ESPECTáCULOS
› TERMINO EL II FESTIVAL DE TEATRO DE LAS TRES FRONTERAS
La escena sale a los bordes
La iniciativa, que involucra a elencos de Brasil, Paraguay y la Argentina, tiende a establecer puentes entre las distintas culturas, pero a la vez desnuda problemas de circulación y entendimiento entre las partes.
› Por Cecilia Hopkins
Organizado por el Instituto Nacional del Teatro, en el marco del I Festival Internacional de Cultura de las Tres Fronteras que dedicó su programación al cine y la música, la II edición del Festival Internacional de Teatro de las Tres Fronteras logró la adhesión general de los habitantes de la pequeña ciudad de Puerto Iguazú, base del encuentro que tuvo sus extensiones en las vecinas Foz do Iguazú y Ciudad del Este. En cuanto a la programación nacional, el teatro del litoral no fue el único que, como sucedió el año anterior, se presentó en la muestra, sino que hubo grupos representantes de todas las regiones teatrales del país. De este modo, Jujuy abrió el festival con Juan Moreira, una versión del folletín de Eduardo Gutiérrez de Manuel Maccarini, también director de la puesta, mientras que el rosarino Rubén Orsini se hizo presente con Esto no es vida, destacado espectáculo de marionetas, el mismo que representó a su provincia en la Fiesta Nacional del Teatro, a pesar de haber cambiado de nombre. Río Negro tuvo a su cargo la puesta de La moribunda, de Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese, un texto que presenta a dos personajes que se apartan de los cánones convencionales, todo un desafío para el grupo Acorralados que dirige Lili Presti, si se tiene en cuenta que durante los días en que transcurrió el encuentro hubo gente del lugar que debutaba como espectador de teatro: en Puerto Iguazú solamente existe una sala, el Parakultural de la selva, fundada hace seis años por el uruguayo Yanco Tomas y la actriz y titiritera Bibiana Feldmann (ahora directora de Cultura de la ciudad) en el espacio que antes ocupaba una feria de alimentos. Durante la semana del festival, una carpa de circo –igual que en la edición anterior– se levantó frente a la plaza principal, una buena solución para albergar a tantos espectadores –familias enteras y también algunos perros– y, a la vez, una simpática forma de recordar los orígenes de la escena nacional.
Si los espectáculos programados en Puerto Iguazú contaron con adecuada difusión (el evento se anunció en afiches callejeros, pasacalles y, algunas de las funciones, por altavoz) y, según se estima, fueron vistos por un total de 10.600 espectadores (contando los montajes realizados en dos plazas de la ciudad), al parecer, no ocurrió lo mismo en las vecinas ciudades: uno de los grupos que sufrió esta situación fue el representante de la Capital, Teatro de los Calderos, que ofreció en el Parakultural una función a pleno de su espectáculo Leve contraste por saturación, mientras que, en Foz do Iguazú, hicieron lo propio frente a una platea raleada. En cambio llenaron sus respectivas salas iguacenses los paraguayos de La Móvil Teatro que dirige Miguel Gómez, con su espectáculo Dédalo, sobre textos de García Lorca, y los brasileños de la Companhia do abracao que Mauricio Vogue dirige en Curitiba. Este grupo ofreció una inspirada versión para público infantil de Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, que capturó la atención de una importante cantidad de chicos de todas las edades, aun cuando fue programada a las 22, si bien durante una noche que, a pesar de ser invierno, parecía de verano. También interesaron al público local Feroz, truculenta e irónica saga familiar dirigida e interpretada por el sanjuanino Ariel Sampaolesi; Gurka, un frío como el agua... seco, monólogo de Vicente Zito Lema que, en la particular versión del grupo entrerriano Raíces que dirige Susana Bernardi, multiplicó por tres los sufrimientos del protagonista original, y Consultorio sentimental, del elenco paraguayo El Camarín de Asunción, obra que combinó comicidad y denuncia con dispares resultados.
Respecto de la organización del festival, a pesar de que el INT contaba con la colaboración del Centro Paraguayo de Teatro (Cepate), los elencos que debían cumplir funciones en Ciudad del Este tuvieron inconvenientes con las salas y hasta con sus raciones de alimentos. Por eso es que, al decir de algunos, “en el Festival de las Tres Fronteras hubo problemas fronterizos”. Tanto fue así que, dos días antes de finalizar el festival, el INT tomó la decisión de pedir a las autoridades paraguayas que dejaran sin efecto la programación que debía realizarse en Ciudad del Este. El evento, que demandó una inversión de 75.000 pesos, espera reeditarse en los años sucesivos: lo que falta para optimizar su realización es lograr una mayor colaboración (o un nivel de responsabilidad más equitativo) entre las partes. “La integración es, por el momento, una abstracción: si bien hay indicios de cambio, es un proceso que llevará años”, fue el comentario del periodista Claudio Salvador en un foro de discusión sobre el tema “periodismo de integración”, en función de que los tres países no cuentan con el mismo nivel de apoyo nacional o regional a las diversas manifestaciones de la cultura.
Por otra parte, se consideró que no había avanzado el proyecto presentado el año anterior, tendiente a agilizar los trámites de los artistas en tránsito por la triple frontera. “El festival todavía no es un fenómeno cultural –afirmó la brasileña Nitis Jacon, una de las responsables de la organización por parte de su país– sino que todavía es un evento que pasa... pero está dando visibilidad a problemas que deben ser resueltos: como la falta de apoyo a la cultura y el hecho de que las fronteras no están abiertas a la gente y sí a la ilegalidad.”