El presidente Néstor Kirchner sostuvo que “algunas cosas han cambiado en la Argentina” y después de entregar subsidios incumplidos de los años 1999, 2000 y 2001 a productoras locales, destacó que “recuperamos el valor del cine argentino como elemento cultural transformador”. En el acto que se desarrolló a última hora de la tarde en el Salón Blanco de Casa de Gobierno, recibieron el dinero adeudado Juan Carlos Garate (por Argentina Sono Film), Alejandro Casetta (por Pol-ka), Victoria Carreras (por la Asociación Argentina de Actores) y Mario López Barreiro (por Sica), además de los directores Lucrecia Martel y Pablo Trapero. Se trata del primero de los seis pagos por subsidios incumplidos a la industria cinematográfica argentina correspondientes a 1999, 2000 y 2001 e integrado por 253 cheques emitidos por el Estado en beneficio de artistas y productores.
El presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), Jorge Coscia, recordó que en ese mismo Salón Blanco de la Casa de Gobierno fue firmado el primer fomento de protección al cine nacional en 1948, durante el gobierno de Juan Domingo Perón. Coscia denominó a la reunión como un “hito” y destacó “la autarquía y la autonomía de que goza la pantalla nacional, ya que, como lo demuestra este caso, el Estado no se borra”. El funcionario señaló que el presupuesto que recibe el Incaa “es de 20 millones de dólares por año, lo mismo que cuesta una película norteamericana de bajo presupuesto como las de Woody Allen y nosotros con esa suma hacemos 50 películas”.
Por su parte, Kirchner comenzó su intervención bromeando sobre su incursión cinematográfica de 1973 y señaló al director Héctor Olivera, “ya que nunca me pagaron mi trabajo de extra en La Patagonia rebelde”.
El Presidente expresó el “compromiso absoluto” de su gobierno de “defender fuertemente la inserción definitiva en la pantalla del cine nacional” y llamó a recuperar el valor de esta actividad “como elemento cultural transformador”. Asimismo destacó la importancia de “defender fuertemente la inserción definitiva en la pantalla del cine nacional. Tenemos que avanzar democráticamente, es fundamental para el país, para la producción, para la industria y para la conformación de un proyecto nacional”. Esta tarea, continuó el mandatario, “requiere entre otras cosas que el cine nacional gane lugares y espacios que hoy por distintas circunstancias están vedados, y mi compromiso en ese sentido es absoluto”, afirmó, en referencia al conflicto que los productores nacionales tienen con las cadenas de exhibición extranjeras, que privilegian las superproducciones de Hollywood.
El Gobierno decidió condonar los aportes adeudados por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales al Tesoro nacional y liberar los fondos en concepto de subsidios adeudados al organismo en 1999, 2000 y 2001. Tras la decisión del presidente Kirchner, se acordó que el Estado liquidaría el 50 por ciento de la deuda, unos 7 millones de pesos y el Incaa se hiciera cargo del dinero restante con recursos propios, por un total de 14 millones de pesos. “El valor que tiene el cine argentino como elemento cultural y transformador es indiscutible. Tenemos que recuperar con toda fuerza nuestra potencialidad, la calidad de nuestros actores, de nuestros guiones, la oportunidad de numerosísimas películas profundas que han generado debates muy importantes, hechas con el esfuerzo y el sacrificio”, resaltó el Presidente.
Ante un auditorio conformado por actores, directores, productores y demás participantes de la industria cinematográfica, el mandatario llamó a “conformar un cine que sintetice a los argentinos y todo lo que significa como industria, como actitud productiva y como generadora de trabajo”.