Sáb 09.03.2002

ESPECTáCULOS  › LA MUESTRA COMENZO CON DUDAS Y BUENA VOLUNTAD

Frente al mar de los milagros

La suiza “Neutral” y la estadounidense “Después de la inundación” abrieron la competencia oficial. A pesar de los problemas de presupuesto, la muestra ofrecerá un verdadero festín cinéfilo, repartido en las sustanciosas secciones paralelas.

› Por Martín Pérez

“Mar del Plata es el festival del milagro”, definió Jorge Coscia, flamante director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. Y así es como está desarrollándose la muestra de cine internacional: milagrosamente. Con mucha buena voluntad pero, eso sí, también con todo el folklore de desorganización y falta de información que parece ser habitual en un Festival tan vapuleado. Por lo pronto, como en varios otros años, todo parece indicar que quien quiera ver buen cine deberá evitar el Auditorium, sede de la competencia oficial. Porque tanto la suiza Neutral como la estadounidense Después de la inundación demostraron estar a la altura de los peores recuerdos de la competencia oficial de años anteriores. Por eso, el consejo para los cinéfilos es que chequeen la programación de las muestras paralelas, que ya ha sido el verdadero fuerte de este Festival.
Neutral, dirigida por Xavier Ruiz, elige contar su historia a partir del servicio obligatorio para todos los neutrales ciudadanos suizos, que consta de un par de semanas de cumplimiento efectivo desde que cumplen los 18 hasta que tienen 42 años. La trama de la película se centra en las desventuras de una pequeña patrulla en operaciones, en un principio tan ridícula como la naturaleza del servicio militar suizo, pero que con el correr del metraje irá complicándose de la manera más previsible hasta llegar a un desenlace convencionalmente trágico. El film estadounidense, por su parte, es una especie de Un maldito policía sin policía. Y sin Harvey Keitel, por supuesto. La ópera prima de Robert Saitzyk acompaña en su caída a un marginal pleno en sobreactuaciones, que no puede hacer otra cosa que no sea pecar. Desarticulada y sucia por el solo hecho de serlo, el film de Saitzyk dista mucho de ser un “ejemplo del cine independiente norteamericano”, según reza el periódico del Festival, única fuente de información dado que los catálogos –otro clásico de Mar del Plata– aún no están a la disposición de la prensa.
Mientras que Pasaron las grullas es un título clásico de cineclub, una grilla de películas es algo fundamental para saber dónde y cuándo se exhibe cada film. Sin embargo, en estos primeros días de Mar del Plata, por el Festival aún no pasaron las grillas. Apenas si hay contadas fotocopias que pasan de mano en mano, y a las que cada tanto hay que hacerles tachaduras y anotaciones. Si la mecánica de todo Festival suele ser algo desarticulada en sus primeros días, este milagroso Mar del Plata al menos tiene sus cines. Porque las películas van y vienen.
Por lo pronto habría que señalar que ayer en Mar del Plata se celebró –en el marco del esforzado ciclo “La mujer y el cine”– el Día Internacional de la Mujer con la exhibición del film Partition pour voix de femmes (traducible como “Partitura para la voz de las mujeres”), de la directora canadiense Sophie Bissonnette. Y que ayer por la noche, comenzando con el ciclo “Pantalla al aire libre”, se vio el clásico Una noche en la Opera, con los Hermanos Marx. Dentro de ese ciclo, el próximo miércoles, llegará el turno del documental Gimme Shelter –que cubre el malogrado recital de Altamont realizado por los Rolling Stones–, en un marco mucho más acorde que las exhibiciones de ayer a las 14 y la anunciada para hoy a las 11 de la mañana.
Dentro del azar que significa elegir títulos sin la ayuda del demorado catálogo, lo más sencillo resulta entregarse a los ciclos, como la retrospectiva de Torre Nilsson, que ayer se inauguró con la exhibición al mediodía del raro film El secuestrador, con Leonardo Favio. El exhaustivo ciclo –que anuncia para el martes a las 20 en el Museo del Mar la exhibición del rarísimo telefilm Había una vez un tractor– se completa con una muestra de afiches instalada en el hall de Auditorium luego de la fiesta de inauguración del Festival.
Aunque tal vez la mejor de las soluciones ante la falta de información es recurrir a lo más seguro. No sólo por los nombres involucrados sino porque, al tratarse de films que esperan su estreno comercial más o menos inmediato, su lugar en las fotocopiadas grillas no sufrirá tachaduras. Cumpliendo con semejante requisito están los que seguramente formarán parte de los films destacados del Festival, como La dama y el duque –con estreno comercial porteño anunciado apenas termine Mar del Plata–, de Eric Rohmer; o la maravillosa Los excéntricos Tenembaums, que además de exhibirse como Apertura del Festival se repite durante todo el fin de semana. Y, claro está, su estreno comercial también está asegurado para antes de fin de este mes. Y también está Godard. Su Elogio del amor será uno de los eventos del Festival, también tiene el estreno local asegurado y forma parte de las funciones intocables del fin de semana. Una de las pocas seguridades en un Festival que está demostrando ser, y resulta imposible soslayarlo, ciertamente milagroso.

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