Por S. F.

“Si hubiera sido zapatero, habría hecho zapatos para chicos.” Julio Calvo desliza esta definición que considera de carácter existencial para describir su vocación por el mundo de los niños. Junto a Beto Caletti y Teresa Usandivaras integra Los Musiqueros, agrupación que hace 16 años derrama dosis de creatividad y calidad en la escena infantil. La propuesta echa mano de un repertorio que explora la experimentación con instrumentos informales. El sweet banjo, una lata de dulce de batata con la pata de una silla o el chancletófono, un tubo de PVC con una chancleta, son algunos de los instrumentos que sorprenderán a los chicos de Mataderos que se arrimen a presenciar a Los Musiqueros mañana a las 17 en la Carpa Cultural Itinerante (Parque Juan Bautista Alberdi, Av. Directorio y Lisandro de la Torre) con entrada libre. En ese mismo espacio, el grupo Caracachumba ofrecerá el domingo a las 17 un show a puro tango, milonga, candombe y murga, comandado por la directora Florencia Steinhardt. Ninguno de ellos busca la letra naïf o el hit insoportablemente pegadizo. Son referentes de la innovación, la diversidad y el respeto que los chicos se merecen, al reivindicarlos como destinatarios y protagonistas de la cultura.
“Elegimos llamarnos Musiqueros porque somos músicos populares que nos juntamos a cantar con la gente. Queremos provocar en los pibes la sensación de que ellos también hacen música, escuchando, ejecutando algunos de los instrumentos o jugando, porque la música nos pertenece a todos”, subraya Calvo a Página/12. Los Musiqueros y Caracachumba son miembros fundadores del Momusi (Movimiento de música infantil), que desde 1997 busca recuperar y ampliar el campo de acción para que públicos más vastos accedan a mensajes musicales diversos. “Aunque somos profesores de música, nunca resaltamos este aspecto porque no pretendemos un espectáculo didáctico”, comenta Calvo. En la Carpa, Los Musiqueros interpretarán un compilado de sus mejores canciones, entre las que incluirán una letra escrita por chicos (“Dónde pegamos el chicle”) y la perla africana: Akiwowo de Nigeria. Los musiqueros recibieron un ACE por su segundo CD Carí Caracuá en 1986. Desde entonces rompieron la frontera de lo infantil seduciendo a los adultos, que por momentos olvidan el espanto al ridículo y cantan como si fuesen chicos. “El rótulo infantil es ambiguo. En realidad se refiere a que la temática está pensada en función de los pibes”, explica Calvo. “Pero no implica que los destinatarios sean exclusivamente los chicos”. Calvo recuerda un recital que ofrecieron en un pequeño pueblo agrícola, Colonia Helena (Mendoza) en el salón de la escuela provincial. “Los chicos estaban sentados y los padres miraban como ajenos y desconfiados en el fondo. A medida que transcurría el show se acercaron y terminaron cantando y bailando junto con sus hijos”.
Para Steinhardt, directora de Caracachumba, agrupación que se formó en 1992 y que un año después estrenó Se me lengua la traba, un buen espectáculo es para toda la familia. “El adulto tiene que sentirse convocado. Lo importante es la concepción artística: hacer buena música, con arreglos originales y trabajar una amplia gama de géneros”, agrega Steinhardt, que privilegia un repertorio rioplatense que mixtura tangos, milongas, candombes y murga. Caracachumba, nominado a un ACE en 1999 como espectáculo infantil por Chumban los parches, utiliza instrumentos (guitarra, acordeón, violín, piano, tambor, flauta, quena y sikus) en conjugación con un equilibrado manejo de los títeres, la actuación, el guión y una notable puesta en escena, con sutiles acciones visuales. En Me Río de la Plata, estrenada en 2001, integran el lenguaje teatral y musical con algunos guiños destinados a los adultos. Steinhardt se siente halagada cuando le preguntan por qué no hacen música para adultos. “Quiere decir que ese juego con las palabras, la música, los títeres y la puesta resulta eficaz en diferentes dimensiones.” Inmunes a los embates de la imbecilidad de quienes subestiman a los chicos con material descartable, el poder de las propuestas que ofrecerán Los Musiqueros y Caracachumba en la Carpa reside en la utilización de un lenguaje actual, inteligente y dinámico, más apoyado en lo musical en el caso de Los Musiqueros, más enlazado con lo teatral en Caracachumba. Los ojos críticos de los pibes ya aprobaron a ambas agrupaciones. “La música tiene esa capacidad de transportarte a otros lugares y en este país destrozado es un alimento vital para todos” sugiere Calvo. “Lo mismo sucede con la cultura en general: se erige como un bálsamo frente a tanta desolación.”