Mié 10.04.2002

ESPECTáCULOS  › EL CONCURSO “ESCUELA, CAMARA... ACCION”

A pensar historias

El Gobierno de la Ciudad lanzó ayer un certamen por el que los estudiantes secundarios porteños podrán escribir el guión de un corto de ficción, que será estrenado en las salas de cine durante noviembre.

› Por Oscar Ranzani

El concurso se llama “Escuela, cámara... acción” y está destinado a estudiantes de los terceros, cuartos y quintos años de escuelas medias y públicas de Capital. El objetivo es que los alumnos escriban –coordinados por un docente y conformando un grupo de cinco como mínimo– una historia de ficción. El cuento ganador será adaptado al formato cinematográfico por medio de realizadores y actores profesionales. Posteriormente, el cortometraje producido se exhibirá en todas las salas pertenecientes a las cadenas Cinemark, Hoyts y Village, durante el mes de noviembre. Cada escuela tiene tiempo hasta el 10 de julio para presentar su propuesta que luego será evaluada por un jurado integrado por representantes del mundo del cine y de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad, responsable de un proyecto del que participan la Federación Argentina de Productores de Cine y las cadenas de exhibición más grandes de la Argentina.
Un auditorio poblado de docentes y directores de las 150 escuelas públicas de la ciudad enmarcó ayer el lanzamiento a la arena del original proyecto. El secretario de Educación porteño, Daniel Filmus, el actor Oscar Martínez, el cineasta Marcelo Piñeyro, y Pablo Bossi y Martín Alvarez Morales, representantes de la Federación y de las cadenas de cine, respectivamente, fueron las figuras centrales de una ceremonia que condujo Lalo Mir. Para Filmus, el concurso “Escuela, cámara... acción” apunta a desarrollar ciertas competencias que las escuelas no están brindando adecuadamente. “Primero, vincular la escuela con otro lenguaje. En este caso, el cinematográfico, porque siempre la escuela estuvo relacionada con los libros.” El segundo elemento que rescata el funcionario “es la posibilidad que brinda el cine en este caso. El cine está convocando a los chicos a escribir y la escritura es un déficit en nuestras escuelas. Con este concurso buscamos lograr capacidad de expresión escrita”. Finalmente, los otros dos aspectos que resultan centrales para el máximo responsable de la educación de la ciudad, y a los que apunta el concurso, son “el desarrollo de la creatividad y el trabajo en equipo”.
“Nos sentimos muy honrados de participar en este proyecto por dos motivos”, destacó Bossi. “Primero, porque queremos devolver de una manera a la comunidad y a la escuela pública todo los que nos han dado en nuestra formación. Por otro lado, éste es un motivo mucho más egoísta, y consideramos que este proyecto es, sin duda, el germen de nuevos directores, autores y realizadores. Creemos que, si bien la Argentina está en crisis, debemos tomar ventaja de esta crisis y en esos momentos es cuando los pueblos resultan más imaginativos”.
En medio de la ceremonia se exhibió el trabajo realizado por los alumnos primarios de la Escuela “República Oriental del Uruguay”, quienes el año pasado resultaron ganadores de otro concurso de similares características, que también organizó la Secretaría de Educación porteña. “Sombra... sólo sombra” se llamaba la historia que adaptó Eduardo Mignogna al formato televisivo y que se proyectó en los cuatro canales de aire privados de Capital. El actor Oscar Martínez fue el protagonista elegido por los alumnos y ayer dedicó gran parte de su espacio a narrar la enriquecedora experiencia que significó trabajar con ellos. Posteriormente, Martínez se refirió a las posibilidades de creatividad que, a veces, traen las crisis. Marcelo Piñeyro dio consejos para tener en cuenta a la hora de pensar una historia. “Lo básico es darle rienda suelta a la imaginación y no sentir los parámetros que de pronto puedan existir”, sostuvo el director de Plata quemada. “Por el contrario, esos parámetros hasta pueden ser estimulantes. Lo básico es no tenerle miedo a imaginar. Es decir, esa idea, que a veces tenemos y que parece alocada o ridícula, requiere coraje decirla en voz alta y plantearla. Y, de pronto, de las ideas más alocadas o ridículas se vieron las mayores obras. Básicamente es una tarea de estímulo”, recomendó a los docentes.

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