Mar 29.06.2004

ESPECTáCULOS  › SALIO LA REGULACION DEL MERCADO CINEMATOGRAFICO

El cine argentino ya puede enfrentar a ogros y magos

Con el consenso de productores, actores y realizadores, el presidente del Instituto Nacional de Cine, Jorge Coscia, firmó ayer la resolución 2016-04, que reglamenta una cuota de pantalla y una media de continuidad para defender al cine nacional frente al avance indiscriminado del cine hollywoodense, que amenazaba con extinguir la exhibición de cine local.

› Por Mariano Blejman

No podría decirse que la piedra que tiró David tumbó a Goliat, pero al menos detuvo el ataque imparable de los gigantes, y les impuso otras reglas de juego. Los exhibidores de cine locales deberán acogerse a la nueva reglamentación dispuesta ayer por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), bajo la presidencia de Jorge Coscia. Ayer, finalmente –con en el consenso de productores, actores y realizadores, y la protesta de los exhibidores–, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) firmó la resolución 2016-04, que reglamenta una cuota de pantalla y una media de continuidad para defender al cine nacional frente a los tanques del cine hollywoodense que amenazaban con hacer desaparecer la exhibición de cine local. La medida, que entra en vigencia a partir del 1º de julio, intenta resolver un conflicto que data de largo tiempo, pero que estalló el mes pasado cuando los estrenos de películas exitosas como Luna de Avellaneda de Juan José Campanella, Los guantes mágicos de Martín Rejtman y La niña santa de Lucrecia Martel, entre otras, sufrieron la presión de las grandes distribuidoras estadounidenses que venían con los tanques como Harry Potter y el prisionero de Azkaban, Shrek 2 y Troya, entre otros.
Según la resolución del Incaa, que se basa en la Ley de Cine 17.741 del ‘94 y en el Decreto 1405 del ‘73, la medida propone dos tipos de acciones regulatorias. Por un lado, los cines deberán asegurar por lo menos una película argentina por sala de estreno por cada trimestre. Es decir: que si un multicine tiene 12 pantallas, deberá estrenar 12 películas argentinas cada tres meses. La cuota de pantalla será por sala y no por complejo o multicine. Es decir que las mil salas del país (de las cuales un 35 por ciento pertenece a multicines, y representa un 70 por ciento de la facturación) asegurarían una media de 6 salas para cada película estrenada por año, en todo el país (tomando una media de 50 estrenos argentinos por año). En caso de que no haya copias suficientes de films argentinos se exceptuarán salas que no hayan cumplido la cuota.
Sin embargo, el problema del cine argentino suele surgir en la segunda semana de exhibición. Pasado el primer fin de semana, los cines suelen argumentar “poco público” (aseguran que no hay entradas disponibles, aunque las salas no están llenas). Por eso, para evitar maniobras de parte de los exhibidores, el Incaa conformó una tabla que regulará tipos de películas y salas para asegurar continuidad. A saber: si la película se estrena en temporada alta (del 1º de abril al 30 de septiembre), las películas “clase A” (de más de 20 copias para el estreno como Luna de Avellaneda o Ay Juancito) deberían permanecer en pantalla si cumplen con una media de 25 por ciento de espectadores en salas de hasta 250 espectadores. Deberán mantener un 20 por ciento de público en salas de 250 a 500 espectadores, y un 10 por ciento en salas de más de 500 espectadores. Si las películas “clase B” (que estrenen con 10 a 20 copias, tal el caso de El abrazo partido de Daniel Burman, que salió con 16) mantienen al menos un 22 por ciento de público en salas de hasta 250 personas, un 18 por ciento en salas de entre 250 y 500 personas y un 9 por ciento en salas de más de 500 personas, no podrán ser sacadas de cartel.
Las películas “clase C” que salen al estreno con 10 copias o menos (caso Los guantes mágicos) deberán mantener un 20 por ciento de espectadores en salas de hasta 250 personas, un 16 por ciento en salas de 250 a 500 espectadores y 8 por ciento en salas de más de 500 espectadores. En la baja temporada (del 1º de octubre al 31 de marzo), las medias de continuidad serán aún más bajas (ver tabla). El Incaa estudiará durante todo este año el funcionamiento. “Hay que probar cómo funciona. Queremos lograr una política adecuada a la diversidad de salas que tiene el mercado argentino”, explicó ayer Jorge Coscia a Página/12, a minutos de haber firmado la resolución.
Ahora bien: ¿cómo controlar que los cines cumplan con la resolución? La mayor duda surgió ayer sobre el modo de fiscalización que tendrá una medida tan fina a la hora de clasificar películas y salas. El control se hará desde la gerencia de Daniel Peña, encargado de controlar a los exhibidores junto al aporte de la Federación Argentina de Productores. Los cines declaran cantidad de espectadores y entradas vendidas al Instituto, a la AFIP y también a sus casas centrales. Por eso, en el Incaa desestimaron que se vayan a conformar contabilidades paralelas. Sin embargo, Coscia explicó: “No hay mejor control que el del productor de la película”. Si los exhibidores no cumplen con la resolución dispuesta por el Incaa, el artículo 62 de la Ley de Cine 17.741, sobre el que se basa la resolución, propone multas de 1 a 15 días sobre el ingreso bruto de exhibición. Es decir, que se multará a los exhibidores con cifras devengadas del promedio trimestral de entradas vendidas. Si los exhibidores reinciden en las infracciones, el Incaa podrá clausurar los cines por 30 hasta 60 días.

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