ESPECTáCULOS
› MUSICA
Para vencer la crisis con música, imaginación y políticas culturales
El gobierno italiano, junto a la Fundación Coliseum y la Secretaría de Cultura porteña, encara un ciclo de conciertos en esta ciudad.
› Por Diego Fischerman
El ciclo Harmonia era uno de los cuatro grandes ciclos de conciertos privados que se realizaban en Buenos Aires. Si bien la participación de la Fundación Cultural Coliseum, ligada al gobierno de Italia, daba un signo particular a la programación, y la institución se preocupaba por poner entradas baratas a disposición de estudiantes de conservatorios, lo que la diferenciaba del Mozarteum o Wagneriana (Festivales Musicales, la cuarta sociedad de conciertos, siempre tuvo un perfil algo distinto) era, simplemente, la presencia de algún nombre importante en lugar de otro. La crisis económica argentina obligó a replantear los planes para este año (que inicialmente iban a contar, por ejemplo, con la actuación de uno de los mejores cuartetos de cuerdas del momento, el Emerson). Pagar a los artistas en moneda extranjera (y cobrar precios razonables en moneda local) parecía una tarea imposible. Y, sin embargo, se logró diseñar una temporada con atractivos notables.
Uno de los responsables de haber conseguido sortear las dificultades (y que el gobierno italiano decidiera dedicar a Buenos Aires gran parte de lo destinado a toda Latinoamérica), fue el Barón Agnello –del CIDIM, Comitato Nazionale Italiano di Musica–, quien ya había tenido un alto grado de protagonismo en las temporadas Allegretto, realizadas en esta ciudad y destinadas a los jóvenes. El ex embajador italiano y actual consejero de la Fundación Coliseum, Giovanni Jannuzzi, acentuó, en la presentación del ciclo al que bautizaron como Nuova Harmonia, que “es inocultable que se trata de un hecho político”. Parte de ese conjunto de decisiones eminentemente políticas pasa no sólo por el financiamiento del gobierno de Italia sino por cuestiones de acción cultural. La programación de la temporada 2002 está armada casi exclusivamente con nombres de músicos jóvenes y ascendentes, los repertorios están lejos de ser complacientes y abundan en detalles de interés.
Uno de los puntos altos estará en el grupo que abrirá el ciclo, I Sonatori de la Gioiosa Marca. En el primer plano desde que acompañaron a la mezzo soprano Cecilia Bartoli en el segmento dedicado a arias antiguas de su CD grabado en vivo, este grupo de instrumentos originales se caracteriza por unir en sus interpretaciones estilismo y vitalidad. En esta ocasión actuarán el miércoles 8 y el jueves 9 de mayo, haciendo dos programas distintos. Conformado por dos violines, viola, cello, violone (contrabajo barroco), archilaúd, clave y flauta travesera, en el primero de sus dos conciertos interpretarán el Concierto para cuerdas en Sol Mayor RV 153, las Variaciones sobre “La Follia” RV 63 y el Concierto para cello, cuerdas y bajo continuo en Re Menor RV 407, de Antonio Vivaldi, y el Concierto Brandeburgués Nº 5 y la Suite orquestal Nº 2, de Johann Sebastian Bach. Pero tal vez lo más llamativo esté en el segundo concierto, cuya primera parte estará dedicada a obras del período fronterizo entre el Renacimiento y el Barroco. Composiciones de Tarquinio Merula, Biagio Marini y Carlo Farina servirán para ilustrar un estilo casi desconocido fuera del ámbito de los especialistas y uno de los más bellos e intrigantes de la historia de la música. Allí, los cambios de tempo y de dinámica, las ornamentaciones virtuosísticas, los contrastes expresivos y los recursos retóricos imitan a los vocales que, por esa misma época, constituirían la base del nuevo género melodramático. El concierto se complementará con la Follia de Giovanni Reali, la repetición del Concierto RV 407 de Vivaldi, y, de este mismo autor, el Concierto para laúd RV 93 y el famoso Concerto alla Rustica que acompañaba los devaneos de Roy Scheider/Bob Fosse en All That Jazz.
El ciclo Nuova Harmonia, que se desarrollará en el Teatro Coliseo, continuará con una suerte de diálogo imaginario entre los Figaros de Rossini y Mozart, encarado por el Ensemble Italiano di Fiati, el contrabajista Giovanni Valgimigli y el actor Juan Leyrado en el papel del narrador (jueves 23 y viernes 24 de mayo). El miércoles 12 y el jueves 13 de junio actuará el promisorio Cuartetto, Prometeo, que hará el CuartetoOp. 130 y la Grosse Fugue Op. 133 de Beethoven, los Esercizi di tre stilli, a partir de composiciones de Domenico Scarlatti, de uno los compositores italianos más importantes del momento (su Tannhaüser tuvo puesta de La Fura dels Baus), el Cuarteto Nº 2 de Schumann y el Cuarteto Op. 1 Nº 1 de Kranz-Joseph Haydn. Con la participación del clarinetista Paolo Beltramini harán los Quintetos de Mozart y Carl Maria von Weber. El dúo del violinista Massimo Quarta y el pianista Filippo Gamba se presentará los días 10 y 11 de julio (con obras de Mozart, Brahms, Tchaikovsky, Ravel, César Franck y Paganini) y el 1º y 2 de agosto actuará el Cuartetto Schumann (trío de cuerdas y piano), interpretando composiciones de Schumann, Mahler, Dvorak, Ghedini y Brahms. Enrico y Andrea Dindo (violoncellista y pianista) tocarán obras de Schumann, Brahms, Debussy, Prokofiev, Beethoven, Bach, Boccadoro y Chopin, el 14 y el 15 de agosto y, el martes 27 y el miércoles 28 de ese mismo mes actuará el pianista Andrea Lucchesini, haciendo las sonatas Claro de Luna y Hammerklavier de Beethoven y los 24 Preludios de Chopin. El abono se completará con las actuaciones de la Orquesta Académica del Teatro Colón junto a la pianista argentina Ingrid Flitter y el Ars Trio (en septiembre) y de la Orquesta della Toscana, con Salvatore Accardo como director y solista de violín, en octubre.