La polémica sobre la presencia física de músicos cubanos nominados en la cuarta edición de los premios Grammy latinos que se celebrará en Miami el próximo 3 de septiembre, aumenta en decibeles a medida que se acerca la fecha. Aunque todo parece indicar que finalmente los cubanos (los de la isla) que tanto molestan a otros cubanos (los exiliados), no estarán presentes en la ceremonia prevista para realizarse en el estadio American Airlines Arena. Por si acaso, la influyente y demostrativa comunidad cubana en el exilio puso el grito en el cielo desde un primer momento, cuando se anunció la posibilidad de que Ibrahim Ferrer, Los Van Van, la Charanga Habanera, Eliades Ochoa, Orishas, los Muñequitos de Matanzas y Chucho Valdés –todos nominados en una o varias categorías del premio– estuvieran presentes en la ceremonia.
El desarrollo de los acontecimientos cobró velocidad en la última semana, desde que el gobierno cubano, a través de su viceministro de cultura Abel Costa, anunciara oficialmente que había iniciado los trámites de visado para sus artistas. “Es nuestro derecho asistir. Nuestros artistas, nuestra música, con su prestigio y un su indiscutible calidad, se ganaron ese espacio. Por tanto, no tenemos que renunciar a él”, declaró Costa. El Instituto Cubano de la Música inició trámites ante la Academia Latina de Artes de la Grabación (Laras), para una delegación estimada en un centenar de personas. Costa atizó el fuego agregando que pese a que Miami “no ofrezca todas las garantías para la integridad física y moral de nuestros artistas, le aclaramos a los enemigos de Cuba y sus voceros que la presencia de ellos es un derecho ganado con su talento y su obra”.
Una semana después del anuncio y estas declaraciones, la posibilidad de que finalmente consigan su visa se ve muy complicada, y no sólo por el histórico bloqueo y restricciones de la Casa Blanca con todo aquello que provenga de la isla: desde la avanzada Bush en materia de política internacional, dando a conocer una lista de países “patrocinadores del terrorismo” en donde se incluyó a Cuba, las complicaciones para ciudadanos cubanos que desean ingresar a los Estados Unidos aumentó aún más. Según publicó el diario en español El Nuevo Herald (versión latina del Miami Herald), un funcionario del Departamento de Estado recordó la condición “patrocinadora” de Cuba: “por tanto, los ciudadanos cubanos que soliciten una visa de entrada estarán sometidos a una minuciosa revisión de antecedentes.” En la misma nota, se da por sentado que los cubanos no podrán entrar al país. Desde mayo de 2002, el tiempo para procesar visados a ciudadanos de países clasificados como terroristas según la lista del Departamento de Estado creció hasta los siete meses.
Pero además del tiempo que corre, la presión de los grupos anticastristas de la Florida se acentúa e incluso atrajo la atención de otras organizaciones no gubernamentales. Ayer, la organización Judicial Watch pidió al presidente George W. Bush que deniegue las visas, al dar a conocer el contenido de una carta enviada a la Casa Blanca. “El presidente Bush, quien ha sido criticado últimamente por su débil política hacia las atrocidades cometidas por Castro, puede enviar un mensaje positivo a los cubano-americanos, a la nación y al mundo, prohibiendo la entrada de los músicos cubanos a Miami”, dijo Larry Klayman, presidente de JW. Judicial Watch es una organización con sede en Washington que se dedica a investigar actos de corrupción gubernamental y recientemente envió una misión a Europa, por sugerencia de la administración Bush, para pedir sanciones más fuertes contra Cuba. Klayman se encargó de afirmar que “Miami merece (tener) los Grammy Latino, como capital de la música latina que es, pero no se merece tener la posible presencia de agentes de espionaje que representan un significativo riesgo de seguridad.”