Mié 11.02.2004

ESPECTáCULOS

“Es una introducción a un tema que demandaría muchas más películas”

Así definió Fernando “Pino” Solanas su film Memoria del saqueo, en la ceremonia con la que Berlín lo premió con el Oso a la trayectoria.

› Por Luciano Monteagudo

Por segundo día consecutivo, la Berlinale tuvo una presencia protagónica del cine argentino. El lunes fue la proyección en competencia de El abrazo partido, de Daniel Burman, que empezó a cosechar sus primeros elogios en la prensa (ver aparte). Y ayer Fernando Solanas recibió por parte del director de la muestra, Dieter Kosslick, el Oso de Oro a la trayectoria, uno de los mayores reconocimientos del festival, que aprovechó la oportunidad para ofrecer el estreno mundial de Memoria del saqueo, la nueva película de Pino, un documental generado al calor de los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre del 2001, pero que trasciende el mero registro de aquellas días de furia para intentar un análisis de la crisis argentina en su conjunto.
Mucho más en el espíritu que en la forma, Memoria del saqueo devuelve a Solanas a la traza abierta casi cuarenta años atrás por La hora de los hornos, su legendaria opera prima, realizada junto a Octavio Getino. El diagnóstico del país no difiere demasiado del de entonces, sólo que ahora el estado de las cosas es mucho más grave. La última crisis que atravesó Argentina fue la más profunda de su historia, y Solanas señala con nombre y apellido a los responsables: la dirigencia política local, escandalosamente corrupta, inepta y farandulera, pero también a los grandes conglomerados económicos y organismos financieros internacionales, que actuaron con rapacidad y alevosía.
“Las circunstancias han cambiado, pero las consecuencias del plan neoliberal probaron ser tan desastrosas que sentí la necesidad de dar testimonio de todo lo que ha pasado durante el último cuarto de siglo, desde la dictadura de Videla hasta hoy”, declaró Solanas en una concurrida conferencia de prensa aquí en Berlín. Para Solanas, Memoria del saqueo (que se conocerá en Argentina a partir del 18 de marzo) “es apenas una introducción a un tema que demandaría muchas más películas, es un film-ensayo que intenta provocar la memoria y la imaginación del espectador, sobre todo de los más jóvenes, los chicos de 20 años que no llegan a entender por qué estamos como estamos. El esfuerzo sobre todo consiste en volver a poner las imágenes, que vimos tantas veces, en su contexto histórico y político, porque esas imágenes fueron banalizadas y vaciadas de contenido”.
“La deuda externa argentina fue, desde un comienzo, una gran estafa que jamás fue investigada, y esa es una de las tantas causas pendientes que tiene el país”, explicó Solanas a la prensa internacional, que también le preguntó con curiosidad por Néstor Kirchner. “El presidente actual, en un hecho inédito en Argentina, donde siempre se promete y rara vez se cumple, está haciendo mucho más de lo que anunció en la campaña: democratizar la Justicia, atacar los focos de corrupción y defender con firmeza al país en los foros internacionales. Pero a la Argentina todavía le falta mucho para desandar el camino que nos llevó a la catástrofe.” Un periodista español quiso saber por qué, si Carlos Menem fue tan corrupto como explica abrumadoramente Memoria del saqueo, volvió a ser elegido. “¿Los argentinos son masoquistas o no se psicoanalizaron lo suficiente?”, ironizó el cronista. Y Solanas no tardó en responder: “Menem fue el primer aliado del sistema, del mercado, de los grandes medios, así como el principal socio del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que lo ayudaron a perpetuarse en el poder. Pero por otra parte Argentina no es la excepción a una tendencia mundial. Yo a su vez siempre les pregunto a mis amigos españoles e italianos cómo es posible que en países cultos como los suyos, cuya población se ha manifestado mayoritariamente contra la invasión a Irak, por ejemplo, tengan al frente de sus respectivos gobiernos a José María Aznar y Silvio Berlusconi”. Por la noche, la entrega del Oso de Oro a Solanas se llevó a cabo en el viejo cine International, sobre la Karl-Marz Allee, en pleno Berlín Este (“Nos pareció el lugar más apropiado”, bromeó Kosslick) y asistió el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Joschka Fischer, que supo ser, allá por mayo del ‘68, uno de los tantos jóvenes militantes que salían a tomar las calles proclamando la imaginación al poder. Y que se informaban sobre la insurgencia latinoamericana con películas como Die Stunde der Hochhöfen. “Tengo un gran reconocimiento por Alemania: en 1969 fue el primer país en difundir por su televisión pública La hora de los hornos. Y el primero también –concluyó Solanas– que decidió participar como coproductor de Los hijos de Fierro, cuando por entonces yo era expulsado de mi país.”

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