ESPECTáCULOS
Sting, en la era de la fragilidad
El mismo día de los atentados a las Torres Gemelas, el músico dio un concierto íntimo en Toscana. Music Country lo emite esta noche.
› Por Roque Casciero
“Esta iba a ser una ocasión muy feliz”, dice un circunspecto Sting en el comienzo de “All this time”, el especial en vivo que Music Country emitirá hoy a las 23. No pudo ser: la transmisión de televisión que tenía planeada sólo duró el primer tema. Las cámaras siguieron ahí durante el resto del concierto, registrando una performance íntima del ex Police y su numerosa banda (que se convirtió en un CD y un DVD con el nombre de la canción que Sting le dedicó a su padre fallecido). Pero la ocasión feliz fue obviamente trastrocada: el concierto en cuestión se realizó el 11 de setiembre de 2001, el día en que fueron derribadas las Torres Gemelas y parte del Pentágono. “Es difícil para todos nosotros”, continuó el músico esa noche. “Estoy enojado, confundido, atemorizado, y no quiero darle ningún crédito a este acto de violencia sin sentido. Es total y completamente pomposo. Vamos a cantar una canción por quienes perdieron la vida en los atentados.” En consonancia con estas palabras, tocó “Fragile” y pidió un minuto de silencio (aunque esto no aparece en la versión televisiva).
El concierto se realizó en la residencia del cantante –un pequeño castillo, en realidad– de Toscana, Italia, ante unos doscientos invitados tan elegantes como el propio dueño de casa. Durante el show, Sting volvió a hacer alusión al acto terrorista de manera elíptica, pero lo suficientemente clara en ese momento. “Es extraño el balance entre el placer que provoca hacer música con el dolor que sentimos”, reflexionó después de “All this time”. “Todos merecemos ser felices. No pueden matar nuestro placer, no podemos dejar que lo hagan”, instó más tarde. La lista de temas, salvo por el comienzo con “Fragile”, se pareció más a un repaso de sus grandes éxitos que a una pensada especialmente para la ocasión. El tono del recital, en cambio, sí se vio afectado por los sucesos del día. Eso fue notorio en el recato del cantante y en los climas reflexivos que propuso en la mayor parte del show, que recién en el final encontró algo de fuerza liberadora con “If I ever lose my faith in you” y “Every breath you take”. Sting confesó haber dudado mucho antes de realizar este concierto. “Finalmente, decidimos continuar porque la música nos ayudaría a expresar lo que sentíamos. Nuestro estado de ánimo es perceptible en la forma en que tocamos el repertorio. No podíamos tocarlo de otra manera. Perdí un amigo en las Torres Gemelas”, aseguró después.
Desde que emprendió su carrera como solista a mediados de los 80, Sting ha coqueteado sin demasiados tapujos con el jazz, aunque nunca perdió del todo de vista su carácter de estrella pop, como para no alejar a los viejos fans. “Hice rock cuando era joven, y ya no lo soy”, explicó poco después de este concierto. Sin embargo, por más que haya doblado el codo de los 50, el poder de convocatoria del ex Police no está en duda. Un buen ejemplo fue lo que sucedió durante su última visita a Buenos Aires, en la que juntó a más de 40 mil seguidores en el estadio de Vélez. En el especial que hoy emite Music Country, los aires jazzeros sobrevuelan canciones como “1000 Years”, “Dienda” (con una letra compuesta por el cantante sobre una melodía del pianista Kenny Kirkland) y “Moon over Bourbon Street”. El momento más pop de la elegante velada es “If you love somebody (set them free)”, muy similar al original incluido en The dream of the blue turtles. “Brand new day”, el tema que dio título a su último disco de estudio, aparece en una versión blusera, y el clásico “Roxane” tiene más de soul que del reggae que Sting escuchaba cuando la compuso, a fines de los 70.