”Eramos como los Stones del teatro”, dice Marcelo Savignone, miembro fundador –junto a Romina Coccio– del grupo Sucesos Argentinos. La comparación, aunque parezca desproporcionada, alude a lo que sucedió en la función de despedida con Proyecto Impro en el teatro IFT, en setiembre de 2000. La agrupación, que iniciaría una extensa gira por Colombia, estaba conmocionada por el fenómeno que estaban gestando: más de 800 personas, la mayoría jóvenes veinteañeros, deliraron con las improvisaciones estilo películas de Enrique Carreras, sin duda el preferido del público, en una sala con una capacidad apenas cercana a los 700 espectadores. “La gente estaba muy eufórica y nosotros no queríamos terminar más”, recuerda Coccio, todavía algo agitada después de una ardua jornada de entrenamiento para ajustar los últimos detalles de Cinemascope, que se estrenará hoy a las 23 en el teatro Belisario (Corrientes 1624). “Lo que diferencia este espectáculo de los anteriores es la estructura”, asegura Savignone en la entrevista con Página/12. “Buscamos generar un trabajo más compacto de la improvisación, marcando una continuidad. Las improvisaciones se van fundiendo entre sí y lo caótico de esta superposición de imágenes exige que el espectador esté siempre alerta”. Sucesos Argentinos, que se inició en 1996 en el pub Remember con Pida Tema, eligió ese nombre en homenaje al noticiero cinematográfico surgido en la década del 30. El logo, sello inolvidable de la identidad retro del grupo, es “la cabeza de Geniol”, una versión de una antigua publicidad de analgésicos. De sus incursiones en el pub Remember, cuando se llamaban El grupo de los Seis, fueron creando diversos espectáculos, Humor a puro Smowing!, Pasión de multitudes, Proyecto Impro y Sucesos en Swing), que renovaron la improvisación teatral, forma teatral que estaba haciendo furor en Canadá y que llegó a Buenos Aires de la mano de Mosquito Sancinetto y Ricky Behrens.
“Aunque siempre profundizamos nuestra estética retro, ahora estamos intentando despegarnos bastante de esa esencia, por lo menos desde el vestuario”, comenta Coccio. Sin embargo, el cinemascope del título, se refiere a una pantalla de cine panorámica de los años 50. “Nos parecía importante que la palabra que defina el espectáculo tenga ese dejo de vejez”, aclara Coccio. El maestro de ceremonias, Bernardo Sabbioni, sacará un género de improvisación (films de terror, películas italianas, westerns, films de Pedro Almodóvar, Eliseo Subiela y Enrique Carreras, entre otros) y el público lanzará al azar un título, como disparador, para comenzar ese juego de riesgo que es la improvisación. La clave para un funcionamiento fluido y vertiginoso está basada en la confianza absoluta que se genera entre el espectador y los artistas (Gustavo Lista y Romina Sznaider, además de Coccio y Savignone). “El público siente que está participando de una experiencia inédita porque está creando una obra única e irrepetible”, sostiene Coccio. En ese sentido, incluso la música funciona como un improvisador más. “Sin el músico, que toca el bajo, sería un espectáculo completamente distinto”, señala Coccio.
–¿Por qué prevalecen los estilos cinematográficos en lugar de los teatrales?
Marcelo Savignone: –Es cultural. Somos de una generación que creció, básicamente, con la televisión y el cine. Nuestro público no es tan teatral, aunque ahora se esté modificando un poco esta tendencia. En el ‘98 empezamos a incorporar autores y estilos teatrales como Kafka, Shakespeare, comedia musical, ópera, sainete, entre otros. Las nuevas generaciones miran mucha televisión, casi no van al teatro y leen muy poco. Nosotros no queremos representar a esa generación, pero en parte es el vínculo que establecimos con nuestro público. Las películas de Enrique Carreras, como género de improvisación, se convirtieron en nuestro logo.Muchas veces intentamos dejar de lado este estilo pero no pudimos porque se instaló en el imaginario de la gente.