ESPECTáCULOS
“Cuánto Neruda le hace falta a la televisión argentina de hoy...”
El autor Alberto Migré reivindicó al poeta chileno. En los ’70, la telenovela Rolando Rivas, taxista incluía versos de Neruda.
› Por Silvina Friera
Los hallazgos –o su acepción más coloquial, las “perlitas”– son pequeñas epifanías que, cuando se divulgan, generan un goce equivalente al que provoca un buen chisme. El escritor Guillermo Piro recordó que en Rolando Rivas, taxista, Alberto Migré incorporó versos del poeta chileno Pablo Neruda en algunos de los diálogos que sostenían Mónica (Soledad Silveyra) y Rolando (Claudio García Satur). Lo curioso es que el encargado de re-descubrir y difundir esta perlita haya sido un hombre, cuando siempre se insiste que son las mujeres las destinatarias por naturaleza de las tramas de las telenovelas. “Soy un enamorado de la buena palabra. Y elegí a Neruda como hubiera elegido a un amigo en la vida. Cuando llegó a mis manos un libro del poeta, me pregunté por qué guardármelo para mí, por qué no darlo a conocer a tanta gente que no lo ha leído”, explicó Migré en la charla que mantuvo con el poeta Fernando Noy, en el marco de las jornadas “Neruda x 100”, que organizan el Centro Cultural de la Cooperación y la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad.
Aunque la consigna propuesta era la flaubertiana “La educación sentimental” –y el papel de las novelas en la transmisión de poesía–, Noy, Migré y el público –polarizado entre mujeres mayores de 50 años y muchas jóvenes– modificaron el eje y lo expandieron hacia otros terrenos, como el abismo existente entre la televisión de la década del ’70 y la actual. “El autor desapareció de la televisión, ya no existe más. Hoy se habla de una idea que es compartida por un equipo de escritores”, opinó Migré, autor de 700 títulos, que incluyen teleteatros y radioteatros como Piel naranja, Pablo en nuestra piel, Dos a quererse, Una voz en el teléfono y Leandro Leiva, un soñador, entre otros. “Se perdió la intención de regalarle al público las letras bellas de Neruda, darle cosas a la gente que la enriquezcan. Recuerdo que una vez un productor me dijo: ‘Estamos en el año ’80, Migré, a quién le importa la poesía’. Y la poeta Julia Prilutzky Farny había vendido en un mes 100.000 libros”, agregó Migré, quien tiene un programa destinado al radioteatro, Permiso para imaginar, en Radio Belgrano (AM 950), todos los domingos a las 22.
“Antes, la historia de una novela televisiva tenía por lo general una coherencia, ahora todo es un gran desorden. Para mí un teleteatro no es más que una historia de amor bien contada. Pero últimamente, no sé si lo percibieron, a los argentinos les da vergüenza decir ‘te quiero’. Quitarle el amor a una telenovela es como sacarle las persecuciones a una película de James Bond. ¡No copiemos ese horror!”, suplicó el autor. “La televisión que yo amo está tan lejos de la que estoy viendo. Le escapo a lo que es grosero y al mal gusto porque creo que la mayoría del público que mira televisión copia actitudes. Entonces prefiero que imiten algo mejor. Por qué insultarnos todo el tiempo y decir sandeces”, se quejó Migré. “Nada abre tanto la cabeza como leer”, aconsejó el autor.
Una mujer del público dijo que le gustaría que el autor regresara a la televisión. “Recuerdo muchas de sus novelas, de las que aprendí mucho. Pero mis amigas se burlan, y me dicen que soy una dinosauria.” Migré agradeció los elogios y advirtió: “La precariedad del lenguaje es contagiosa como la peste. Proliferan las cosas feas y gruesas. Bendito sea Neruda en esta evocación”. Otra mujer, de 29 años, aclaró que lamentaba no haber nacido antes porque se perdió Rolando Rivas, taxista. “Migré y Neruda supieron expresar lo que nos sucede a todas las personas sencillas que caminamos por la calle, supieron ver lo que nosotros queríamos ver: lo cotidiano, y eso se tradujo en todas sus telenovelas y en todos los libros de Neruda”, comparó la joven. Migré confirmó que en sus historias siempre hay un verso de Neruda (también dio a conocer poemas de Prilutzky Farny, Jacques Prévert y de Antoine de Saint-Exupéry). “Amé su poesía y tan sólo quise transmitirla. Ocupa un lugar, como un familiar mío o un gran amigo. A veces, cuando veo pasar a una buena moza, me acuerdo que Neruda decía’eres suculenta como una panadería’. Tenía una gracia... ¿a quién se le ocurriría hoy?... te dirían dinosaurio. Pero a veces da placer ser dinosaurio.” En un intercambio fluido con la platea, Migré escuchaba los comentarios de sus seguidoras, evidentemente orgulloso cuando las que evocaban aspectos del estilo de sus novelas eran las mujeres más jóvenes. “Los argentinos somos muy ‘escondedores’. Por ejemplo, alguien que toma mate lo esconde en la espalda para que no se vea, y dice que toma té porque está mejor visto.”
“Ustedes han observado cuántas señoras solas salen hoy, y me parece fantástico que se diviertan. Pero copian el lenguaje de las chicas. Entonces se dicen entre ellas: ‘Callate, boluda’. Cuánto mejores, más bellos y livianos seríamos si todos apeláramos a la buena palabra. Nosotros nos maltratamos todo el tiempo, no sé qué nos pasa. Tal vez nos quedó un viejo agujero negro, una gran bronca que se depositó en la palabra y que la hizo estallar. Pero nunca pudimos recuperar la bella palabra”, lamentó Migré. “Cuánto Neruda le hace falta a la televisión”, sugirió el autor. “Definitivamente, esta televisión no es para mí.”