Vie 12.09.2003

ESPECTáCULOS

“Lo nuestro no encaja en ningún ámbito tradicional”

El Terceto, aunque reducido a dos integrantes, sigue vivo: editó un nuevo disco, “Piedra y camino”, y, según Norberto Minichillo y Hernán Ríos, recuperó la frescura de sus comienzos.

› Por Karina Micheletto

Desde este año son dos, pero siguen siendo El Terceto. El baterista Norberto Minichillo y el pianista Hernán Ríos siguen adelante con el grupo –sin contrabajo–, y aseguran ser más El Terceto que nunca. Algo de eso se escucha en Piedra y camino, el disco que acaban de editar. El Terceto sabe hacer rendir el personal sello que delineó en diez años de trayectoria: chacareras, zambas, guajiras o aires de bossa interpretados a partir de la libertad del jazz. Lo suyo no es experimentación, ni fusión, queda claro. Simplemente, es la interpretación de los géneros que sienten como propios, y con un lenguaje distintivo. Esta noche este “nuevo” Terceto tocará en Espacio Urania Giesso (Cochabamba 370), y allí volverá a presentarse el próximo viernes.
Por el grupo pasaron los contrabajistas Pablo Tozzi y Norberto Córdoba, sucesivamente, quienes siguieron diferentes proyectos. Al momento de encarar la nueva formación, Minichillo y Ríos le dieron una vuelta de tuerca a El Terceto. Ríos toca también percusión, y Minichillo incorpora la marimba. Algo que, cuentan, tenían ganas de hacer hace tiempo, y que ahora se permiten como un gusto personal. “Cambió la mano”, sonríe Minichillo. “Recuperamos la frescura, hacemos lo que tenemos ganas de hacer y la cosa fluye naturalmente.” En la grabación destacan la participación de Mario Breuer (histórico ingeniero de sonido del rock argentino), quien trabajó en los cuatro discos del grupo.
–¿Por qué siguen siendo El Terceto si ahora son dos?
H.R.: –Porque sentimos que seguimos en el mismo camino, que no cambiamos nuestra esencia, al contrario, la recuperamos. El proceso fue muy natural: seguimos juntándonos a tocar, que es lo que hicimos siempre. Ahí nos dimos cuenta de que lo que había era un dúo que funcionaba por sí solo, y que había que seguir por ahí. Y como lo que estábamos haciendo era simplemente continuar el trabajo de años, no tenía sentido cambiarnos el nombre, cambiar nuestra identidad. Ahora somos más El Terceto que nunca, en cuanto a nuestras convicciones.
N.M.: –Teníamos dos posibilidades: O nos quebrábamos, y cada uno se iba por las suyas con su frustración y su mufa, o le metíamos para adelante. La verdad es que estuvimos al borde de cortar todo ahí. Pero la música nos salvó. Ella solita nos mostró que teníamos que seguir siendo El Terceto.
–¿Por qué dicen que ahora recuperan el espíritu del primer disco del grupo?
N.M.: –En Tierra improvisada teníamos toda la polenta, y a la vez toda la frescura. De hecho, el disco fue un boom. Después, sin darnos cuenta, con el paso del tiempo fuimos perdiendo algo de esa frescura original. Por diferentes motivos, por momentos no le encontrábamos la vuelta. Y ahora sentimos que esa frescura y esa potencia renació.
H.R.: –El terceto sonaba bien, pero como una foto del pasado. Lo que recuperamos ahora es la mística, la pureza, el romance del primer disco. Tomamos aire, y tenemos todas las fichas puestas acá.
–Después de diez años de trayectoria, ¿tienen más fácil el camino, teniendo en cuenta que no pertenecen al ambiente del jazz, ni al del folklore?
N.M.: –No, igual de fácil, o sea difícil. Siempre fuimos bichos raros, porque lo nuestro no encaja en ningún ámbito tradicional. Como no pueden clasificarnos, no saben si ponernos en el cajón de las medias, de las camisetas o de los calzoncillos. Entonces, nos mandan al de la ropa sucia... (risas). Nos buscan en el tango y estamos haciendo folklore, nos buscan en el folklore y estamos haciendo jazz, nos buscan en el jazz y se encuentran con que hacemos bossa nova... Pero no nos preocupa lo que dice “el ambiente”, ni tenemos que pedirle permiso a nadie.
H.R.: –Tampoco es que vivamos en una garrafa, pero no queremos engancharnos con eso, nos quitaría el centro. Sí tenemos mucho respeto del público y de nuestros colegas, y eso es lo que valoramos.
–La diferencia de edad no parece incidir en la música. ¿Cómo se manejan en los ensayos o en la composición, hay alguien que tiene la batuta?
N.M.: –¡Nooo! Hernán me tiene bastante cortito, pero yo no le doy bolilla (risas). La diferencia de edad está, lamentablemente para mí... Pero él es muy maduro para su edad y yo soy muy loquillo para la mía, así que nos equilibramos. La verdad es que acá no hay jerarquías. Y el peligro es que estamos al borde de la anarquía. Bueno, el peligro para los que lo ven de afuera. Por eso nunca se nos arrimó nadie a querer representanros, o cuando se arrimaron dijeron: “No, mejor no”.

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