Jue 19.02.2004

ESPECTáCULOS

Peter, Wendy y el desafío de atreverse a la adultez

El film del australiano Weir pone la tecnología del nuevo siglo al servicio de una aventura fascinante, con el mar y sus hombres como protagonistas excluyentes. “Peter Pan”, en tanto, rescata la novela de J. M. Barrie en una adaptación ajustada, que no elude más de un interrogante.

Por M. P.

Todos los niños crecen, salvo uno. Esa es la frase clave que sirve para presentar la inmortal historia de Peter Pan ante cualquier espectador que aún no haya sido iniciado en ella. La suya es la historia de un niño que se niega a crecer y que vive rodeado de otros niños en la isla de Nunca Jamás. Peter Pan sabe volar, y lo hace siempre acompañado de una pequeña hada llamada Campanita. Su enemigo mortal es el Capitán Garfio, un pirata al que le falta una mano. Se la comió un inmenso cocodrilo al que le gustó tanto su sabor que desde entonces lo persigue donde quiera que vaya, delatado por el tic-tac de un reloj al que tampoco resistió en su glotonería. La historia de Peter Pan propiamente dicha comienza cuando conoce a una niña llamada Wendy mientras está persiguiendo a su sombra. Wendy le coserá la sombra a Peter y así comenzará entre ellos una relación cuyo siguiente paso será una invitación a conocer la isla de Nunca Jamás, a la que Wendy y sus hermanos menores viajarán volando junto a Peter gracias a los polvos mágicos que rociará sobre ellos el hada Campanita.
A pesar de no apartarse jamás de los detalles más conocidos de la historia escrita por J. M. Barrie, pero hecha famosa en el mundo entero por la versión en dibujos animados realizada por Walt Disney cincuenta años atrás, el detalle fundamental de esta nueva adaptación que realizó el director australiano P. J. Hogan es la de devolverle el protagonismo a Wendy, el personaje femenino de la historia. Porque es verdad que Peter Pan se niega a crecer, pero la historia que se cuenta aquí es, en realidad, la de una niña haciéndose mujer, dejando atrás al compañero de sus aventuras infantiles. Ya sea porque es el producto de la fértil imaginación que dejará atrás junto con la infancia, o porque es, efectivamente, un niño que se niega a acompañarla en la aventura más fascinante de todas, la de vivir una vida adulta.
Para cumplir con el sueño de ser fiel a la obra original de Barrie, Hogan –el director de dos comedias mundialmente exitosas y tan bien construidas como El casamiento de Muriel y La boda de mi mejor amigo– convocó a Donald McAlpine, el responsable de la fotografía de Moulin Rouge. Su trabajo le permite presentar una película con actores que no tiene nada que envidiarle a cualquier dibujo animado. Visualmente deslumbrante tanto a la hora de reconstruir los cielos del Londres victoriano como las nubes de Nunca Jamás, el Peter Pan de Hogan presenta también dos niños protagonistas a la altura de sus personajes, como el casi debutante Jeremy Sumpter y la efectivamente debutante en el cine Rachel Hurd-Wood. Alrededor de ellos, mostrando una sensibilidad que en ningún momento se delata como falsa y mucho menos infantilmente condescendiente, circulan la hermosa Olivia Williams (Rushmore) encarnando a la madre de Wendy, y especialmente Jason Isaacs (Lucius Malfoy en lasaga de Harry Potter) haciendo el doble papel de padre de los chicos y de Capitán Garfio.
“Las novelistas no son bien vistas en la sociedad”, le advierte a Wendy su tía casamentera, que será la primera empeñada en hacer que abandone su infancia. Sin embargo, será su capacidad de contar historias la que convoque a Peter Pan hasta su ventana, en primer lugar. Y luego lo que la salve entre los piratas de Garfio, una vez en la tierra de Nunca Jamás.
Con la decisión de crecer o no en el centro de la historia, algo a lo que Peter Pan se niega, pero Wendy terminará aceptando, Hogan no se privará sin embargo de presentar más de una aventura y escena de acción, muchas de ellas con Garfio y sus secuaces –y el inmenso cocodrilo– como protagonistas. “Nunca es demasiado tiempo”, se dará cuenta rápidamente Wendy, mientras que Peter le pedirá que se lleve sus sentimientos con ella. No sin antes hacer milagros decidiendo que creer en las historias fantásticas es mejor que ser adulto sin esperanzas y derrotar a un Garfio que inesperadamente aparecerá menos amenazante al ser despedido con un cántico contundente y cruel: “Viejo, despreciado y solo”. Un destino que los niños no parecen conocer nunca en el país de Nunca Jamás, pero que no deja de ser uno de los riesgos de la aventura más fantástica de todas.

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