ESPECTáCULOS
› A LOS 67 AÑOS, MURIO AYER EL BAILARIN Y COREOGRAFO ESPAÑOL ANTONIO GADES
El hombre que fue grande en todos los tablados
Revolucionó la danza popular de su país y recorrió el mundo con el flamenco. Protagonista de films como Carmen y El amor brujo, artista comprometido, Gades solía decir que la ética es más importante que la estética.
Por Almudena González
Desde Madrid
El bailarín y coreógrafo español Antonio Gades era de esos artistas que cautivan al público no sólo por su arte sino también por sus convicciones. En el caso de Gades, su estatura artística y personal estaba regida por una lección que nunca olvidó: antes de la estética, está la ética. De manera incansable repitió esta máxima aprendida de su maestra, Pilar López, quien lo descubrió –según el bailarín por casualidad– en la década del 50, en una Madrid de posguerra y penurias. “Por mis venas no corría la sangre del arte. Por mis venas circulaba la anemia provocada por el hambre”, reconoció en varias ocasiones este hombre de fuerte compromiso político, defensor de la Revolución Cubana y amigo de Fidel Castro (ver aparte). Murió ayer a los 67 años, después de haber luchado duramente contra un cáncer.
Gades, cuyo nombre real era Antonio Esteve Ródenas, nació el 16 de noviembre de 1936 en Elda, en la provincia mediterránea de Alicante, en un ámbito familiar modesto. A los cinco años ya vivía en Madrid. Allí lo descubrió Pilar López, a quien debe el sobrenombre de Antonio Gades. Durante nueve años (desde 1952) permaneció en su compañía, de la que llegó a ser primer bailarín y con la que tuvo su primer éxito de público en 1961, con la obra Ensueño. Antes de conocer la fama, para combatir la pobreza, intentó con el fútbol y también fue torero, boxeador y fotógrafo. Tras una fructífera etapa en Italia –trabajó con Antón Dolin en Bolero para la Opera de Roma y debutó en 1962 en la Scala de Milán– reapareció en el tablao madrileño El Corral de la Morería y se lanzó a la pantalla grande como actor en 1963, con el musical Los tarantos. Su carrera cinematográfica incluye, en esta década, títulos como Con el viento solano (1965) a las órdenes de Mario Camus. El último encuentro, de 1966 y Los días del pasado, de 1977 son otros títulos de una filmografía que vivió su momento cumbre cuando formó tándem con el director Carlos Saura. Con la trilogía Bodas de sangre (1981), Carmen (1983) y El amor brujo (que Gades protagonizó junto a Cristina Hoyos y Laura del Sol), el cineasta español –quien veía en Gades uno de los más perfectos representantes del flamenco– retomó la “tradición culta” del arte flamenco.
El bailarín llegó a compartir escenarios con Carla Fracci y Rudolf Nureyev y en 1969 creó su propio ballet. Ovacionado en todo el mundo, Gades es uno de los bailarines más premiados de España (Medalla de Círculo de Bellas Artes de Madrid, el Premio Vicente Escudero de danza y coreografía o el Premio Carmen Amaya), aunque tantos reconocimientos no le hicieron perder nunca el miedo a las tablas. Sobre ellas se paseó con su compañía representando coreografías imprescindibles de la danza española como El amor brujo, Bodas de sangre, que lo consagró internacionalmente, o Fuego. Sin embargo, en 1975 anunció su retiro y más tarde la disolución de la compañía. Tras la muerte de Franco, aceptó dirigir el Ballet Nacional de España (BNE), cargo que dejó en 1980.
“Hay que reivindicar a los maestros”, comentaba Gades en 2001, cuando a sus 65 años y ya sometido a una estrecha vigilancia médica, volvía a los escenarios con el Ballet Nacional de España para montar una de sus creaciones históricas, Fuenteovejuna. Inspirada en la obra de Lope de Vega, fue éste un montaje en el que Gades habló de “la solidaridad contra el poder”, una obra comprometida, como lo fue él mismo, heredero declarado de Mayo del ’68. El bailarín trabajó parte de este espectáculo en Cuba, donde vivió temporadas y cuyo sistema defendió hasta el final, como comunista declarado que fue siempre (militó en el Partido Comunista de los Pueblos de España).
Antes de su muerte, Gades pidió a sus hijas y a su viuda, Eugenia Eiriz (su primer matrimonio con la tonadillera Marujita Díaz duró 20 meses, y vivió durante trece años con Pepa Flores “Marisol”, quien está retirada enMálaga y con quien tuvo tres hijas), que transmitieran “su más sincero agradecimiento a todos aquellos que han admirado y apoyado su obra y, de manera especial, a los que le han acompañado en la última etapa de su vida”, según difundieron sus familiares en un comunicado. Por expreso deseo personal, manifestado a sus hijas y a su viuda, no se realizará ningún tipo de acto fúnebre.
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