ESPECTáCULOS
“Escribía sobre los yuppies porque de algún modo ése era mi mundo"
La señal Film & Artes presenta hoy un notable documental sobre Breat Easton Ellis, el autor de “American Psycho” y “Menos que cero”.
› Por Verónica Abdala
No sería nada raro que en un futuro más o menos remoto se leyera la obra cumbre de Bret Easton Ellis, American Psycho, como un modo de acercamiento posible a la mentalidad de los yuppies neoyorquinos de los años 80, su exasperante superficialidad, su frenesí consumista. No sería raro en virtud de que para muchos, el suyo es el libro que mejor retrata el espíritu vacío de la cultura capitalista del fin de siglo XX o, al menos, la desintegración del viejo sueño americano. En cada una de las páginas de su novela, aparecida en 1991 en el marco de un considerable escándalo, Ellis se dedicó a diseccionar la moral de esos jóvenes millonarios e hiperdrogadictos tan parecidos a los que había conocido en las inmediaciones de Wall Street a fines de los 80. De algún modo, la obra de Ellis fijó el estereotipo de los yuppies como una secta preocupada por las marcas, el consumo, las ceremonias frívolas, las apariencias.
Ellis, que relata en primera persona la génesis de su libro más polémico en el especial que se verá hoy a las 19 por la señal Film & Artes, en el marco del ciclo Grandes Escritores, explica que las obsesiones personales que lo llevaron a narrar en clave de ficción las experiencias de parte de su comunidad (“en definitiva, yo también pertenecía de algún modo a ese mundo, aunque no pudiera integrarme, y tampoco enfrentarlos a ellos”, dice) giran en torno de los interrogantes que le generó la experiencia de conocer más o menos de cerca la frivolidad de ese mundo. “Siempre me sentí un poco ajeno y distinto a mis compañeros”, cuenta el autor en el marco de una extensa entrevista que sirve de eje al programa. “Pero la mayor sorpresa sobrevino cuando en 1987 me mudé de Los Angeles a Nueva York y conocí a estos muchachos que pueden hacer miles de dólares en una tarde en Wall Street y pasar después varias horas discutiendo si los pantalones deben hacer juego con las medias o con los zapatos, o si una crema para la piel es más efectiva que otra. Ese encuentro serviría de germen a American Psycho, que considero una gran metáfora sobre la violencia y la ligereza de la vida moderna, al menos la de esa gente a la que sólo le interesa el dinero y el status y la seguridad aparente que éstos generan”.
El documental incluye entrevistas a críticos literarios, editores, colegas y amigos que todavía recuerdan el increíble revuelo que acompañó al libro. Desfilan desde la negativa de la editorial Simon & Schuster a publicar la novela por la que ya había pagado trescientos mil dólares de anticipo (finalmente fue editada por Viking) hasta las protestas de los grupos feministas que pedían la cabeza de aquel que había tenido la ocurrencia de que su personaje protagónico –yuppie de día, asesino serial de noche– gozara descuartizando y mutilando a una decena de chicas después de violarlas. O se divirtiera con el recorrido de una rata viva en la vagina de una de ellas, como le ocurre al bueno de Patrick Bateman. “Supongo que no comprendieron que ese tipo de violencia, más que algo literal, pretendía ser más bien un símbolo de lo que ocurre en nuestras sociedades, en las que el asesinato y la tortura de una joven, el lugar que ocupás en un restaurant o un tema musical parecen tener el mismo nivel de importancia”, aclara Ellis en el programa.
Ocho años, nada menos le llevó a este chico malo de las letras estadounidenses –autor también de Menos que cero– superar la psicosis que generó American... en su derredor. Hasta que en 1999 llegó la bastante abultada y muy poco celebrada Glamorama, o su visión del mundo en tiempos en que la obsesión por las celebridades está a la orden del día, y por sobre las cabezas de casi todos reinan las supermodelos. “Ahora estoy agotado”, afirma el escritor, casi al final de la emisión. “Es probable que me vaya a Hollywood a escribir guiones, pero tampoco estoy seguro de eso. Lo que sí sé es que pasará bastante tiempo hasta que me decida a publicar otro libro”, dice. Y habrá que creerle.