ESPECTáCULOS
› LITO CRUZ HABLA DEL “JUAN MOREIRA” QUE HARA EN EL TEATRO DEL PUEBLO
“Un clásico del teatro argentino”
El actor rescata a este personaje emblemático de la escena nacional en el marco de un proyecto inusual, “Teatro como en la radio”, que recupera una forma de dramaturgia popular que se creía olvidada.
› Por Cecilia Hopkins
Se trata de una experiencia atípica, por lo menos. Bajo la dirección de Raúl Brambilla, mañana tendrá lugar en el Teatro del Pueblo el estreno de Juan Moreira, de Eduardo Gutiérrez, con Oscar “Lito” Cruz en el papel protagónico. Será la primera entrega de “Teatro como en la radio”, un proyecto que va al rescate de las emisiones radiofónicas de los ‘50, no solamente desde la “puesta al aire” de los textos seleccionados –ambientados con sus característicos efectos especiales– sino también desde la reconstrucción del backstage, incluyendo pequeños conflictos suscitados entre el elenco de una imaginaria “Compañía Radiofónica del Pueblo”, que integran, además de Cruz, Marta Degracia, José María López, Aldo Pastur, Jorge Graciosi, Malena Figó, Diego Mariani, Juan Martín Medina, Enrique Oliva Zanni, Marcelo Mininno, Mónica Santibáñez y Belén Zapiola. Basado en el texto teatral estrenado en 1886 por José Podestá a cargo del protagónico, Juan Moreira subirá a escena todos los lunes de septiembre, mientras que para octubre y noviembre está previsto el estreno de Jettatore, de Gregorio de Laferrère, y En familia, de Florencio Sánchez, respectivamente.
Bajo la denominación de “Drama nacional en dos actos y diez cuadros”, Juan Moreira fue estrenado en Chivilcoy, tras el éxito obtenido por una primera versión en forma de pantomima. Héroe inmediato de los sectores populares, la figura del gaucho perseguido y rebelde que dirime sus asuntos por mano propia –ejemplo declarado “pernicioso para las buenas costumbres”– inauguró la época dorada del circo criollo, espectáculo que dividió sus atracciones en un tramo dedicado a las destrezas circenses y el otro, a la representación teatral. Pero la figura del romántico personaje no había nacido bajo las carpas en gira permanente por los pueblos sino de la pluma del folletinista Eduardo Gutiérrez, quien lo había concebido idealizando a un matón alsinista de los pagos de Azul. Así, las melodramáticas alternativas de la vida del gaucho fueron publicadas en La Prensa Argentina entre fines de 1879 y comienzos de 1880, cuando el autor decidió la muerte del protagonista, sorprendido por una partida militar mientras intentaba saltar el muro del traspatio de un prostíbulo. Nacido en el folletín, adaptado luego al picadero del circo, el mito revivió años después en el radioteatro, otro poderoso propulsor de la cultura popular que, durante los ‘50, cultivó una línea criollista que creció a la par de otras, consagradas a contar historias cotidianas o a difundir las obras del teatro universal. En diálogo con Página/12, Lito Cruz habla acerca de su personaje y analiza los alcances del nuevo ciclo.
–¿Puede interpretarse este proyecto como una apuesta a la nostalgia?
–Creo que no: este ciclo tiene la virtud de activar los clásicos y tenerlos en vigencia para las nuevas generaciones y para todo el espectador que entre en esa mecánica de oír una historia al mismo tiempo que la está viendo. Y aunque presenta un panorama de aquella Argentina donde el radioteatro tenía la capacidad de activar la imaginación de la gente (cada uno “veía” su propia novela y la recreaba desde su propia experiencia), espero que este Moreira estimule ideas y emociones en el espectador de hoy, conectadas con su contexto humano, social y político.
–¿Qué novedades le plantea este personaje?
–Los personajes desafían siempre a los actores: desafían su inteligencia, su emocionalidad, también su físico. Moreira es uno de los personajes más conmovedores que tiene el teatro clásico argentino, porque es el prototipo del gaucho enfrentado con una Justicia que lo margina y que, por su nobleza de carácter, desencadena su propio drama por el solo hecho de querer cumplir con su palabra. En este caso tuve que trabajar desde la voz, desde la musicalidad del personaje y hacerlo desde el cuore, como se hacía en aquella época, todo un desafío por mi formación ligada al realismo, a Stanislavski. Así como las comedias musicales proponen un lenguaje que el espectador tiene que aceptar para encontrarle la verdad a lo que ve, aquí también tendrá que captar las reglas del juego para entrar en la verdad del melodrama.
–¿Cree que es la marginación que sufre el personaje lo que lo vuelve actual?
–En parte sí. La ley pone a Moreira fuera de la sociedad y algo parecido está sucediendo ahora. Lo único que tenemos en este país es tierra y gente que quiere trabajar, que pone los brazos en las quejas, en las manifestaciones... nadie quiere salir a la calle a hacer piquetes, sino que lo hacen porque reclaman un proyecto para sus familias. Los partidos políticos han fracasado en la Argentina desde el punto de vista de sus objetivos: no hay justicia social, no hay soberanía, no hay independencia. Creo que la única manera de hacer un análisis objetivo es repensar el país. Uno de los problemas que yo veo es que nuestros políticos no son gente educada integralmente: su éxito está basado en la publicidad que tiene cada uno, porque los medios inventan políticos y nosotros no tenemos más remedio que, en determinado momento, confiar en ellos. Entre nosotros hay un bache enorme de formación, producto de la dictadura militar, de una etapa en la que se sintió terror a la cultura. Por eso, aquellos que pudieron ser los grandes conductores del país o se han ido o han muerto.