Jue 10.06.2004

ESPECTáCULOS  › ENTREVISTA A GUSTAVO LOPEZ Y TITO CAPOBIANCO

Apuntes para un nuevo ciclo

El secretario de Cultura explicó los motivos del cambio de autoridades en el Colón y el director recién designado habló de sus planes para que el teatro “esté en el primer lugar mundial”.

› Por Diego Fischerman

“Hay dos acusaciones serias, de procedimientos mafiosos y de sabotaje, que se investigarán y de las que prefiero no hablar. Lo que sí puedo decir es que en el Colón había un enfrentamiento entre el director general y el director administrativo que impedía el funcionamiento. A mí no me interesa de quién es la culpa de la pelea. Lo que me interesa es que esa pelea no permitía trabajar.” La explicación del secretario de Cultura, Gustavo López, se refiere a la renuncia de Gabriel Senanes y al posterior pedido de dimisión de Pablo Batalla. “Rescato la gestión de ambos”, aclaró el secretario a Página/12. “Senanes asumió la dirección del teatro en el momento más difícil del país, mientras la policía de la provincia de Buenos Aires estaba matando piqueteros, y logró que el Colón funcionara y con una programación digna. Y Batalla puso en caja un teatro que gastaba 60.000.000 de dólares, lo que era totalmente inmoral. Ambos fueron importantes para el Colón. Pero ahora llegó el momento de una nueva etapa. Empieza otro ciclo”, afirmó.
Para este nuevo capítulo fue convocado Tito Capobianco, un régisseur de prolongada trayectoria en Estados Unidos. “Buscamos uno de los tres o cuatro argentinos que más experiencia tienen en manejar teatros. Lo elegimos por curriculum y no porque sea amigo de nadie”, dijo López.
Capobianco, por su parte, aseguró estar “apasionado con el plan de cultura del jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, y del secretario de Cultura. La idea de llegar al 2008 con un Teatro Colón en el primer nivel internacional. No se trata de fanfarronear; de prometer lo que no puede cumplirse. No vamos a subir todos los escalones de golpe, pero si en un año podemos subir un peldaño, y después otro, y otro más, llegaremos al centenario del teatro con un gran nivel. Con el proceso de globalización existente, es impensable un teatro que no esté inserto en el panorama internacional”.
–Nadie en su juicio preferiría un teatro pobre a un teatro rico, pero ¿es posible llevar un presupuesto que ya ronda los 50.000.000 de pesos a un nivel en el que puedan pagarse cachets internacionales?
–Se trata de encontrar otras fuentes de financiamiento, hay otros aportes de capitales, e ir llevando los niveles, poco a poco, a los de todo el mundo. Por otra parte, los cantantes argentinos deben pagar el derecho por estar aquí. Digo esto en el mejor sentido. No porque valgan menos que los extranjeros sino, simplemente, porque aquí tienen sus casas; porque su gastos son menores que los de quienes deben llegar desde otros países.
López acota al respecto que “es la intención del gobierno lograr una ley de mecenazgo para Buenos Aires. Es mentira que se esté buscando la privatización del teatro. No se va a alterar la estructura administrativa ni se va a reemplazar la inversión del Estado, que seguirá estando. Descontando los sueldos y los gastos de mantenimiento de la sala, el Estado invierte unos siete millones de pesos en producción. Si se pudiera duplicar esa cifra, estaríamos muy bien. Y se trata de dos millones de dólares; no es una cifra imposible de conseguir”.
Las conversaciones entre la Secretaría de Cultura y Capobianco habían comenzado en marzo, como parte de una ronda de consultas con vistas a un plan de largo plazo. “Cuando estalló el problema con las editoriales, empecé a pensar que los plazos se estaban acortando de manera acelerada”, cuenta López. “El presupuesto del Colón para este año era el mismo del año pasado, en que no se habían pagado derechos de autor. Desde 1996 se pagaban intermitentemente, pero, con la crisis de 2001, se dejaron de pagar por completo. La programación no tenía en cuenta separar parte del dinero para pagar esa deuda. Cuando pregunté si eso no iba a ocasionar problemas, se me contestó que no, que estaba todo bajo control. En marzo volví a preguntar y volvieron a responderme lo mismo. Cuando llegó el momento del primer título del abono de la Filarmónica y las editoriales no dieron el material, fue obvio que había un problema. Y la verdad es que de Argentores y Sadaic no me decían que un director los tenía en cuenta y el otro no. Me decían que ninguno de los dos les atendía el teléfono.”
Capobianco, que confirmó que no se harían cambios en la programación (“eventualmente si se puede mejorar algo lo mejoraremos, pero no vamos a sacar nada”) y que la versión de un diario de que habría un consejo asesor era falsa, remarcó el valor de la experimentación y de la convocatoria a públicos jóvenes. “La experimentación es el futuro y no tenerla en cuenta es un suicidio. Es matar al género. Si no se convocan nuevos públicos, si no se forman nuevos cantantes, nuevos directores y nuevos régisseurs; si no aparecen nuevas obras y nuevos compositores, en poco tiempo más no hay ni ópera ni Teatro Colón.”

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