ESPECTáCULOS
› LA JUNTADA, UN EXPERIMENTO FOLKLORICO COLECTIVO
“Hay que abrir el panorama”
Peteco Carabajal, el dúo Coplanacu y Raly Barrionuevo unieron sus armas creativas para un espectáculo en el que, según dicen, se consiguió lo más difícil, “juntarnos de verdad, crear colectivamente”.
› Por Karina Micheletto
“Es muy natural que nos juntemos”, repiten los santiagueños, con tono acorde, entre bocado y bocado del almuerzo previo al ensayo. No es simplemente una cuestión de pertenencia a la patria chica. Cada uno con su estilo y su sonido distintivo, Peteco Carabajal, el dúo Coplanacu (Julio Paz y Roberto Cantos) y Raly Barrionuevo fueron marcando un camino dentro de la música folklórica actual. Los tres artistas (cuatro, en rigor) renovaron a su modo el cancionero, dotándolo de algunas creaciones que hoy son clásicas, y también retomando los poetas de siempre, algunos más olvidados que otros. Ahora todos se reunieron en La juntada, un espectáculo del que surgirá un disco en vivo y un DVD, y que mañana y el sábado a las 21.30 presentarán en el teatro Opera.
El proyecto, que terminó trascendiendo la propuesta original de la discográfica de una reunión de artistas convencional, fue tomando forma de un espectáculo diferente, con temas de los repertorios de cada uno pero también otros nuevos, y un sonido propio de La juntada. “Podríamos habernos limitado a hacer un disco con un par de temas de cada uno e invitaciones. Pero decidimos juntarnos de verdad, crear colectivamente”, advierte Barrionuevo. “Para mí fue un placer y una señal de entrega. Somos diez músicos en el escenario y todos tenemos el mismo status.” La juntada se completa con la violinista Andrea Leguizamón, de Coplanacu, y músicos de las otras dos bandas: Demi Carabajal, Cristian Banegas, Juan Antuz, Ernesto Guevara y Eduardo Ramírez. La banda fue tomando forma a lo largo de meses de ensayo en Córdoba y Río Ceballos, donde viven Raly Barrionuevo y los Coplanacu. Carabajal, cuentan, viajaba desde Buenos Aires sin poner reparos: allí vive también la que será su esposa en pocos meses.
El repertorio de La juntada está dividido en bloques temáticos que, aunque no marcan una división estricta, orientaron a los músicos a la hora de la selección. Así, el bloque sobre la memoria incluirá la chacarera La olvidada, de Hugo Díaz y Atahualpa Yupanqui, Violín del monte, otro tema de Yupanqui musicalizado por Peteco, Retiro al Norte de Roberto Cantos y la Chacarera del exilio de Barrionuevo. El bloque del paisaje estará marcado por temas como la Chacarera del Chilalo y Volveré a Salavina. El de la mujer abundará, como es lógico, en zambas (La amorosa, Perfume de carnaval, Zamba y acuarela, Mientras bailas). Le siguen bloques sobre lo social, el mensaje, y, por último, la fiesta y la invitación al baile.
–¿Qué fue lo más difícil y lo más fácil de lograr en la juntada?
Peteco Carabajal: –Es raro, pero lo más difícil resultó lo más fácil cuando nos juntamos. Se supone que esto de juntarse, ver el repertorio, encontrar la forma y el sonido que va a tener el grupo, es complicado cuando uno encara algo nuevo. Pero nosotros enseguida le encontramos la vuelta, y la verdad es que está saliendo redondo.
Roberto Cantos: –Objetivamente, no es fácil armar algo con contundencia entre tantos músicos, pero fue saliendo naturalmente. Lo más difícil puede ser repetirlo en el interior, necesitamos una infraestructura muy grande en lo técnico y económico. Pero nos encantaría hacerlo. Claro que eso no tiene que ver con lo artístico. Lo artístico está “lisito, lisito”.
Raly Barrionuevo: –Logramos algo que es muy difícil: una creación verdaderamente colectiva. Suele pasar que hay uno que es el que lleva adelante la cosa, y los demás se suman. En este caso podría haber sido Peteco, por toda la experiencia que tiene. Pero sin embargo él con su humildad nos abrió el juego a todos.
Julio Paz: –¡Lo que pasa que lo hemos amansado de temprano!... Parece que tenemos muchas más cosas en común de las que pensábamos, en cuanto a lo artístico y al ser artista. Y eso es lo que se plasma.
Al momento de las definiciones de parentescos, Carabajal hace una aclaración sobre el suyo con Barrionuevo: “Yo no soy padrino de Raly, como se dice. Lo considero un par y un compañero, aunque tenga menos tiempo que yo en esto. Al principio puede haber una cuestión de dar una mano, pero inmediatamente, cuando uno empieza a identificarse, se borra todo eso del padrinazgo”. Barrionuevo formó parte de la banda de Carabajal por un breve tiempo, y de la experiencia quedan anécdotas que los músicos prefieren guardar en sonrisas pícaras. “En una nota leí que Raly es ‘el Manu Chao argentino’. ¡Y Manu Chao no le ata ni los cordones!”, se ríe Carabajal.
–¿Qué balance hacen del momento actual del folklore, pasado el llamado “folklore joven”?
R.B.: –Después de la tormenta, siempre vuelve la calma.
R.C.: –El “boom” del folklore de unos años atrás se limitó a lo mediático, comercial y empresarial. Pero para nosotros el folklore siempre tuvo que ver con algo que trasciende eso, con la identidad.
P.C.: –La parte que tiene que ver con el negocio está en un estado bastante decadente, porque toda la fuerza está depositada en una sola dirección: la de conseguir un resultado, un éxito. ¿Por qué, por ejemplo, hoy se hacen tantas canciones de onda romántica? Parece que nos creímos una historia que no pasa por sentimientos verdaderos sino por tonteras medio banales, por cuestiones de mercado.
–Pero ustedes también tienen que vender discos.
P.C.: –Seguro. La diferencia es si te moviliza eso o hay detrás algo más profundo, más serio, más limpio. El problema es que muchos ni siquiera se esfuerzan por probar otra cosa, aunque sea para ver qué pasa. En cada lugar que actúo hay gente que se acerca a darme cosas. Y lo que escucho, en la mayoría, es más de lo mismo que ofrece la industria. Y es admirable porque nadie los obliga. Lo hacen por las suyas, con esfuerzo, pagando la grabación. ¿Por qué no aprovechan y graban cosas más propias, menos especulativas? Por la inercia de la industria, ellos también se dedican a cantarle sólo al amor, o se preocupan más por el show que por el aspecto artístico. Y si no abren el panorama ellos, que no están presionados, ¿qué queda para los otros? Nuestra música es demasiado rica para limitarla a lo que pide el mercado.
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