ESPECTáCULOS
“La película que marcó el destape a la chilena”
Así define Patricio Contreras a Sexo con amor, una comedia que lo tiene como protagonista y que se convirtió, con casi un millón de espectadores, en el film más exitoso de toda la historia de Chile. “Fue un destape medio tardío, después de una dictadura que tamizó nuestro carácter”, reflexiona.
› Por Mariano Blejman
El año pasado, la comedia Sexo con amor, de Boris Quercia, reunió en Chile 990.696 espectadores y estuvo 38 semanas en cartel: es la película chilena más vista en la historia. Recaudó en su país cerca de 2500 millones de pesos chilenos (once millones de argentinos). La Fox tomó la distribución en América latina y se estrenará también en México y Brasil, algo raro para un film chileno. La participación de Patricio Contreras no pasó inadvertida en Chile, donde es considerado un actor “de prestigio”, en gran parte por su éxito en el teatro argentino. Sexo con amor funcionó como film de “destape en una sociedad conservadora y llena de pruritos”, dice Contreras, en diálogo con Página/12. “En el rodaje, entre los jóvenes, me sentía como Fernando Fernán Gómez. Era el más veterano. Me espantaba el respeto que me tenían por ser actor en el exterior. En ese insulado virtual que tenemos, un chileno triunfando en Buenos Aires es un gran orgullo”, dice.
–¿Por qué tuvo tanto éxito este film?
–Creo que funcionó como un elemento de destape a la chilena. Fue medio tardío, después de 18 años de dictadura que tamizaron el carácter chileno, que es pudoroso, conservador. Tanta dictadura le agregó moralina y acentuó un conservadurismo contradictorio. La sociedad chilena es dual, tiene un doble standard. En los últimos años se habló con mayor ironía. Existe ahora una publicación que me hace acordar a la revista Barcelona de acá, que es The Clinic, similar en espíritu. El nombre proviene de la clínica donde estuvo Pinochet. Tiene un humor muy irreverente casi a niveles porteños, lo cual para Chile es una enormidad. Piense que Resistiré la pasan a la medianoche. Y esta película es muy irreverente.
–Pero el poder económico, el ejército y la Iglesia siguen fuertes...
–Aunque la Iglesia en muchos casos durante la dictadura no fue para nada conservadora, estuvo en defensa de los perseguidos. La dictadura no pasó en vano. Que sea cine local, que podamos ver nuestros actores reconocidos hablando en chileno, infló la cuestión. Sexo con amor funciona como una especie de destape a la española. Aunque aquí, en Argentina, todo se habla de manera más compleja, más psicoanalítica, más sofisticada.
–¿A qué se refiere con la doble moral chilena?
–En Chile se dice que es el país con más cantidad de hoteles alojamientos por habitante en el mundo. No sé si es cierto, pero es difícil decir que no lo es. Creo que el director, un actor destacado en Chile, percibió que había en el aire una necesidad. No vivió el cuento del golpe de Pinochet, era muy chico. Los traumas que tenemos nosotros los adultos son distintos. Esta es una generación más desprejuiciada, cuyas personalidades no quieren quedarse colgadas del lamento.
–Se planteó como un film de “género”, pero terminó siendo político.
–Se asume sin pudor el género no militante. El cine chileno tenía una carga ideológica y social muy fuerte. El Nuevo Cine Latinoamericano en el Festival de Viña del Mar dijo que había que poner al cine al servicio del proceso revolucionario. Eso marcó mucho, hubo una ideologización enorme. Pero detrás de este film hay un problema esencial de la sociedad chilena: lo único que explica semejante avalancha de gente son las ganas enormes de hablar claro, la hipocresía guardada durante tanto tiempo. Hay cierta manera de relacionarse social y familiar que tiene rasgos de promiscuidad. Hay, por ejemplo, una institución chilena: “el allegado”. No es un familiar, ni un amigo, es alguien allegado a la casa, un desempleado, o un separado que una familia acoge, hospeda, lo invita a comer. Es una especie de amante disfrazado, que bien cuenta el escritor José Donoso.
–La cultura del humor es diferente a la Argentina...
–El humor chileno me parece más parecido al cordobés, el cuento del negro, del borracho. Pero en la sociedad chilena recién se aprobó el divorcio este año. Durante años, como no había divorcio, se hacía la anulación del matrimonio. Se decía que había un problema en la escritura y se invalidaba, con lo cual se perdían todos los derechos adquiridos. No sé cómo se verá en Argentina. En Punta del Este me llamó la atención la buena repercusión uruguaya. Por el éxito inesperado en Chile, ahora distribuye Fox por todos lados. Incluso los yanquis quieren hacerla de nuevo.
–¿Y por qué no ven ésta?
–Porque los yanquis siempre creen que pueden hacerla mejor.