ESPECTáCULOS
“Sé que no puedo ser como Marley, pero sí puedo ser su discípulo”
El músico de Costa de Marfil Alpha Blondy cerrará hoy en Obras el Bob Marley Day Festival. Expresa su devoción por el gurú jamaiquino, defiende a Bono y señala que “no es obligación” fumar marihuana.
› Por Roque Casciero
”Bob Marley es el número uno y nadie podrá igualarlo. Y no me refiero a los rankings ni a esas cosas, sino a que su mensaje se diseminó por el mundo como ningún otro. ¿Puede nacer otro Jesucristo? No. En el mismo sentido, no puede haber otro Marley. Sé que no puedo ser como él, pero sí puedo ser su discípulo.” Quien enfatiza cada palabra sobre el profeta del reggae es Alpha Blondy, el músico nacido en Dimbokoro, Costa de Marfil, quien desde chico encontró su lugar en una música surgida a muchos kilómetros de su hogar, cerca de las cálidas aguas del Caribe. La conexión Africa-Jamaica le llegó a Blondy a través de las canciones de Marley, y entonces supo que su vida sería el reggae.
“Escuchaba que los artistas de reggae hablaban de Africa y yo, como africano, quería ver de qué se trataba eso que sucedía en Jamaica”, recuerda Blondy a través del teléfono. “Y tuve el honor de grabar en los estudios Tuff Gong (propiedad de Marley) junto a los Wailers. Estar con Rita Marley, con Family Man Barrett (bajista) y Junior Marvin (guitarrista) fue una experiencia increíble para mí.” Por eso no es casualidad que esta noche el cantante vaya a cerrar el Bob Marley Day Festival (con Dancing Mood, Resistencia Suburbana y Nonpalidece), en el mismo Estadio Obras donde tocó en 1995. “Voy a cantar temas de toda mi carrera”, adelanta. “Lo único que no podré hacer es bailar, porque me quebré la pierna hace poco y estoy enyesado”, completa, risueño, en la entrevista telefónica con Página/12.
El músico se llamó Seydou Kone hasta que su abuela, quien lo crió, empezó a decirle Blondy (una deformación de “bandit”, bandido). Muchos años más tarde, cuando comenzó su carrera artística, adoptó el nombre Alpha, por la primera letra del alfabeto griego. Así, se convirtió en el “primer bandido”. Pero nada más lejos que eso de su personalidad: fue educado en la tolerancia y, a los 51 años, todavía mantiene esas ideas. “Para mí no hay religiones, sino un Dios”, asegura. “Las religiones desunen a los hombres y los llevan a luchar. En cambio, Dios une a las personas.”
–¿Es cierto que sus padres lo internaron en un psiquiátrico porque no podían entender su interés en el rastafarismo?
–Sí, es verdad, pero prefiero no hablar de eso. Muchas veces las personas hacen cosas equivocadas por desconocimiento, con la mejor intención. Y creo que hay que ser comprensivo con los errores de ese tipo.
–¿Qué opina del uso que quienes no son rastas le dan a la marihuana?
–No es obligación fumar marihuana, ni siquiera para los rastafaris. Si no te hace bien, no tenés por qué fumarla. Yo fumé durante veintiséis años y ahora la dejé, porque no me sentía bien fumando. A veces el cuerpo te pide que pares de fumar. Me siento bien así, como antes me sentía bien fumando.
–Usted fue uno de los primeros músicos africanos en cantar sobre la brutalidad policial y además tituló a una canción Apar- theid is nazism. ¿Cree que se avanzó contra el racismo?
–Todavía existe mucho racismo en el mundo. Pero lo bueno es que siempre habrá personas que luchen contra eso.
–¿Cómo ve usted las campañas que hacen estrellas de rock como Bono (U2) para frenar la epidemia del sida en Africa?
–Lo que hace Bono me parece excelente. Además, él lucha para que se les condone la deuda externa a muchos países pobres, no sólo africanos. Si un artista está en posición de que millones de personas en el mundo le presten atención, debería usar eso para causas nobles. Ojalá que muchos más músicos decidan hacer algo parecido a lo que hace Bono.