Mar 26.08.2003

ESPECTáCULOS

Venecia y Montreal, con una invasión argentina

Los dos festivales internacionales, que comienzan mañana, tendrán una presencia destacada y masiva del cine argentino, con films en competencia y en las paralelas.

No es poca cosa. Se las tendrá que ver con las flamantes películas del danés Lars von Trier, del chileno Raúl Ruiz y de los estadounidenses John Sayles y Sofia Coppola, entre otros grandes cineastas de la actualidad. Se trata de La quimera de los héroes, el nuevo film documental de Daniel Rosenfeld, que compite en la sección oficial “Controcorrente” de la Mostra Internacional de Venecia, que se inicia mañana. La Mostra tiene este año un programa particularmente fuerte, que promete eclipsar incluso a Cannes, su rival de siempre, y la presencia argentina en una sección dedicada al cine de mayor riesgo y originalidad ratifica el buen momento que está pasando el cine independiente nacional en el plano internacional. Desconocida hasta ahora en nuestro país, donde Rosenfeld acaba de darle los toques finales a la posproducción, La quimera de los héroes fue rodada en plena selva formoseña, donde un porteño es el líder de un grupo de tobas, aborígenes excluidos socialmente. Les ha enseñado a jugar al rugby, a defender su dignidad y sus derechos: son el Aborigen Rugby Club. Al mismo tiempo, el pasado de este carismático entrenador lo liga a ideologías extremistas, lo que convierte al nuevo film del director de Saluzzi en “la aventura hacia los confines de la conciencia de un hombre”, según el propio Rosenfeld. A su vez, La quimera de los héroes no estará sola en Venecia. En la “Semana de la Crítica”, otra zona de riesgo y de descubrimiento (allí sólo se aceptan primeros films), estará Ana y los otros, de Celina Murga, que debutó con un rosario de premios en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires en abril pasado, y que en la ciudad italiana aspira al premio de la Fipresci, la asociación que nuclea a la prensa cinematográfica internacional.
Si el cine argentino tiene una presencia destacada en Venecia, en el Festival de Films du Monde de Montreal, Canadá, que también comienza mañana, será directamente abrumadora. En competencia oficial estará El Polaquito, flamante largometraje de Juan Carlos Desanzo, que denuncia a las mafias que explotan a los chicos de la calle a través de la historia real de un joven asesinado en 1994. La película fue rodada el año pasado por Desanzo, autor de otros films como En retirada, Eva Perón, Hasta la victoria siempre –sobre el Che Guevara–, y El amor y el espanto, sobre Jorge Luis Borges. Aunque se trata de una ficción en la que los nombres fueron modificados, la película está interpretada por verdaderos chicos de la calle,quienes actualmente habitan en un hogar comunitario, y los roles principales están encarnados por Abel Ayala como El Polaquito, y Marina Glezer como La Pelu, una joven prostituta de la cual se enamora. El rodaje de El Polaquito se desarrolló de manera poco ortodoxa, ya que Desanzo filmó en distintos lugares de la estación ferroviaria Constitución, pero sin que nadie advirtiera la presencia de sus cámaras, que estaban escondidas o disimuladas mientras se desarrollaba la acción.
“Traté de preservar a ultranza la riqueza y naturalidad del lugar, para lo cual nadie debía advertir un proceso de filmación con el carácter de ficción”, explicó Desanzo, quien se basó en la realidad para hacer su ficción y la filmó con un registro cercano al documental. El caso que inspiró a Desanzo para este nuevo film, y que ejemplifica el estado de vulnerabilidad e indefensión que sufren los chicos sin hogar, se produjo el 13 de junio de 1994 en uno de los andenes de la terminal del Ferrocarril Roca, en Constitución, donde un pibe de 14 años, apodado “El Polaco”, fue encontrado ahorcado con su propia bufanda. Aunque la policía dijo que el chico se había suicidado, el entonces titular del Consejo del Menor y la Familia, Atilio Alvarez, acusó de su muerte a “la mafia que rodea el submundo de los chicos de la calle” y añadió que murió porque “pretendía a una joven que era prostituida por un hombre mayor”. El guión también se nutrió de una investigación desarrollada con un funcionario del Consejo Nacional del Menor y la Familia en la estación Pacífico del Ferrocarril San Martín, que reveló otro caso real en el que tres chicos decidieron asumir la paternidad del hijo de una niña que vivía con ellos en la calle. Por su parte, La Mecha, octavo largometraje de Raúl Perrone, también tendrá un lugar destacado en el Festival de Montreal, junto con una avalancha de films argentinos que incluyen a Cleopatra, de Eduardo Mignogna; Extraño, de Santiago Loza; Yo no sé que me han hecho tus ojos, de Sergio Wolf y Lorena Muñoz; India Praville, de Mario Sabato; La cruz del sur, de Pablo Reyero; Hoy y mañana, de Alejandro Chomski; Imposible, de Cristian Pauls y los cortos En ausencia, de Lucía Cedrón; y Tango désir, de Edgardo Cozarinsky. El caso de La Mecha es particularmente significativo porque se trata del primer film de Perrone, un auténtico pionero del cine argentino independiente (con films como Chamuyando y Labios de churrasco), que logra una difusión internacional, a partir de la colaboración en la producción de Pablo Trapero, director de Mundo grúa y El bonaerense. Filmado en video digital y ampliado a 35mm, La Mecha cuenta un día en la vida de Don Galván, un jubilado de 85 años que vive en los suburbios en una modesta casita del suburbano con su mujer.

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