ESPECTáCULOS
› UNA NUEVA RAZA TELEVISIVA: LOS CONDUCTORES-NOTEROS
Yendo del estudio a la calle
Los roles se fueron desdibujando, y ahora la tarea de movilero subió en el escalafón: todos quieren estar en el lugar de los hechos.
› Por Emanuel Respighi
Es un signo de época, sin dudas. Desde el momento en que Néstor Kirchner rompió con todo protocolo el día de su asunción como presidente de la Nación, abrazando fervorosamente a cuanto argentino se le cruzara, estar cerca del “pueblo” se convirtió en moda. Rápida de reflejos, la TV recogió ese emblema del estilo K y lo trasladó a la pantalla. Echando por la borda los roles tradicionales, la TV alumbró una nueva especie: los conductoresnoteros. Lejos de limitarse a la histórica función de conducir con elegancia y desde un confortable estudio, la nueva clase catódica ya no tiene pruritos en abrirse al afuera si la noticia (o el rating) así lo exige. El impecable y sobrio traje –inequívoco símbolo de otros tiempos-. es ahora reemplazado por un look informal, que conoce de jeans, camisas, remeras y hasta botas de goma si la situación lo requiere. Porque no sólo hay que salir a la calle y contactarse con el “pueblo”: también hay que aparentar serlo, ocultando las obvias diferencias de clase.
Desde los fatídicos días de diciembre de 2001, los argentinos parecieron replantearse absolutamente todo. A tono con la alta temperatura social de aquellos días, y el descubrimiento de la clase media argentina como seres en sufrimiento, la TV también redefinió su rol y sus contenidos. Sobre todo el de los programas periodísticos, en el que las entrevistas a políticos en pleno auge del “que se vayan todos” dejaron de interesar a los televidentes. Despertados abruptamente del insomnio de la década menemista, los argentinos comenzaron a preocuparse por lo que les ocurría a sus pares. Y la TV le ofreció sus cámaras y micrófonos a la gente, en un estilo que recuerda a Fabián Polosecki y “El otro lado”.
Uno de los primeros en escapar de la etiqueta fue Juan Castro. Dispuesto a darle voz a aquellos que históricamente no tenían lugar en la pantalla chica, el conductor de “Kaos en la ciudad” abandonó el estudio para conversar en sus propios territorios con prostitutas, habitantes de una villa, delincuentes o cualquier ser “extraño” para los moldes televisivos. Todo con un lenguaje acorde a cada interlocutor, para que se acorten las diferencias y se refuerce el sentido de pertenencia. En la misma línea, Martín Ciccioli dejó “Kaos...” a principio de año para conducir “Informe central”, en América. Durante el tiempo que estuvo al frente del noticiero junto a Rolando Graña, Ciccioli salió a la calle en busca de contar algo más que lo que muestran los noticieros tradicionales. Desde la inundación de Santa Fe hasta la cobertura de un River-Boca, el conductor no tuvo reparos en ensuciar su ropa y codearse con el ciudadano común, como una forma de acercarse a sus sufrimientos cotidianos.
En medio de vientos de cambio en materia política, la TV ya no delega roles sino que los asume. Ahora exige una nueva figura de conductor-periodista-notero, que debe salir del corsé tradicional y desandar nuevos caminos. Ya no alcanza con enviar a un “desconocido” notero al lugar de los hechos: el conductor es ahora el que debe obtener la nota y contar las impresiones del contacto físico con la masa. Al fin y al cabo, sobre sus espaldas –y no sobre las de los noteros– descansa el peso de la credibilidad de lo que se informa durante el programa. ¿Qué mejor manera de demostrar proximidad a las inquietudes del pueblo que introducirse como un igual en un hábitat extraño?
En “Ser urbano” (que tendrá una nueva temporada el año que viene), Gastón Pauls jugó a infiltrarse en mundos desconocidos y no le fue nada mal. En “Por qué”, el nuevo ciclo de América, Jorge Lanata no sólo hace exteriores por primera vez en su carrera, sino que además él es el propio camarógrafo de sus entrevistas. Con una pequeña cámara digital en su mano, Lanata logra una mayor intimidad con los entrevistados, reforzando el desprejuiciado estilo que lo caracteriza. Otro de los que recientemente se unió al club de los conductores-noteros fue Luis Majul, cuando hace algunas semanas levantó la pauta de “La cornisa” para ir a cubrir por sus propios medios una toma de rehenes en Palermo. Una nueva raza televisivaparece haber emergido, a fuerza del lema que durante años acompañó los episodios de “Los expedientes X”: La verdad está ahí afuera...