Sáb 13.09.2003

ESPECTáCULOS

Adiós a Johnny Cash, el primer hombre de negro

Luego de seis meses con complicaciones de salud y habiendo soportado la pérdida de su esposa en mayo de este año, falleció uno de los más grandes mitos de la cultura popular estadounidense del siglo XX. Un grave cuadro de diabetes y disfunciones nerviosas acabaron con su vida a los 71 años.

› Por Esteban Pintos

Johnny Cash, una leyenda de la música popular de los Estados Unidos en el siglo XX, murió en la mañana de ayer a los 71 años, en la ciudad de Nashville, la capital mundial del country. Johnny Cash era, justamente, un icono de la música folklórica de la América blanca en todas sus variedades: cantaba por y para los pobres, los marginados y todas las ovejas descarriadas del american dream. Y mucho más que eso, también. “Johnny murió debido a complicaciones de la diabetes que resultaron en un fallo respiratorio”, indicó su manager Lou Robin en un comunicado emitido por el Hospital Baptista de Nashville, estado de Tennessee. A principios de esta semana, el veterano compositor y cantante había sido dado de alta luego de un cuadro de pancreatitis que lo mantuvo internado por dos semanas. En verdad, sus últimos seis años fueron plenos en complicaciones de salud. Inicialmente le fue diagnosticada una enfermedad llamada síndrome de Shy-Drager –un tipo especial de mal de Parkinson– y luego sufrió también una neuropatía autonómica, un desorden nervioso que lo hacía pasible de contraer bronquitis y neumonía.
Los últimos días del “hombre de negro” (apodo acuñado bastante antes de Will Smith y Tommy Lee Jones, y sus películas) fueron tan tristes como productivos. En mayo de este año, falleció su esposa June Carter Cash, a los 73 años, producto de una complicación en una operación cardíaca. Paralelamente, y en especial tras la edición del cuarto volumen de la serie American Recordings, titulada The man comes around, el viejo Johnny había regresado al centro de la escena musical. Desde 1994, cuando el productor de rock y hip hop Rick Rubin lo contrató para su sello, Cash revivió interpretando un repertorio multicolor y moderno. En las cuatro ediciones de American... grabó canciones como “The Mercy Seat”, de Nick Cave, “I won’t back down” (Tom Petty), “Down there by the train” (Tom Waits), “Bird on a wire” (Leonard Cohen), “Rowboat” (Beck), “Rusty Cage” (Soundgarden), “Personal Jesus” (Depeche Mode) y “Hurt” (Nine Inch Nails). “Estoy muy triste porque ésta es una gran pérdida para la comunidad musical”, declaró Mick Jagger al enterarse de la noticia. “Me encantaba Johnny Cash como cantante y como compositor. Su influencia afectó a muchas generaciones de gente muy distinta”, concluyó el cantante de The Rolling Stones y caballero del Imperio Británico. “Yo me consideraba su amigo, él me consideraba un fan. Me soportaba”, declaró Bono, cantante de U2. “Me mostró su casa, su rancho, su zoo –de verdad que tenía un zoo en Nashville–, su fe, su genio musical... mucho para asimilar. El era más que sabio. En un jardín lleno de maleza, era el roble”, dijo el artista irlandés. Con U2, por ejemplo, Cash había colaborado en el disco Zooropa, cantando una canción no casualmente titulada “The Wanderer” (El vagabundo).
“Estar cerca de Johnny Cash es una experiencia intimidante. Es alto y con una formidable presencia física. Cuando habla, ocasionalmente suele pasar sus manos sobre los ojos, como si le doliera algo. Sus ojos parecen haberlo visto todo, como si hubieran absorbido todas las lecciones de sus experiencias de vida pero también como si estuvieran hambrientos por más. Es conmocionante verle: un gigante que lucha con su pesada carga”, escribió Anthony De Curtis en una nota publicada por la revista Rolling Stone, edición USA, en octubre de 2000. “Hay una bestia dentro mío. Y tengo que mantenerla enjaulada o ella me comería vivo”, declaró en 1994 al diario The New York Times. Desde que grabó su primera canción en 1955 para el sello Sun Records (el mismo de Elvis Presley), registró más de 1500 canciones, ganó 10 premios Grammy, grabó dos históricos discos en vivo en cárceles (At Folsom Prison y At San Quentin) y se construyó a sí mismo como un artista que vivía lo que cantaba. La imagen suya más difundida, reproducida en remeras y posters, resume su personalidad. Sobre el escenario, con la guitarra corrida a un costado de su pecho, un maduro Johnny Cash de impecable jopo mira desafiante a la cámara y eleva el dedo mayor de su mano derecha.

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