ESPECTáCULOS
› MARCELO TINELLI HABLA DE SU REGRESO CON “VIDEOMATCH”
“Hacemos humor multitarget”
El conductor iniciará esta noche su 15ª temporada con el ciclo más tradicional de la TV argentina. Promete mucha diversión y menos “rigor periodístico”, aunque habrá parodias a funcionarios y piqueteros.
› Por Emanuel Respighi
Vestido íntegramente de negro, Marcelo Tinelli entra a la sala de reunión de Ideas del Sur con mate y termo en mano. Pese a que ya es la noche de un viernes de abundante trabajo, su estado deja traslucir cierta tranquilidad. Probablemente, su serenidad tiene que ver con que, después de muchas idas y vueltas, finalmente la decimoquinta temporada de Videomatch irá desde esta noche, todos los lunes, en el extraño horario de las 22.15, por la pantalla de Telefé. Día y horario que agradan al conductor. “Lo que pasa es que si íbamos los sábados, como quería el canal, el ciclo iba a salir grabado. En cambio, los lunes voy en vivo y es un día mucho más fuerte. Yo amo el vivo. Los espectadores, tal vez, ni se dan cuenta. Pero nada se compara a la adrenalina que uno siente al hacer el programa en vivo”, subraya el dueño de Ideas del Sur, entre galletitas dulces y algunos amargos de por medio.
Pese a los catorce años que lleva al frente de Videomatch, Tinelli asegura que todavía tiene “muchas ganas” de hacer este clásico de la TV argentina. “El hecho de ir menos tiempo, seis meses y una vez por semana, renueva las expectativas de todos. A mí me encanta conducir Videomatch en la medida en que vea que el ciclo tiene todavía algo para dar. Siento que Videomatch está más vivo que nunca”, sostiene el conductor en la entrevista con Página/12. El veloz desarrollo que tuvo su productora de contenidos en materia televisiva y radial (propietaria de Del Plata y gerenciadora de Radio Uno) puede palparse a través de la evolución del ciclo humorístico en la estructura de Ideas del Sur: mientras que en el comienzo Videomatch constituía el ciento por ciento de la productora, varios años después el ciclo ocupa un lugar menor. “Videomatch es algo importante para la productora, pero ya no es fundamental: Ideas del Sur no depende de Videomatch”, aclara.
–Pero el hecho de que no quiera que el ciclo vaya todos los días puede leerse como un síntoma de cansancio...
–No es que me falten ganas sino que ahora tengo más cosas para hacer que las que tenía ocho años atrás. Antes, mi cabeza, desde el punto de vista artístico, estaba puesta exclusivamente en Videomatch. Hoy tengo una productora, dos radios y produzco programas de TV. Pero el crecimiento de la productora no inhabilita mis ganas de hacer Videomatch. Obviamente tengo que repartir el tiempo y delegar: no puedo hacer todo. Por eso hago Videomatch más corto. Porque así como digo que una vez por semana me sirve para hacer otras cosas, también sé que en formato semanal pierde rigor periodístico. Aun desde el humor, el programa siempre tuvo una línea editorial. La diaria es algo que, aunque me cansa, me gusta. Yendo una vez por semana esa diaria se pierde.
–Entonces, ¿la versión 2004 de Videomatch será puramente humorística?
–Probablemente. En el primer envío va a haber un show musical de Florencia de la V. Pero el ciclo será mucho más humorístico que el que teníamos pensado para los sábados. Vamos a sacarle música para agregarle humor. Va a ser un ciclo muy descontracturado. De hecho estoy pensando en salir al aire con jeans y zapatillas. Así como el año pasado me vi muy formal desde la vestimenta, este año tengo ganas de verme un poco más desalineado, más simple: tengo ganas de sacarme el saco.
–O sea que va a haber novedades...
–El programa va a tener la base de siempre, como creo que tienen todos los programas de muchos años en la TV argentina. Porque parece ser que siempre Videomatch está obligado a cambiar, cuando todos los ciclos históricos hacen los mismo cada año y nadie señala eso sino que los juzgan si son buenos o malos por lo que ponen al aire. Vamos a tener fundamentalmente nuevas cámaras sorpresas, caracterizaciones –van a estar satirizados parte del gabinete nacional y algunos líderes piqueteros– y vamos a parodiar casi todas las ficciones de la TV.
–¿Es más complicado generar cambios en un programa instalado desde hace años con una buena audiencia?
–Hay cambios, pero dentro de un sistema y un formato. Uno no se pone el objetivo de cambiar todo el tiempo: ése es más el objetivo de cierta crítica. En la calle, la gente me dice si se divirtió o no: a Videomatch se lo debe juzgar por si es divertido o no. Por eso el objetivo nuestro no está en cambiar sino en tratar de hacer lo que veníamos haciendo de otra manera e incorporarle algunas otras. Pero tampoco meterle miles de condimentos para cambiar la salsa. No pienso en agradar a la crítica.
–Lo que pasa es que su productora está siempre renovándose y abriendo nuevas puertas, no así...
–Pero con nuevos programas. Si ahora hacemos una segunda temporada de Los Roldán podré cambiar cosas, pero no voy a hacer algo totalmente distinto. Cada programa tiene sus códigos. Este año, por ejemplo, vamos a incorporar sólo dos humoristas. El año pasado eran tres. Es diferente jugar 25 partidos en el año, a jugar 136 partidos.
–¿Por qué cree que pasan los años y Videomatch se mantiene?
–Porque es un programa que juega con un humor multitarget, muy popular, que le gusta a la gran mayoría de la gente. Es un humor que no está contraindicado, como ocurre con Los Roldán, que representa en ficción lo que es Videomatch. Cualquier persona puede sentarse a ver Videomatch, abuelas, padres, madres, adolescentes, niños, hombres, mujeres, ABC1, C2, J3, hundido... (risas). A eso apunta el programa: a no hacer un humor elitista. Y a los argentinos nos gusta mucho divertirnos.
–¿Por qué, entonces, no hay muchos ciclos de humor en la TV argentina?
–Porque no es fácil hacer humor. Tener cobertura de la realidad argentina no es tan difícil, hacer entrevistas a “celebridades” no es tan complejo; en cambio, hacer reír es muy complicado, aun cuando parezca la cosa más idiota del mundo. Es un género subestimado. Hay gente que se ríe con Videomatch y gente que no. Y está todo bien. No se puede satisfacer con un único programa los intereses de todo el mundo.
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