Dom 20.06.2004

ESPECTáCULOS  › DYLAN KIDD, DIRECTOR Y GUIONISTA DE “COSAS DE HOMBRES”

“Los hombres están muy confundidos”

Su película, que se estrena esta semana, dio mucho que hablar en Nueva York. Su personaje central es un ganador en crisis.

› Por Martín Pérez

La anécdota se ha transformado en todo un mito. Al menos, dentro del mundillo del cine independiente norteamericano. “Lo que pasa es que a los jefes de prensa esta clase de historias les encantan”, explica –y casi parece que se disculpa– Dylan Kidd al teléfono desde Nueva York, unos tres años después de que aquella anécdota, efectivamente, sucedió. Cuando tuvo listo el guión de lo que sería su opera prima como director, Kidd se dio cuenta de que le era muy difícil conseguir que los agentes de los actores que quería respondiesen sus llamados. Así que comenzó a recorrer Nueva York a mediados del 2001 con su guión bajo el brazo, con la idea de acercárselo a cada actor con el que se encontrara. “Recordé que alguna vez alguien, no sé si fue Paul Scharader o Francis Ford Coppola, dijo que en Nueva York, cualquiera que comience a caminar por la Quinta Avenida con una bandera en las manos, eventualmente terminará encabezando un desfile”, dijo Kidd, y con su guión como bandera el mito es que terminó cruzándose con Campbell Scott, aquel que fuera dirigido por Bertolucci en El cielo protector, y llegó a compartir cartel con Julia Roberts en Todo por amor. Scott no sólo aceptó llevarse su guión sino que aceptó trabajar en su película. Y permitió así que el proyecto pudiese concretarse.
“Fue una de esas cosas que suceden sólo una vez en la vida. Porque, por lo general, ningún actor acepta llevarse tu guión así como así. Te manda a hablar con su agente”, cuenta Kidd, que ya no necesita hacer esa clase de cosas para lograr rodar una película independiente. “Ahora responden mis llamados”, aclara el director, al tiempo que apunta que confía poder estrenar antes de fin de año en los Estados Unidos su nueva película, protagonizada por Gabriel Byrne y Marcia Gay Harden. Pero lo que se está estrenando el próximo jueves en la cartelera porteña es aquella primera película, cuyo título original es Roger Dodger y que, además de tener a Campbell Scott como protagonista, incluye en el elenco a Jenniffer Beals e Isabella Rosellini, que llegaron al proyecto a través del propio Scott. “La verdad que me sorprendió cuando me contaron que la película se estrenaba en Buenos Aires. Hace ya casi dos años que no hablaba de ella, y hace tiempo que no la veo”, confiesa Kidd, que lanza una carcajada cuando Página/12 le revela el título con el que se estrenará aquí: Cosas de hombres (que toda mujer quiere saber). “Es bizarro, la verdad. Pero todo lo que ayude a que la gente se acerque a verla viene bien. Me acuerdo que cuando la estaba filmando, me parecía que sólo a un neoyorquino le podían interesar las peripecias del personaje que encarna Campbell Scott. Recién cuando me enteré de que a los italianos también les interesaba la película, me di cuenta de que podíamos sacarla de Manhattan”.
La historia que cuenta Cosas de hombres es una que sucede en una sola noche. Es la historia del personaje que le da su título original, encarnado por Campbell Scott. Su Roger es un creativo publicitario, todo un ganador que en realidad, está más cerca de ser un perdedor de lo que la misma película permite suponer. Pero lo que precisamente narra la película es la noche de su caída, en la que su amante/jefa lo tacha de su lista, y su sobrino de dieciséis años ha venido a buscarlo para que le abra los ojos a la vida. “Cuando comencé a escribir el guión, sabía que quería hacer una película que fuese guiada por los diálogos, que tuviese escenarios muy limitados y que sucediese sólo en una noche. Y pensé en una película como Naked, de Mike Leigh, en términos de estructura. Aunque también por su personaje principal. Porque me di cuenta de que es posible que, aun cuando el protagonista se comporte de manera desagradable, darse cuenta como espectador de que se trata de una persona sensible, pero que está pasando por un momento especial”, explica Kidd, cuya película recae prácticamente sobre los hombros de Campbell Scott. Y la lleva adelante muy bien, guiando a ese sobrino –fantásticamente encarnado por el debutante Jesse Eisenberg– por los secretos de una noche de levante nocturno.
“Cuando empecé a escribir el guión, sólo tenía al personaje de Campbell”, confiesa Kidd. “Pero me di cuenta de que semejante personaje sólo podía atraer la atención de la audiencia por una media hora, tal vez. Pero para hacer una película necesitaba un personaje como el del sobrino, para que todos quisiéramos saber qué iba a sucederle a continuación”. Casi como un anti Holden Caulfield, el ansioso, pero inocente personaje de Jesse Eisenberg es un adolescente de pueblo chico que quiere dejar de serlo, pero no bebe, no fuma y, por supuesto, jamás ha salido con chicas. Para iniciarse en ese camino es que, justamente, recurre a un tío neoyorquino al que hace años que no ve. “Yo no bebo”, se excusa cuando Roger le ofrece un trago. “Durante milenios la humanidad ha utilizado el alcohol para desinhibirse. Así que no intentes inventar la rueda. ¡Bebe!”, es la didáctica respuesta.
A la hora de presentar a Jason Kidd, la prensa norteamericana ha elegido presentarlo como el nuevo Neil LaBute, centrándose en ese cuidadoso despellejamiento del clásico personaje masculino norteamericano que este último supo realizar en sus primeras películas, como En compañía de los hombres (1997) o Tus amigos y vecinos (1998). “Me gusta Neil LaBute, pero creo que yo tengo probablemente, un poco más de confianza en la gente que él. Pero coincido con él en que los hombres norteamericanos son un buen tema”, explica Kidd. “Porque están tratando de descubrir un nuevo rol para sí mismos ahora que la tradicional idea del ‘macho’ se va desvaneciendo. Y me parece que esa confusión sobre su lugar los llena de furia, que no saben muy bien cómo expresar. Algo que le sucede a Roger, justamente”.
Clásica película independiente norteamericana, Dylan Kidd no ha utilizado Cosas de hombres como una carta de presentación para los grandes estudios, como suele suceder. “¡Nadie me cree cuando digo que quiero seguir haciendo películas independientes!”, se ríe Kidd. “Todo el mundo opina que cuesta demasiado hacer una buena película independiente, así que cuando te va bien con una, lo lógico es aprovechar la suerte e intentar seguir en Hollywood. Allí hay tanto dinero que la tentación suele ser irresistible. Pero la presión que tenés que soportar al hacer una película para un gran estudio sin tomar riesgos creativos es demasiado para mí. No necesito millones de dólares. Porque, por la forma en que funciona el mercado norteamericano, lo que necesitás es que una estrella quiera hacer tu película. Después de todo, ganan tanto dinero que no siempre tienen que cobrar millones. Al menos eso fue lo que sucedió con Campbell”.

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