ESPECTáCULOS
› PANORAMA DEL NUEVO CINE JAPONES, EN LA SALA LEOPOLDO LUGONES
Maestros del cine del sol naciente
Con doce films inéditos en Argentina, la muestra permite ponerse al día con lo mejor y más reciente de la producción nipona, que incluye obras de autores consagrados y revelaciones de jóvenes realizadores.
› Por Horacio Bernades
Para los cinéfilos es casi una cita fija del calendario anual o bianual, una suerte de minifestival semisecreto que permite ponerse al día con una de las cinematografías más ricas, eclécticas y sorprendentes del mundo contemporáneo. En ediciones anteriores se vieron, por primera vez en el país, películas de Takeshi Kitano y otros nombres esenciales o prometedores. Desde mañana y durante quince días, el Panorama del Nuevo Cine Japonés, que como de costumbre tendrá lugar en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, permitirá conocer lo más nuevo de un viejo maestro (Agua tibia bajo el puente rojo, de Shohei Imamura), ver un film clave de años recientes (Eureka, de Shinji Somai), reencontrarse con algunos cineastas conocidos (Kiyoshi Kurosawa, Shinji Somai, Shinobu Yaguchi) y tomarles el pulso a los que vienen pidiendo pista, como Junji Sakamoto, Ryosuke Hashiguchi y Takashi Yamazaki. Una vez más, volverse japonés será la consigna para estar al día en materia cinematográfica.
Con auspicio y colaboración del Centro Cultural e Informativo de la Embajada del Japón, el panorama que presentan el Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina estará integrado por doce films inéditos en el país, realizados durante el último lustro. Habrá para todos los gustos. Quien prefiera la solidez de la veteranía deberá inclinarse por Agua tibia bajo el puente rojo, El mar está mirando o Samurai del atardecer. Lo más nuevo de Shohei Imamura (el de La balada de Narayama y Kanzo Sensei), Agua tibia ... reúne a la pareja de La anguila en una nueva muestra de eterna juventud por parte del casi octogenario realizador. La mutación permanente y la interacción a varias puntas parecerían regir esta película, en la que un próspero empresario que acaba de quedarse sin empleo (Koji Yakusho, también protagonista de Eureka) viaja hasta un pueblito del interior en busca de un tesoro escondido. Allí se iniciará como trabajador de la pesca y trabará relación con un atleta africano, una anciana vidente, una señora que cocina pésimo y una muchacha que, en pleno éxtasis amatorio, despide agua como si fuera un geiger. Todo está cambiando todo el tiempo podría ser el motto que preside Agua tibia ..., como buena parte de la obra de Imamura.
Dirigida por el veterano Ken Kumai, lo más llamativo de El mar está mirando es que se trata de un guión de Akira Kurosawa –basado en relatos del autor de Sanjuro, el samurai y Dodes’ka’den– que el realizador de Rashomon jamás llegó a filmar. Protagonizada por pupilas de un burdel, El mar está mirando parecería más próxima a los motivos de Kenji Mizoguchi que a los del propio Kurosawa. Definida como una suerte de Los imperdonables a la japonesa, Samurai del atardecer tampoco es la clase de película que uno esperaría de su realizador, el septuagenario Yoji Yamada. Tan prolífico como suelen serlo sus compatriotas, el nombre de Yamada está indeleblemente asociado al de Tora-san, protagonista de una larga serie de comedias costumbristas, integrada por la cifra record de 48 entregas. Aquí Yamada sorprendió a todo el mundo con un denso y bello eastern crepuscular. A quienes anden en busca de cine de autor les convendrá poner proa hacia Eureka y Kaïro. Ganadora de dos premios en Cannes 2000, la primera de ellas es, hasta el momento, la obra mayor de Shinji Aoyama. A lo largo de 3 horas 40, centrada en tres sobrevivientes de una masacre y fotografiada monocromáticamente, Eureka es un meditativo estudio sobre las segundas oportunidades.
De modo característico en el conocido Kiyoshi Kurosawa (visitante del Bafici en abril pasado), Kaïro es un absorbente cruce entre film de fantasmas y exploración de la soledad y alienación contemporáneas. De Shinji Somai y Shinobu Yaguchi se habían conocido, en anteriores ciclos de la Lugones, Ah haru y Adrenaline Drive. Del primero de ellos se presenta ahora Kaza-hana, nueva incursión en el tema de las afinidades electivas, mientras que en Waterboys Yaguchi vuelve a darse el gusto, con una comedia lunática sobre un grupo de estudiantes secundarios resueltos a presentar el primer ballet acuático masculino. El resto de la programación de este Panorama convoca al descubrimiento, ya se trate del relato intimista de Primer amor como del retrato de una asesina ocasional de Cara. Centrada en dos hombres homosexuales y una madre soltera, Hush! es una muestra de los intereses temáticos de Ryosuke Hashiguchi, uno de los escasos cineastas japoneses asumidamente gays. Finalmente, Juventud (definida como una ET nipona en clave robótica) y Loco por la pesca (basada en un popular manga) permitirán tomar contacto con las vertientes más pop de una cinematografía que no deja de sorprender a Occidente. Y que, por suerte, tampoco deja de desembarcar en la sala Lugones cada uno o dos años.
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