El actor y director Claudio Gallardou, quien colaboró con la programación artística de la Carpa, dice que “en un momento de profunda crisis como la que vivimos, una de las prioridades de la cultura es aportar contenidos con un sentido integrador”. Por ello, entre las actividades “fueron programadas obras del ciclo Teatro por la Identidad, de Roberto Fontanarrosa; el Fausto de Estanislao del Campo en una versión de la Banda de la Risa; y La Fabulosa Historia de los Inolvidables Marrapodi, un recorrido por las etapas del teatro argentino a cargo de Los Macocos. Nos parecieron propuestas que apuntan a elementos centrales de la cultura nacional”. El artista apunta además que “con obras como Los Privilegiados del Plata, Las Dos Orillas y Rataplán, la Carpa recupera la murga y la percusión como expresiones de la cultura popular, las cuales durante las dictaduras estuvieron prohibidas o perseguidas”. La oferta artística y la entrada libre se combinan: “La respuesta de la gente es fantástica. La Carpa se llena –tiene una capacidad de unas ciento cincuenta personas– sea una clase abierta o un espectáculo hecho por un elenco consagrado. La gente se muestra muy agradecida. Es un público que normalmente no tiene acceso a propuestas de calidad de grupos como Los Macocos o Libertablas, o de ciclos como el del Momusi. Por eso el público crece semana a semana”.