ESPECTáCULOS
› EL EXTRAÑO MICROCLIMA DE LA “FASHION TV BEACH”
Una vidriera llena de arena
El parador de Punta del Este es un aquelarre de famosos, modelos y aspirantes, rodeados por curiosos que buscan un módico acceso a la TV.
› Por Julián Gorodischer
Desde Punta del Este
Admire al dios del verano en sunga. Véalo remolonear en la reposera VIP como un gatito, siéntale el aliento cuando se acomoda el vello púbico con la impunidad del objeto sexual. No pierda tiempo: haga gimnasia playera con el entrenador de Tinelli, circule por el salón de los espejos, en el centro del parador, para comprobar cuán distinto es usted de las modelos Sofía Zámolo o Matías Camisani. Siéntase una piltrafa, blanquecina y sudorosa, con el sol en la nuca, y decida que no consumirá ni una mísera agüita porque está bien cara. Pero sépalo: usted es un privilegiado. Nicole Neumann acaba de pasarle al lado, le rozó el codito en la FTV Beach, aquí donde se graban flashes y especiales que después se ven en la tele. Aquí sucedieron los grandes temas del verano esteño: la pesca in fraganti de Nicole Neumann cogiendo entre las rocas, el topless de Flavia Palmiero, la transa de Sofía Zámolo con el American Pie Jason Biggs.
–¡Por ahí, no! –grita el empleado al blanquileche que se echa como una vieja en la reposera de la primera fila.
Las masas llegan a la FTV Beach para amucharse como en la Bristol, una sombrilla pegada a la otra. Miran la piscina desde afuera, pagan tres veces más cara la gaseosa, y ahora los quieren conformar con una figurita de segunda. Llegan a dedo o en combi desde la terminal, y empieza la rutina playera: baño de mar y ojitos curiosos en el parador. De vuelta a la sombrilla. Prueban por un ratito la reposera del dios del verano, donde quedan unas gotitas de transpiración. “Los turistas andan más pelados que nosotros”, dice Canario, el vendedor de ojotas. “Acá vienen pelagatos con pretensiones que después comentan en el barrio que iban a la misma playa que Nicole. Pero da lástima verlos compartir el pancho entre dos”.
Si en Punta del Este existe una competencia de playas que ranquea según las noticias ocurridas en su arena, la FTV Beach se lleva el premio mayor: su hija dilecta, Nicole Neumann, exclusiva del lugar, decidió alejarse entre las rocas con su amante, un ex Jugate conmigo, para cumplir la fantasía de “hacerlo junto al mar”. La escenita fue tapa de dos revistas, aunque la imagen atenuó el voltaje del encuentro. “Hicieron de todo –dice el RR.PP. Leo Mateu, orgulloso de generar escándalo–, ¡de todo!, pero lo que se publicó es suave: ella en topless, él sentado encima”. La FTV Beach da de comer a los papparazzi con sus rubias al acecho de galanes de exportación. “Sofía Zámolo se le tiró encima al pibe de American Pie. Pasaron un par de noches”, cuenta Mateu. La playa cotiza sólo si interesa al chimentero, que siempre da crédito al lugar: “En la FTV Beach ocurrió que...”. Con cada mención, Mateu y Gaby Alvarez le sacan puntos a la alicaída playa Dotto Models. La guerra de playas (como la de modelos o empresarios teatrales) respeta una clave rendidora: descalificar al rival. “En la de Dotto hay mucho viento –dice Mateu–, no se puede estar”.
Cada vez que la Palmiero se queda en tetas para compensar la estadía gratis, cada vez que Nicole cornea a su novio entre las piedras a metros del papparazzo, se paga el canje o se agradece la gentileza. Igualmente, el acto en cuestión siempre va acompañado de una queja. “Pobre Inesita (Estévez) –dice la modelo en la reposera–; ni en Cabo Polonio la dejan tranquila. Irse al fin del mundo y terminar en la tapa de Pronto haciendo topless”. A la invasión de cámaras se la repele y se la desea, en un juego de opuestos que favorece al RRPP. El tipo dirá que allí, en el paraíso de la imagen, al famoso se lo protege y se lo mima, se lo cuida, pero también delatará la vida íntima de la modelo y el galán. La traición está bien vista allí donde el final es feliz para el prensero y el famoso: tapa o doble página central. Fabiana y Laura, dos modelos de reposera que todavía no llegaron a la Vidriera de Caras, se comportan como toda criatura en exhibición: miran de reojo, con desdén, evitan el trato confianzudo...
–¿Están deseando que las vea un productor y se las lleve a FTV?
–No conozco muchos casos de ascenso –dirá Fabiana–.
–No puede ser –protesta Hilario, un polista argento de 18–, me rebotaron en Tequila. ¡No están claras las reglas del juego! Si por lo menos te aclararan que sólo pasan mayores de 18 y lindos... Pero uno tiene cierto nivel económico y lo discriminan igual.
En la FTV Beach, por lo menos, circulan libremente, pero se quejan de que hoy no estén ni Nicole ni la Zámolo; sólo quedan unas modelos sin nombre propio. Se las define por atributo: ¡Qué culo! Parece que ahora el verano se termina el 15 de enero, cuando sucumben los desfiles y se vuelven los famosos a Buenos Aires. Lo que queda es recordar la euforia de la fiesta Chandon o el desfile de Ricky Sarkany. Ante el vacío, está la opción de sintonizar el FTV Channel en el hotel, donde se transmite un continuado de pasarela y “mini repos” a cargo del host (como un VJ de MTV, pero más lindo) Uriel del Toro. El tipo es fibroso, íntegramente depilado, y es el hermano de Tamir, que aparecía en el reality El Bar. Uriel se mete al mar y lo sigue una horda de ninfas en colaless, y más atrás va la cámara para llevarlo a toda Latinoamérica.
Corra usted también a verse en la pantalla gigante de FTV. Véase espiando el culo de la venezolana Federica Guzmán, o merodeando al dios del Verano. Déjese toquetear por el masajista de estrellas y pruebe un bocadito de Pablo Massey. Chapotee con el piecito (no lo dejarán meterse) al lado de Dady Brieva y después asista a la sesión de Ale Lacroix como DJ. Escuche, finalmente, la breve redención del RR.PP., su momento estelar.
–Yo me siento en las rocas a las 9, cuando no hay nadie. Y me pongo a meditar –dice Leo Mateu–. Y sí. Este trabajo tiene algo de frivolidad.