ESPECTáCULOS
› PAGINA/12 PRESENTA, DESDE MAÑANA, DOS CD DE BOB MARLEY
El dulce encanto de la música reggae
Los discos Soul captives y Sun is shining reúnen las mejores grabaciones de la primera etapa de los Wailers: Lively up yourself, Natural mystic, Sun is shining y I shot the sherif, entre otras.
› Por Fernando D´addario
La dimensión mítica de Bob Marley descansa serenamente en la milagrosa amplitud de su alcance. Las vías de acceso a su legado reconocen tantas variantes como modos existen de entender la vida. Allá en Jamaica, la rigidez de la desigualdad social divide a la población en ricos y pobres, sin matices ni término medio. El único punto de encuentro, por razones diversas y a veces contrapuestas, es Marley, unánime héroe nacional. Aquí en la Argentina, el fenómeno de identificación es más complejo, pero igualmente comprobable. Bob es el indiscutible, al que apelan, en distintas circunstancias, adolescentes, viejos hippies, espiritualistas, revolucionarios, pacifistas, drogones, chetos y lúmpenes. Aquí casi no hay rastas, y la factibilidad de su mensaje es ilusoria e inocua, pero Marley aparece siempre como una opción a mano, acaso porque unifica a todos en el milagro de hacerles la vida más llevadera.
El vehículo de transmisión de semejante don es, naturalmente, la música. En el caso del músico jamaiquino, el reggae se abre en infinitas posibilidades, superadoras del clishé de homogeneidad que se desprende, supuestamente, de los tonos básicos del género. Página/12 entrega, a partir de mañana, dos CD que integran y compilan buena parte de sus primeras creaciones. Soul captives y Sun is shining despliegan en abanico el talento germinal de Marley, todavía sin procesar. Las canciones de estos discos pertenecen a la etapa pre-Island, esto es, antes de que los Wailers firmaran contrato con Chris Blackwell. Muchos de los temas aquí presentados tuvieron luego, con la mundialización del reggae y del mito Marley, mejor vida comercial. Pero en el camino perdieron (aunque debe decirse que ganaron en calidad de sonido y en complejidad de arreglos) la frescura de esos originales grabados en estudios precarios, artesanalmente. Los fans distinguirán enseguida algunas de esas melodías inmortales: Concrete jungle, Satisfy my soul, Lively up yourself, Natural mystic, Sun is shining y I shot the sherif, entre otros.
La aparición de Marley en el mundo del rock no fue fruto del azar y su figura no surgió mágicamente de la nada. Un largo proceso de maduración en la música jamaiquina decantó finalmente en el reggae, pero hubo un camino intermedio, en el transcurso del cual se cruzaron diversos lenguajes y culturas. En Soul captives y en Sun is shining se perciben los ecos de esas mutaciones. El mento, el calipso, los cantos devocionales, el pop que se recibía de las radios americanas, la triangulación migratoria y cultural entre el este africano, Kingston y Gran Bretaña fueron modelando, de a poco, la identidad musical jamaiquina. Su primera traducción comercial fue el ska, un ritmo básico y pegadizo. Soul captives evidencia de algún modo la transición definitiva al reggae. Los temas están registrados entre 1967 y 1972, y diversos productores pusieron sus manos sobre esa cadencia hipnótica que musicalizaba penurias y rebeldía; uno de ellos resultó fundamental para el posterior conocimiento masivo del reggae: Lee “Scratch” Perry. Auténtico maestro dentro de los estudios de grabación, fue uno de los responsables de haber dirigido el tempo del ska, ligero y adrenalínico, hacia un ritmo más lento y cadencioso. Concrete jungle, si sólo se siguiera la letra, sería apta para escuchar en algún hacinado barrio de monoblocks del conurbano, pero por lo general se la disfruta en otro contexto, más relajado. Se refiere a la jungla de cemento de los barrios populares de Kingston, donde Bob se inspiraba en medio de la miseria. Aquí es sinónimo de “Jamaica no problem”. Paradojas de la distancia.
Para los más curiosos el CD ofrece algunas perlitas, como Mellow moods, una de las primeras canciones de Bob, grabada para JAD Records (luego registrada por Judy Mowatt, integrante de las I-Trees). También sorprendería la versión de Natural mystic, por su introducción y sus arreglos de caños. Los Wailers tuvieron diferentes formaciones en su etapa pre Island. El trío básico incluía a Peter McIntosh (el futuro Peter Tosh) en teclados, guitarra y voz y Neville “Bunny” Livingstone (Bunny Wailer) en percusión y voz. En 1970 se incorporaron –y se nota– Aston “Family Man” Barrett (anoche tocó el bajo en el Estadio Obras, todavía al frente de los Wailers, sin Bob) y Carlton Barrett, en batería. Ambos constituirían, con los años, una verdadera máquina rítmica en la banda. Los Wailers funcionaban en todo sentido como un grupo, aunque la posterior canonización de Marley haya proyectado la imagen del solista bien acompañado.
En Sun is shining también hay un rescate de las legendarias sesiones con Lee Perry: It’s all right, No sympathy y Reaction, con músicos invitados como el tecladista Glen Adams y el guitarrista Alva Lewis, pero sobresale la versión instrumental de I shot the sherif. No se trata de una canción más: en 1974 la grabó Eric Clapton y disparó el éxito de Marley en todo el mundo. Más tarde, The Clash y The Police, a su turno, le agregaron al re- ggae adrenalina urbana primermundista. Marley siguió su propio camino, que lo desbordó. A su muerte, en 1981, lo sucedieron el bronce y sus canciones. Cada cual decide qué Marley adopta y desde qué lugar, pero la elección no interfiere en su obra que, al mismo tiempo y sin que medien contradicciones, se convirtió en un símbolo de dolor y de felicidad.