Las imágenes tomadas desde diversos puntos de la costa de Nueva York hacia el corazón de la ciudad no pueden evitarlas. De día o de noche, las Torres Gemelas se elevan hacia el cielo como símbolos estoicos de una ciudad, de un país, de una cultura. Las luces artificiales que iluminan la noche hacen aún más impresionante al World Trade Center, mientras los créditos de presentación de la película van llegando a su fin. Algunos segundos después, el brutal atentado del 11 de septiembre de 2001 revoluciona abruptamente el paisaje: el caos se adueña de la ciudad. Ya nada será como antes. De entre una atmósfera cargada de polvo y terror, se ve a un desesperado Rudolph Giuliani, por entonces alcalde de NY, preguntando en voz alta: “¿Qué le hicieron estos bastardos a mi ciudad?”. Así comienza “Rudy, el alcalde de Nueva York”, el telefilm que se centra en la vida del polémico alcalde de NY al momento en el que las Torres Gemelas se desplomaron ante los ojos del mundo entero.
Estrenada en Estados Unidos hace algunos meses, la película llega al público de América latina mañana, a las 22, a través de Hallmark Channel. Basada en el libro ¡Rudy!, escrito por Wayne Barrett, la película dirigida por Robert Dornhelm intenta mostrar desapasionadamente la vida del abogado que a fuerza de un duro discurso de “tolerancia cero” se consagró alcalde de Nueva York en enero de 1994. En el papel de Giuliani se destaca la interpretación de James Woods –admirador público del ex alcalde–, quien tiene una vasta experiencia en el arte de interpretar personas reales (hizo de H.R. Hedelman en Nixon, al asesino de Medagar Evers en Mississippi en llamas, al abogado Roy Cohn en Ciudadano Cohn).
Intercalando continuamente imágenes reales del atentado del 11 de septiembre con escenas biográficas ficcionadas, el telefilm trata de atrapar la verdadera personalidad del hombre que alguna vez declaró que ser alcalde de Nueva York era “el mejor trabajo del mundo”. Contradictorio en su pensamiento, arrogante y dueño de una soberbia incapaz de aceptar el disenso ni siquiera entre sus colaboradores más cercanos, la película no esconde la pretensión de pintar con objetividad la figura de Giuliani, quien el año pasado se retiró de la política por problemas de salud. Una pretensión que no en todos los pasajes del film se logra plasmar.
Proclamado “héroe nacional” por algunos de los ciudadanos de Nueva York tras su actuación en la denominada Zona cero, criticado por otros tantos por las políticas autoritarias que implementó durante su gestión, la figura de Giuliani es sinónimo de controversia. Nombrado Fiscal General Adjunto del distrito Sur de Nueva York en 1982, el crecimiento político de Giuliani se basó en su ferviente apego a su educación católica y a la ley. “La ley es todo”, dice el personaje interpretado por Woods en un momento del film. Incluso, durante la campaña a la alcaldía, Giuliani provocó un alboroto mayúsculo cuando apoyó una manifestación de las fuerzas policiales en contra de David Dinkins, el por entonces alcalde de la ciudad. “Ustedes son lo mejor de Nueva York, las personas más valientes. Están desmoralizados porque tienen que luchar contra el crimen y contra su propio alcalde. Las políticas de la administración Dinkins sólo apuntan a socavar la integridad del Departamento de Policía y no son más que una mierda”, había dicho en su discurso, generando desmanes entre los policías-manifestantes, que se resistían a ser denunciados por abusos varios.
Sin embargo, el telefilm deja vislumbrar que su “mano dura” y su catolicismo ultraconservador no se correspondían con todos los aspectos de su vida privada. Casado en dos oportunidades y manteniendo relaciones extramatrimoniales con algunas de sus colaboradoras (el affaire con su jefa de prensa generó un sonado escándalo público), Giuliani no supo controlar su vida sentimental, que junto a los abusos policiales le hicieron perder apoyo popular. El atentado del 11/9 terminó de sembrar el pánico entre los neoyorquinos y le hizo ver a Giuliani lo equivocado que estaba cuando, en el discurso de asunción a la alcaldía, había afirmado: “La era del miedo ha terminado”.