Veinte años después de haber cautivado al mundo entero a fuerza de ternura, E.T. volvió a la pantalla grande. El clásico film de Steven Spielberg, que a comienzos de los 80 llegó a recaudar miles de millones de dólares, se reestrenó internacionalmente la semana pasada, ofreciendo como anzuelo perfeccionamientos tecnológicos acordes con el siglo XXI y la incorporación de escenas que por diversas razones habían quedado fuera de la versión original. En el marco del reestreno, la señal de cable USA Network pondrá al aire mañana, desde las 20, un documental que recorre todos los detalles de la realización del film.
Bajo el título de E.T. El extraterrestre. Vigésimo aniversario, el programa especial (que se repetirá el viernes 26 a las 16) muestra escenas de la versión original y de la reciclada, imágenes del backstage del film de 1982 y los testimonios de los responsables de la película, que explican los secretos y los cambios que sufrió el film. “La sensación que siento hoy es la misma que tuve en 1982. E.T. fue algo maravilloso en mi vida. Es mi película más personal”, comenta el cineasta en el documental.
El programa comienza escarbando en las razones que llevaron a Spielberg a ceder, en cierta manera, a las presiones del público y de la productora (Universal Studios) para que hiciera la continuación del film que sólo costó 10 millones de dólares. Una cifra menor para los números que actualmente maneja Hollywood. “E.T. es la película sobre la cual más comentarios me hacen los jóvenes”, explica el director de Tiburón y Jurassic Park, entre otros films. “Desde que la estrené, ellos me preguntan si voy a filmar una continuación. Y siempre les dije: `No, desafortunadamente, no lo haré’. Pero pensé que sería fabuloso reestrenarla en su vigésimo aniversario, trayéndola con algunas reformas para complacer mi espíritu perfeccionista. Me pareció que sería algo emocionante”, agrega.
Luego de los comentarios que Henry Thomas, Drew Barrymore y Robert MacNaughton –los entonces niños protagonistas de E.T.— realizan sobre la manera en que trabajaron, el programa se detiene en el proceso de creación del muñeco que logró el milagro: transformar el modo en que los extraterrestres eran retratados por la industria audiovisual. “Fue difícil dar con el aspecto de E.T. porque quería que fuera especial. No quería que se pareciera a los extraterrestre de otras películas. Pienso que si E.T. hubiese sido sólo un pedazo de caucho, que pensara y moviera los ojos sin emociones, no hubiera funcionado”, cuenta Spielberg.
Luego de definir que la marioneta debía reflejar una gran sensibilidad por medio de sus ojos, el director convocó a Carlos Rambaldi, que había trabajo junto a Spielberg en Encuentros cercanos del tercer tipo. “En un principio –dice Rambaldi–, hice tres pequeños modelos en barro, con partes anatómicas ligeramente diferentes: uno delgado, otro pequeño y gordo, y un tercero con una dimensión diferente del rostro. Hasta que lo pulimos y quedó como todos queríamos. Luego, en sólo tres meses, construí al modelo en tamaño real”.
Sobre el final, Spielberg afirma que nunca pretendió que E.T. fuera un éxito, ya que más bien se trataba de una jugada personal a raíz de su propia historia familiar. “Era la historia de mi vida: mis padres se divorciaron cuando tenía 16 años. Sólo quería hacerla porque era un sueño mío que quería hacer realidad. Todo lo demás fue extra”, dice. Por último, el director sintetiza el motivo fundamental que ha llevado a que E.T. se reeditara. “Aunque ahora es una expresión trillada decir que una película es para el niño que todos llevamos dentro, creo que a E.T. le encaja perfectamente esa definición. Es un film para las personas que somos, que hemos sido y que queremos volver a ser”.