquier otro chico de su edad. Introvertido, callado y apegado a las artes, el niño Anthony iba del piano al cine y del cine al piano. “No tenía amigos porque los rechazaba. Era muy solitario. No me destacaba en nada. Era un pobre estudiante. Estaba convencido de que me encontraba en el planeta equivocado”, comenta el actor en el documental. Amante de las películas de Humprey Bogart, Hopkins describe que desde muy pequeño sintió simpatía por los personajes perdidos. “Me gustaban los personajes viciosos y malos, porque había algo engañoso en ellos. No eran de confianza y eso me resultaba atractivo. Cualquier cosa prohibida me era atractiva. Por eso luego interpreté a esa clase de personajes.”
Ese prematuro encanto fue el que lo acercó al teatro inglés. Comenzó su carrera actoral en la Academia de Arte Dramático de Londres, para luego tener el privilegio de entrar a la compañía Nacional de Teatro, tras una audición que le tomó Laurence Olivier. Sin embargo, Hopkins cuenta que tras “interminables peleas con los directores”, cruzó el charco para desembarcar en Hollywood. “No encajaba en la estructura del teatro inglés. Era una usina de problemas. Me sentía incómodo, tenía mal carácter y bebía demasiado. Estallé en una crisis y me fui (...) Lastimé a algunas personas. Pero era la única manera que conocía de sobrevivir.”
En Estados Unidos, Hopkins encontró su lugar. Alejado del teatro, el actor comenzó a cobrar trascendencia gracias a las notables interpretaciones que realizó para la TV y el cine. Sobre todo por la facilidad que tenía para componer personajes de fuerte carga psíquica, como Ricardo III (en El león en invierno), Adolf Hitler (El bunker) y, por supuesto, el psicótico doctor Lecter, cuya actuación le valió el premio Oscar en 1992. “Entiendo a los monstruos, los tiranos y los locos. No sé bien por qué. Tengo una extraña simpatía por ellos. Puedo entender lo que hace que esa gente funcione en los niveles más bajos.”
Durante la entrevista, el actor señala que la atracción de ese tipo de personajes es que “se atreven a decir lo indecible. Viven cerca del filo, desafían a la muerte... Nosotros, que vivimos en pequeñas y seguras vidas, querríamos también vivir al filo. Es excitante y maravilloso poder ir hasta el borde del precipicio y mirar hacia abajo”. Para finalizar, Hopkins deja traslucir ciertos rasgos de su personalidad que se asemejan a los que tienen alguno de los tantos personajes que interpretó. “Estuve en mi propio infierno y me encantó. Puedo visitarlo cada tanto. He atravesado días en mi vida que fueron muy oscuros. Y me gusta regresar allí cada tanto. Adoro la peor parte de mi vida: mi lado oscuro.”

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