ESPECTáCULOS
› ERNESTO TENEMBAUM Y MARCELO ZLOTOGWIAZDA
El desafío de vivir sin aire
Después de dos años en América, Periodistas desembarcó en el canal de cable Plus Satelital. Al nombre le agregaron la era del hielo, y sus conductores dicen que se sienten más libres.
› Por Emanuel Respighi
Como tantos otros periodistas, Ernesto Tenembaum y Marcelo Zlotogwiazda están pasando por una nueva etapa profesional. O una nueva “era”, tal como anticipan desde el título de la tercera temporada de su ciclo, ahora rebautizado Periodistas, la era del hielo. Después de dos buenas temporadas en la pantalla de América, el programa desembarcó en la TV por cable, todos los domingos a las 22 por Plus Satelital. Si bien el paso de la TV de aire al cable tiene un anclaje forzado –las autoridades de América decidieron no renovarles el contrato–, los periodistas confiesan que ellos ya tenían en mente la posibilidad de hacer paralelamente un programa de cable en el que pudieran hablar de temas más afines a su personalidad. “Cuando nos juntábamos a charlar hablábamos de tenis, de fútbol y de economía o política. Pero nunca hablábamos de la relación entre Barrionuevo y los barras de Chacarita. El último año de Periodistas fue un programa que estaba lejos de nuestra cotidianidad. Teníamos ganas de hacer un ciclo en el cual pudiéramos discutir ideas con tiempo y profundidad”, señala Tenembaum a Página/12, con el aval de su compañero.
–¿Cómo sintieron el pasaje del cable al aire?
Marcelo Zlotogwiazda: –Nosotros queríamos seguir haciendo TV abierta. Pero ya el año pasado nos empezamos a dar cuenta de que las posibilidades de hacer periodismo de agenda política en TV abierta eran cada vez más difíciles, ya sea por la dictadura del rating o por el cansancio que nos producía el ritmo vertiginoso que impone. Incluso, habíamos charlado la posibilidad de hacer cable como complemento...
Ernesto Tenembaum: –Lo sentí como una forma de satisfacer una vocación de “mayor profundidad”, que la TV abierta por momentos no te permite. La TV abierta rara vez te permite salir de la denuncia o el “reportaje de impacto”. Nosotros somos más periodistas que animadores televisivos. Y la TV de aire te tira mucho hacia el rol de animador. Queremos abrir un espacio de discusión que sea estimulante intelectualmente, como el de la prensa gráfica o la radio. Sin olvidar que nos sacaron a patadas de la tele.
–¿Por qué creen que América no les renovó el contrato?
M. Z.: –Creo que al canal no le conviene este año tener programas potencialmente conflictivos. Para el dueño de un canal, nosotros tenemos cierto grado de imprevisibilidad. Y no someterse a la necesidad o a la línea editorial de un canal tiene un costo: nosotros pagamos ese costo.
–¿Y eso no es una censura encubierta?
M. Z.: –Depende de cómo se defina la censura. Los dueños del canal consideraron que no les convenía tener en la grilla un programa como Periodistas. Por otra parte, Periodistas tampoco era una Coca-Cola en el desierto, aun cuando en el canal siguen programas que tampoco lo son. Fue una decisión de empresa privada.
E. T.: –Una decisión que nos jode, pero en algún sentido comprensible. Nosotros no íbamos prácticamente nunca a la dirección del canal. Nos cagábamos a puteadas por teléfono cuando emitíamos un tema que a ellos no les gustaba. No teníamos una relación de subordinación. Y cuando nos plantearon esa relación la rechazamos. Y para el dueño de cualquier cosa, desde una pizzería a un canal, ése es un desafío de autoridad. Nos preguntaban en reuniones: “Perdón, ¿quién es el dueño del canal?”.
M. Z.: –Se enfrenta una lógica férrea dominante e indiscutida como la de empresa privada de medio de comunicación con la lógica de un programa periodístico de TV independiente. Y son dos lógicas que chocan. Hay momentos que por mutuas conveniencias conviven, y otros en los que no. Cuando no se puede convivir, se impone la lógica dominante. Pero hay que subrayar algo: si hubo un canal donde históricamente se abrieron espacios de “periodismo independiente”, ese canal fue América.
–¿Desde qué momento sintieron el cambio?
E. T.: –El aliento en la nuca empezó en el 2003 y el hachazo vino en el 2004. Nos sugirieron supervisar el contenido y no aceptamos. Hay que bancarse tipos insolentes en un medio en el que la insolencia no es habitual.
–¿Intuyen que la decisión empresarial tiene una causa política detrás?
E. T.: –Los problemas fueron previos a las elecciones. Para mí, es una decisión empresarial. La TV es negocio y entretenimiento: es Gasalla, Moria Casán, Tinelli... No es Zlotogwiazda, Lanata, Tenembaum, Tognetti... Esa es una porción de la TV que si da rédito y es controlable, fenómeno. Pero si no, te dan un palazo. No veo un problema político. Incluso, en las peleas con los directivos hasta nos acusaron de kirchneristas... La decisión tiene que ver con América, no con el Gobierno. Lo mismo dijo Jorge (Lanata) de su salida.
–¿En la TV abierta no hay espacio de debate político o económico?
E. T.: –El más parecido a ese espacio es el ciclo de Grondona, aunque obviamente desde un lugar totalmente distinto.
M. Z.: –Es curioso que, dejando de lado Canal 7, los únicos dos programas de agenda política están en Canal 9...
–Teniendo en cuenta que Maximiliano Montenegro y Reynaldo Sietecase también pasaron a Plus Satelital, parece que la compra de espacio en el cable es el único camino que le queda al periodismo independiente.
E. T.: –Los programas de Joaquín Morales Solá y Nelson Castro en TN también son de producción propia... Igualmente, el periodismo argentino, comparado con otros lugares del mundo, es sumamente independiente. En España, por ejemplo, con una democracia consolidada y moderna, no se bancaron CQC ni tienen un programa de investigación. En EE.UU. en la TV de aire está 60 minutos, que tiene dos momentos buenos por año y el resto es nada, el desodorante que contamina el ambiente...
–¿No creen que el agregado la era del hielo al título del ciclo es bastante ambiguo?
E. T.: –Para nada. Si no hay gas, hace frío... ¿Acaso no estamos en la era del hielo? (risas).